INTENTO DE DIÁLOGO TRAS LA MATANZA

Yanukóvich ofrece una tregua para evitar «un baño de sangre»

Cordón policial frente a los manifestantes, en febrero del 2014, en la plaza del Maidán.

Cordón policial frente a los manifestantes, en febrero del 2014, en la plaza del Maidán.

LEV GANIN
MOSCÚ

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El presidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich, anunció ayer por la noche una «tregua» y la reanudación de conversaciones con la oposición al día siguiente de los violentos disturbios que ya han causado al menos 26 muertos y un millar de heridos en Kiev. Después de un encuentro con los tres líderes de la oposición, «los partidos declararon una tregua y la reanudación de las negociaciones para frenar un baño de sangre y estabilizar la situación», indicó la presidencia ucraniana a través de un comunicado.

La tregua alejó momentáneamente el fantasma de la guerra civil que acecha peligrosamente a Ucrania tras una crisis de tres meses que se ha agravado violentamente esta semana. El Gobierno había acusado anteriormente a los líderes de la oposición proeuropea de un intento de golpe de Estado y anunciado que usaría el Ejército para acabar con los disturbios masivos en Kiev.

«Cruzaron la frontera cuando llamaron a sus partidarios a las armas. Es una indignante violación de la ley. Los criminales tienen que comparecer ante un tribunal», dijo Yanukóvich en una declaración a la nación. «Estos supuestos políticos han tratado de tomar el poder infringiendo la Constitución mediante la violencia y los asesinatos», afirmó en la madrugada de ayer, tras una reunión infructuosa con los tres líderes de la oposición parlamentaria (Arseni Yatseniuk, de Batkivschina; Vitali Klitschkó, de UDAR, y Oleg Tiagnibok, de Svoboda).

Poco después, las autoridades anunciaron el inicio de una operación antiterrorista en toda Ucrania que abría el camino para recurrir al Ejército en el conflicto, una opción que hasta el momento había sido rechazada rotundamente por Yanukóvich. «Hoy en Ucrania vemos el intencionado uso de fuerza, incendios premeditados, asesinatos, tomas de rehenes y amenazas a la población con fines delictivos», dijo.

«Se trata de actos de terrorismo», dijo el jefe del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU,) Alexander Yakimenko. El SBU abrió también una investigación por presunto intento de usurpar el poder por parte de «algunos políticos de la oposición».

Yanukóvich decretó para hoy una jornada de luto nacional por las víctimas. La mayor parte de los 26 fallecidos murieron por las heridas causadas por armas de fuego. Entre los muertos hay 11 policías. Unas 800 personas fueron hospitalizadas a causa de los disturbios, según los datos oficiales. La mitad también son policías. Entre los hospitalizados había al menos seis periodistas. Un informador ucraniano murió de un balazo.

Tras casi dos semanas de tregua y tan solo dos días después de que la oposición radical a Yanukóvich liberara algunos edificios gubernamentales y desbloqueara parte del centro de la capital,  Kiev es desde el martes un campo de batalla entre los radicales y las fuerzas de orden.

ASALTO A MAIDÁN / Durante la noche del martes al miércoles, las fuerzas antidisturbios lanzaron un asalto con granadas lacrimógenas y ensordecedoras contra la plaza de la Independencia de Kiev (Maidán), epicentro de las protestas. Los manifestantes contestaron con piedras y cócteles molotov.

La policía consiguió retirar varias líneas de barricadas y hacerse con el control de una parte del Maidán. Por la mañana, el asalto cesó, y los dos bandos permanecieron durante el día frente a frente, separados por una cortina de fuego. El metro estuvo ayer cerrado por segundo día consecutivo, al igual que muchos de los colegios, universidades, locales y negocios del centro de la capital.

Mientras, los enfrentamientos se extendieron al oeste de Ucrania, tradicional baluarte electoral opositor, donde grupos de manifestantes asaltaron y prendieron fuego a edificios oficiales, comisarías, cuarteles militares y sedes del gobernante Partido de las Regiones en varias ciudades. Según datos oficiales, los radicales se apoderaron de más de 1.500 armas de fuego y 100.000 municiones abandonadas por la policía en comisarías que habían sido asaltadas.