CRISIS ECONÓMICA
La carestía siembra de protestas estas navidades Venezuela
La escasez de alimentos, como uno de los más apreciados en estas fechas, el jamón navideño, ha creado gran malestar entre la población y Maduro acusa a Portugal de sabotear la importación de este producto
Abel Gilbert
Corresponsal en Buenos Aires
Especialista en América Latina y doctor en comunicación. Ha cubierto los principales acontecimientos políticos regionales durante las últimas dos décadas para El Periódico. Es autor de ocho libros, tres de ellos en colaboración, y se apresta a publicar otros dos.
Abel Gilbert / Buenos Aires
Los venezolanos tienen varias tradiciones para el día de Fin de Año: guardan en su mano unos granos de lentejas para tener prosperidad; caminan por una calle con una maleta a la espera de viajes placenteros o rompen las copas para dejar el pasado atrás. Pero no hay 31 de diciembre sin una mesa bien servida. Uno de los alimentos indispensable estos días es la hallaca, la masa de harina de maíz sazonada con caldo de gallina y rellena con guiso de carne de res, cerdo y gallina o pollo, entre otros ingredientes. El otro, el jamón navideño (en Venezuela conocido como pernil).
Pero el problema es que en esta ocasión el jamón escasea, lo que ha causado un gran malestar entre los venezolanos. Las protestas por la carestía de alimentos, gas doméstico o agua se han acentuado por estas fechas en todo el país. El presidente Nicolás Maduro ha responsabilizado a Portugal de la falta de jamones. El Gobierno de Lisboa niega la acusación. "El Gobierno no tiene poderes de sabotear", ha dicho el ministro portugués de Exteriores, Augusto Santos Silva. Las exportaciones, ha añadido, "son competencia de las empresas" y no de las autoridades políticas.
La Asamblea Nacional (AN), controlada por la oposición, ha asegurado que la inflación acumulada durante 2017 ha sido del 1.369%. La inmensa liquidez de billetes en la calle no alcanza para seguir la carrera al alza de los precios. El salario mínimo, que incluye un bono de alimentación, se encuentra, después de seis aumentos a lo largo del año, en los 450.000 bolívares. Al cambio oficial, 113 euros.
Pero si se toma la cotización del mercado negro, que es, de hecho, el que rige la vida cotidiana, la cifra se reduce a 3,7 euros, lo que cuesta un kilo y medio de jamón en el circuito ilegal (contra los 10.000 bolívares que vale a precio subsidiado, pero inalcanzable a estas horas).
Cierto alivio
La sociedad ha aprendido a soportar todo tipo de rigores. Pero siempre espera cierto alivio en estos días tan señalados. La carencia de jamón es una mala señal. Y Maduro se ha visto obligado a dar una explicación. "Tengo que hablar con ustedes del pernil. ¿Qué pasó con el pernil? Nos sabotearon. Puedo decirlo de un país, Portugal. Estaba listo, porque compramos todo el pernil que había en Venezuela. Todo lo compramos. Pero teníamos que importar y así di la orden y firmé los pagos. Pero nos persiguieron las cuentas bancarias, nos persiguieron los dos barcos gigantes que venían, nos sabotearon", ha dicho en una intervención televisada.
El presidente quiere que todo transcurra como en pasadas fiestas navideñas. Pero de cara al 2018, ha pedido un poco más de paciencia y una cuota de resignación.
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