CONFLICTO REGIONAL
El Kurdistán iraquí, sin amigos en el barrio
Turquía, Siria e Irán ven con preocupación el referéndum porque podría sentar un precedente para sus propias comunidades de kurdos
Adrià Rocha Cutiller
Periodista
Adrià Rocha Cutiller / Estambul
Los kurdos iraquís tienen un problema y no es ni la cercanía del Estado Islámico, ni la beligerancia de Bagdad ni la crisis económica por el bajo precio del petróleo. Estos son problemas importantes, pero el que seguramente pone en más aprietos ahora mismo al Gobierno del presidente del Kurdistán iraquí, Masud Barzani, son los kurdos. Los otros kurdos: los de Siria, Irán y, sobre todo, Turquía, país donde viven la mayoría de los kurdos del mundo.
Muchos de ellos apoyan el referéndum de este lunes en el Kurdistán iraquí, que puede llegar a servir para que se acabe creando un país llamado Kurdistán, el sueño de muchos.
Y aquí es, precisamente, donde reside el problema: Ankara, Damasco y Teherán —además de Bagdad— temen que un Kurdistán independiente en Irak sirva para dar alas a los movimientos nacionalistas kurdos en sus países. En Turquía, de hecho, la formación prokurda Partido Democrático de los Pueblos (HDP) —no independentista sino autonomista «a la española»— ha dado su apoyo explícito al referéndum y a Barzani.
Unidos. pero menos
«La independencia de la nación kurda es tan 'halal' (lícita) como la leche de una madre. Todo el mundo debe respetar la decisión que la nación kurda tome colectivamente. […] Felicito de corazón a nuestra gente del Kurdistán sur (el iraquí), el norte (el turco), el de Rojava (el sirio) y el este (el iraní), además de la diáspora. Continuaremos con nuestro apoyo para nuestra gente y nuestros hermanos», ha escrito este domingo el colíder del HDP Selahattin Demirtas, en una carta que ha enviado al Gobierno del Kurdistán iraquí desde la cárcel.
Pero los kurdos, aunque pueda parecerlo, no están tan unidos como dice este político. Demirtas se encuentra en la cárcel acusado por el Gobierno de Turquía de tener vínculos con la guerrilla terrorista del PKK, que opera en territorio turco. Esta guerrilla, en conflicto con Ankara desde 1978, ayuda a las milicias kurdas sirias —las YPG—, que luchan contra el Estado Islámico y están también apoyadas por Estados Unidos. Las YPG, a su vez, son muy hostiles al Gobierno regional del Kurdistán iraquí (KRG), liderado por Masoud Barzaní.
«No es nuestro tema»
«Nuestros vecinos deben escuchar a sus minorías kurdas, pero este no es nuestro tema. Nosotros solo queremos ejercer nuestro derecho a votar nuestra propia independencia», explican fuentes del KRG, que mantenía hasta la fecha excelentes relaciones tanto con Turquía como con los demás vecinos regionales y EEUU.
Unas relaciones que ahora, con la convocatoria del referéndum, se han tensado. Irán ha declarado que cerrará su frontera con el Kurdistán iraquí, y Turquía anunció este sábado la extensión de maniobras militares en su frontera sur. «Nosotros, una vez realizado el referéndum, queremos seguir teniendo buenas relaciones con Turquía, Irak e Irán. Sus maniobras actuales son solo guerra psicológica. Cuando seamos independientes se avendrán a hablar con nosotros», consideran fuentes del KRG.
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