La lacra del terrorismo

Penas de cuatro años a cadena perpetua por el atentado contra 'Charlie Hebdo'

La justicia francesa castiga con duras penas a los 14 acusados de complicidad en los ataques de París

Dibujo de los acusados y sus abogados durante la primera sesión del juicio por el atentado contra 'Charlie Hebdo'.

Dibujo de los acusados y sus abogados durante la primera sesión del juicio por el atentado contra 'Charlie Hebdo'. / periodico

Irene Casado Sánchez

Irene Casado Sánchez

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“Épico, trágico, accidentado, a veces novelesco”, con estos adjetivos describió Richard Malka, abogado de Charlie Hebdo, el juicio contra los 14 acusados de complicidad con los autores materiales de los atentados contra la revista satírica y un supermercado judío en enero de 2015, acciones que se saldaron con 17 muertos. Tras tres meses y medio de audiencias, suspendidas en varias ocasiones a causa de la pandemia de coronavirus, marcadas por la emoción de los relatos de aquellos que sobrevivieron y salpicadas por tres nuevos ataques terroristas, el Tribunal Especial de lo Penal de París reveló este miércoles su veredicto. 

Todos los acusados reivindicaron su inocencia este lunes, antes de que el tribunal entrara en receso para deliberar sobre un juicio que pasará a la historia, tanto por sus dimensiones -171 tomos de procedimiento, 144 testigos, 94 abogados, 200 personas como acusación civil, 90 medios de comunicación acreditados- como por la trascendencia en la sociedad francesa de los hechos que juzga. El tribunal ha condenado a todos ellos con penas que van de los 4 años de prisión a la cadena perpetua

Dos días de deliberaciones

Tras 48 horas de deliberación, los cinco magistrados declararon culpables de asociación delictiva a seis de los once acusados presentes -tres de los imputados fueron juzgados en rebeldía-, descartando la calificación “terrorista” reclamada por la acusación. 

El principal acusado Ali Riza Polat, considerado el brazo derecho de Amedy Coulibaly, autor material del asesinato de una policía en la comuna de Montrouge y de cuatro personas durante la toma de rehenes en un supermercado ‘kosher’, fue declarado culpable de “complicidad” en los crímenes perpetrados por su acólito y también por los hermanos Saïd y Chérif Kouachi, responsables de la masacre de la redacción de Charlie Hebdo. Su condena asciende a 30 años de prisión.

Juzgada en rebeldía, la pareja de Coulibaly, Hayat Boumeddiene, en paradero desconocido desde su huida a Siria días antes de los atentados, ha sido condenada a 30 años de prisión por terrorismo y financiación del terrorismo. 

En cuanto a los hermanos Mohamed y Mehdi Belhoucine, que también viajaron a la zona iraquí-siria y fueron igualmente juzgados en rebeldía, el tribunal condenó al primero a cadena perpetua y optó por la extinción de la acción penal respecto al segundo, ya que fue juzgado y condenado por asociación criminal terrorista en enero de 2020:El tribunal evocó así el principio non bis in idem, según el cual no se puede volver a juzgar por los mismos hechos.

Acusado de conspiración terrorista, Nezar Mickael Pastor Alwatik, cuyo ADN fue encontrado en una pistola y un revólver utilizados por Coulibaly durante la toma de rehenes que protagonizó al este de París, ha sido condenado a 18 años de cárcel. 

El final de “un ciclo de violencia”

Durante el juicio, la sucesión de testimonios reconstruyó con meticuloso detalle los trágicos eventos que inauguraron una oleada de ataques terroristas sin precedentes en Francia y en Europa. “Es necesario reabrir la herida -explicó durante la celebración del juicio Gérôme Truc, sociólogo especialista en movimientos sociales post-atentados, a El Periódico-. Tras el proceso de Charlie Hebdo, las imágenes a las que los policías e investigadores tuvieron acceso son ahora de dominio público, el número de balas, la posición de los cuerpos…, se relata el horror de los hechos […] Todo para poder decir, voilà, todo ha sido aclarado: recosemos, la herida cicatriza bien y podemos pasar página”.

En efecto, los supervivientes de los hermanos Kouachi y Amedy Coulibaly compartieron a lo largo del proceso aquella vivencia que cambió para siempre sus vidas. Cuando se dicte el veredicto, "el ciclo de violencia, que comenzó hace casi seis años en las instalaciones de Charlie Hebdo, se cerrará finalmente”, escribió Riss, superviviente de atentado y actual director del semanario, este miércoles en un editorial. "Al menos en términos de derecho penal, porque las repercusiones humanas nunca se desvanecerán, como han dejado claro los testimonios de las víctimas que subieron al estrado”, zanjó.

Un alegato contra el terrorismo

Quieren aterrorizarnos y tenemos que responder”, lanzó el abogado de Charlie Hebdo durante su alegato. “Las caricaturas no son las culpables […] El culpable es la barbarie y nada más”, continuó el letrado durante una de sus últimas intervenciones. “No podemos renunciar a la libre crítica de las religiones. Sería renunciar a nuestra historia, a la razón. Sería renunciar a la indomable libertad humana, renunciar a ese maravilloso derecho de ¡fastidiar a Dios!”, zanjó antes de instar al tribunal a considerar la “dimensión simbólica” del juicio, donde no sólo se juzgarían hechos concretos, sino donde se blindaría el derecho a la blasfemia.

Una cuestión esencial teniendo en cuenta los tres atentados terroristas cometidos en suelo francés a lo largo de los últimos tres meses. El 25 de septiembre, un joven paqistaní atacó con un arma blanca a dos personas que fumaban a las puertas de la antigua sede del semanario satírico, él mismo habría reconocido su móvil: la "cólera contra Charlie” tras su decisión de volver a publicar las caricaturas del profeta Mahoma, con motivo de la apertura del proceso judicial contra la masacre sufrida por su redacción. El 16 de octubre, Samuel Paty, profesor de Geografía e Historia, fue decapitado a manos de un joven cheheno “en nombre de Alá”, su error no fue otro que ilustrar una clase sobre la libertad de expresión con las tristemente célebres caricaturas de Mahoma. El 29 de noviembre, tres personas morían a manos de un joven tunecino en la basílica de Notre-Dame de Niza, un nuevo “ataque terrorista islamista”, según las palabras del propio presidente francés.

A esta trágica serie de sucesos, relacionados de una manera u otra con las caricaturas del profeta, se sumó una ola de críticas, manifestaciones y llamamientos al boicot de productos franceses en varios países de confesión musulmana. Turquía, Irán, Pakistán, Jordania y Kuwait vieron desfilar en sus calles la cólera y la exasperación de quienes no comprenden el derecho a la blasfemia. “[…] Defenderemos la libertad que usted enseñaba tan bien y sostendremos el laicismo, no renunciaremos a las caricaturas", prometió Macron durante la ofrenda dedicada al maestro asesinado. Una declaración de principios considerada como una provocación por ciertos países musulmanes. “No cederemos”, insistió días después en Niza, mientras la justicia juzgaba el preludio de una ola de ataques yihadistas que continúa activa.