CONTROVERSIA EN GRAN BRETAÑA

Carlos hace política

La publicación de 10 cartas del heredero al trono a ministros del Gobierno de Tony Blair, cuestiona la neutralidad de la Corona

Carlos y su esposa Camila, en una ceremonia el pasado domingo.

Carlos y su esposa Camila, en una ceremonia el pasado domingo.

BEGOÑA ARCE / LONDRES

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La publicación de unas cartas confidenciales del príncipe Carlos a varios miembros del Gobierno de Tony Blair ha vuelto a cuestionar la neutralidad de un heredero al trono que no sabe ni quiere mantenerse al margen de las decisiones políticas, como ordenan los pactos constitucionales. Conocidas como 'Cartas de la araña negra', por la especial caligrafía del remitente, este miércoles se ha dado a conocer, tras una larga batalla legal, el contenido de 10 de ellas, escritas entre el 2004 y 2005, en un periodo de solo ocho meses.

Carlos se dirige a varios ministros opinando y tratando de influir en los asuntos que más le interesan o le inquietan. Los temas de sus preocupaciones son tan variados como la falta de recursos de las tropas británicas en Irak, los problemas agrícolas de lecheros y ganaderos, la protección de los albatros y de un pez en Patagonia, la defensa de la medicina alternativa, o la dieta en las escuelas. También se dieron a conocer otras 11 cartas con las respuestas de ministros.

El diario 'The Guardian' ha batallado con el Gobierno durante 10 años en los tribunales para que los mensajes reales vieran la luz invocando la ley de libertad de información. El veredicto final a favor del diario lo pronunció en marzo el Tribunal Supremo.

HELICÓPTEROS Y TEJONES

En una carta fechada en el 2004, Carlos se queja a Tony Blair del mal rendimiento de los helicópteros Lynx a altas temperaturas, que habían sido enviados a las tropas destinadas en Irak después de la invasión del país, y el retraso en la entrega de nuevos aparatos. «Me temo que este es solo un ejemplo más de que a nuestras Fuerzas Armadas se les pide realizar un trabajo, particularmente en Irak, sin los recursos necesarios». Pocos meses después, en otra carta también a Blair sobre distintos temas relacionados con la agricultura, Carlos habla de la necesidad de reducir papeleo y burocracia para los granjeros, del excesivo poder de los supermercados y de los subsidios para el campo. Además sugiere cómo invertir dinero público en el mundo rural e incluso menciona nombres para algunos nuevos puestos de trabajo. La petición más sorprendente, sin embargo, el 24 de febrero del 2005, es la aniquilación sistemática de los tejones, culpables de transmitir la tuberculosis al ganado. El tema divide a la sociedad británica.

El príncipe también hizo lobi para que la entonces ministra de Cultura, Tessa Jowell, protegiera el edificio cítrico de Amithfield Market en Londres, amenazado de demolición, y ante el ministro de Sanidad, John Reid, defendiendo la medicina alternativa.

En los tribunales, el Gobierno alegó que la publicación de las cartas podría «socavar la posición de neutralidad política» del príncipe. La divulgación era potencialmente embarazosa, aunque el contenido de lo divulgado parece más bien trivial.

Se trata de «una tormenta en un vaso de agua», según el especialista de la familia real Andrew Morton. Pero a juicio de Paul Richard, que fue consejero del Gobierno laborista, Carlos influyó en algunas decisiones del Ejecutivo. Richard recuerda que la carta haciendo lobi en favor de la homeopatía y las medicinas naturales coincidió con un donativo de un millón de libras a su Fundación para la Salud Integrada.

Ayer, durante un acto en unos grandes almacenes en Londres, el príncipe no respondió a las preguntas de un reportero, que vio como la asistente de su Alteza Real, le arrancaba de las manos el micrófono.