RELEVO EN LA CASA BLANCA
Los obstáculos del muro de México
El proyecto tendrá que superar grandes desafíos legales, naturales y medioambientales
Ricardo Mir de Francia
Periodista
Especialista en política internacional y reportero. Fue corresponsal en Washington durante una década, donde cubrió las presidencias de Obama, Trump y los inicios de Biden. Antes estuvo otros seis años en Oriente Medio. Licenciado en Periodismo por la Pompeu Fabra y con estudios de posgrado en Derecho Internacional, se ocupa actualmente de la guerra en Ucrania. Interesado también en temas de investigación, geopolítica de la energía, cambio climático y economía.
RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON
Desde que la Administración de Eisenhower aprobara la construcción de la red de carreteras interestatales en 1956, Estados Unidos no se enfrentaba a un proyecto de infraestructuras de semejante magnitud como el muro que Donald Trump pretende construir en la frontera con México. Un proyecto al que le esperan grandes obstáculos políticos, dada la dependencia económica que las localidades fronterizas de EEUU tienen del país vecino, pero también un sinfín de quebraderos de cabeza legales, desafíos medioambientales y retos de ingeniería. La opinión generalizada entre los expertos es que por sí solo no servirá para detener los flujos inmigratorios, pero para el nuevo presidente el muro es fundamentalmente un símbolo de su trinchera americana.
A medida que la promesa estrella de su campaña tomaba forma, Trump ha ido rebajando las expectativas. Ya no dice que México lo pagará primero ni tampoco aspira a cubrir los 3.200 kilómetros de frontera. Se conformaría con blindar la mitad del trazado, con una altura entre los 10 y 12 metros, superior a la del muro israelí en Cisjordania. Casi un tercio de la frontera ya está delimitada por placas metálicas y vallas de acero de hasta cinco metros, una fortificación que echó a andar con la Administración de Clinton y se reforzó con la de George Bush. Las vallas se concentran en los lugares más poblados, y van acompañadas de un profuso sistema de seguridad, con torres de vigilancia, patrullas fronterizas, cámaras, sensores y drones que peinan los cielos en busca de inmigrantes y narcotraficantes.
La militarización de la frontera ha desplazado las rutas a regiones más inhóspitas, lo que ha disparado el número de inmigrantes que mueren tratando de alcanzar su cachito del sueño americano. Lejos de la situación caótica que Trump ha dibujado, la frontera es hoy más segura de lo que lo ha sido probablemente nunca. Según una estimación del Departamento de Seguridad Interior, 170.000 indocumentados entraron con éxito en el país en 2015, una cifra muy inferior a los 1,7 millones del 2005. Una proporción significativa, hasta un 40% según algunos estudios, accede legalmente por los aeropuertos y aduanas y se acaba quedando una vez expiran sus visados.
OBSTÁCULOS NATURALES
El muro tendrá que enfrentar grandes obstáculos naturales, particularmente el terreno montañoso del tramo de Arizona y el trazado serpenteante del río Grande, que cambia a menudo de profundidad y dirección, especialmente en Tejas, según explicó recientemente el comisario de Aduanas y Protección Fronteriza de la Administración de Obama, Gil Kerlikowske. El 66% de los terrenos de la frontera son de propiedad estatal o privada, lo que obligará al Gobierno federal a negociar y pagar elevadas indemnizaciones si quiere expropiarlos. Para construir 600 kilómetros de vallas, la Administración de Bush tuvo que negociar con 480 particulares, según un informe oficial.
La frontera también atraviesa reservas indias, que son semiautónomas y dueñas de sus predios en virtud de los viejos tratados firmados con Washington. La de los Tohono O’odhman, en el desierto de Sonora (Arizona), ya ha dicho que no permitirá que se construya el muro en sus 120 kilómetros de frontera, lo que podría dar pie a un conflictivo litigio. Un tratado firmado en 1970 entre EEUU y México sostiene además que no se pueden construir estructuras en la frontera que perturben el caudal de los ríos que la atraviesan.
ECOSISTEMA PARA AVES MIGRATORIAS
Hay más problemas porque el confín entre los dos países sirve también de ecosistema a numerosas especies migratorias. Solo en el tramo de California viven además 18 especies protegidas y otras 39 en Arizona, algunas de ellas en peligro de extinción.
Trump ha dicho que la construcción del muro podría costar algo menos de 10.000 millones de dólares, pero otros organismos oficiales sitúan la factura más cerca de los 18.000. Y todos los expertos parecen estar de acuerdo en que si no se redoblan el número de agentes de la frontera y los sistemas de seguridad, la mole de hormigón no servirá para nada.
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