Los niños y niñas palestinos e israelíes merecen algo mejor

Save the Children pide el fin definitivo de la violencia para no condenar a toda una generación

Crisis en Gaza

Crisis en Gaza / Mahmud Hams / AFP

Jason Lee. Director de Save the Children en territorio ocupado palestino.

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Los niños y niñas de Gaza han estado aquí antes, pero eso no lo hace más fácil. Cuando las bombas caen indiscriminadamente del cielo, todavía se encogen de miedo. Se esconden debajo de sus camas, se orinan y muchos tienen miedo de irse a dormir. Sus padres y madres intentan consolarles, pero no lo logran; se mienten a sí mismos y a sus familias, poniendo cara de valientes para darles una sensación de seguridad y asegurándoles que todo estará bien. Esto es algo que cualquier padre haría. Pero la muerte y la destrucción a su alrededor cuentan una historia diferente.

Durante la semana pasada, los niños y niñas de Gaza e Israel se han enfrentado a una amenaza diaria de lesiones y muerte por la ola de violencia entre el ejército israelí y los grupos palestinos armados. El sábado por la mañana, ocho niños menores de 14 años y sus madres murieron en solo unas horas cuando un ataque aéreo de Israel golpeó una casa en un campo de refugiados en el norte de Gaza. Solo sobrevivió un niño de cinco meses. El domingo, Suzy Eshkuntana, de seis años, fue sacada de los escombros de su casa después de que un ataque israelí matara a su madre y a sus cuatro hermanos.

El número de muertos es mucho mayor en el lado palestino, aunque ningún niño o niña debería tener que pasar por este tipo de angustia emocional y física. Esta situación, puede tener un impacto duradero en su bienestar físico y mental, sin mencionar la interrupción que causa en su educación y vida familiar. Nuestra investigación de 2018 encontró que el 95 % de los niños en Gaza tenían sentimientos de depresión, hiperactividad, agresión y preferencia por estar solos. El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha pedido un alto el fuego, pero los esfuerzos internacionales para detener los combates y proteger a estos niños y niñas no han ido lo suficientemente lejos. Debe cesar la violencia continua en ambos lados.

Uno de nuestros colegas en Gaza, Mazen Naim, se vio obligado a huir de su casa con su familia estos últimos días debido a los interminables bombardeos. Sus hijos llevan días llorando y están en un estado de terror constante. Ningún lugar es seguro y miles de familias han sido desplazadas.

Khaled, un niño de 10 años que vive en Gaza, nos dijo que está aterrorizado cada vez que escucha un ataque aéreo. Cada vez que quiere salir de casa, hay otro golpe y corre hacia adentro lo más rápido que puede. También está afectando su sueño. Cuando apoya la cabeza en la almohada, hay otro ataque aéreo y se despierta preso del pánico.

Los niños y los jóvenes de Gaza sienten una ansiedad constante porque muchos estan separados de sus padres; el 63% nunca se siente seguro lejos de ellos. Ningún niño es inmune al horror y a la devastación del conflicto. Aunque es posible que no comprendan lo que está sucediendo, lo ven y lo escuchan todo. Ver los edificios derrumbarse ante ellos, sin saber si alguna vez volverán a estar con sus amigos o familiares, obligados a refugiarse en un búnker de emergencia mientras las sirenas suenan por todas partes: estas experiencias dejan una marca imborrable en cada niño. Ningún niño debería tener que pasar por esto.

Después del alto al fuego anunciado este jueves a última hora, Save the Children pide el cese definitivo de la violencia porque, de no ser así, estaremos condenado a toda una generación de niños y niñas. La infancia nunca debe ser un objetivo y los niños y niñas deben ser protegidos de acuerdo con el derecho internacional.

Tras la grave escalada del conflicto israelo-palestino en 2014, Save the Children amplió sus operaciones en la Franja de Gaza, llegando a casi 50.000 personas, de las cuales la gran mayoría eran niños. Brindamos a miles de familias un ingreso estable a través de transferencias de efectivo mientras intentaban reconstruir sus vidas. Mejoramos el acceso a servicios básicos como luz y agua cuando los cortes de energía afectaron a miles de hogares, además de rehabilitar redes de tuberías de agua, alcantarillado y pozos que habían sido dañados en los ataques. También proporcionamos apoyo en salud mental para que los niños pudieran hacer frente a sus traumas, ya que nos dimos cuenta de lo generalizados y ocultos son los problemas de salud mental, así como programas de educación temprana para niños en riesgo de abandonar la escuela.

Aunque nuestro apoyo es un salvavidas para miles de familias, esperamos que un día deje de ser necesario.

¿Cuántas familias más necesitan perder a sus seres queridos antes de que la comunidad internacional actúe? ¿A dónde pueden correr los niños cuando llueven ataques aéreos sobre sus hogares? Las familias de Gaza y nuestro personal nos dicen que están en un punto de ruptura: viven en el infierno sin ningún lugar donde buscar refugio y aparentemente sin un final a la vista.

Este ciclo de violencia se ha prolongado demasiado. A menos que todos tomemos medidas inmediatas, estaremos robando el futuro de toda una generación de niños. Este no puede ser el legado que dejemos a los niños palestinos e israelíes.