LA RECUPERACIÓN DE IDENTIDADES ROBADAS POR LA DICTADURA

Más allá de la plaza de Mayo

Las abuelas argentinas más universales siguen buscando tras la muerte de Videla a los 500 bebés robados por la dictadura. Luchadoras, comprometidas y abanderadas de la justicia, participan en la querella abierta contra los crímenes del franquismo.

Estela de Carlotto, la presidenta de las Abuelasde la Plaza de Mayo, durante su visita a Barcelona.

Estela de Carlotto, la presidenta de las Abuelasde la Plaza de Mayo, durante su visita a Barcelona.

POR GEMMA VARELA

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A Estela de Carlotto la dictadura argentina le golpeó de lleno. Primero secuestraron a su marido, liberado tras 25 días de torturas y mediante el pago de un rescate. Tres meses más tarde se llevaron a la mayor de sus cuatro hijas, Laura. Tenía 23 años, militaba en la Juventud Universitaria Peronista, había pasado a la clandestinidad tras la detención de su padre y estaba embarazada de un niño al que quería llamar Guido. En agosto de 1979, Estela recibió una llamada de la policía: su hija estaba muerta. Los agentes le entregaron el cuerpo de Laura, algo que apenas sucedió durante una dictadura que dejó 30.000 desaparecidos. «Tuve la suerte de que me la devolvieran, aunque querían enterrarla como N.N. [ningún nombre] y tuve que luchar para hacerlo con su identidad», recuerda con la voz quebrada. Cuando preguntó por el bebé, la respuesta fue que no había ningún niño. Desde entonces Estela busca a su nieto, que ahora tiene 34 años.

De Carlotto -que a principios de mes participó en las jornadas de Defensores de Derechos Humanos de la Casa Amèrica de Catalunya- no está sola en su búsqueda. Es la presidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo. El martes cumplen 36 años de lucha y juntas han recuperado a 109 de los 500 bebés que fueron apropiados entre 1976 y 1983. Fue un robo sistemático y generalizado. «Tras dar a luz en cautiverio, en centros clandestinos de detención, les arrebataban a los recién nacidos y se los entregaban a familias de militares o a sus allegados», explica. Después, el régimen ordenaba asesinar a las madres. «Nuestros nietos son el botín de guerra del terrorismo de Estado», asegura Estela.

Un proceso largo

Para los nietos recuperados restaurar su identidad es un proceso largo, tanto para los que acuden a la sede de las Abuelas con dudas sobre su origen como para los que reciben una citación judicial para realizarse pruebas de ADN. Implica una pérdida doble: la de los padres adoptivos, que en muchos casos pasan a disposición judicial, y la de los padres biológicos, que fueron asesinados durante la dictadura. Y aunque cada persona tiene su propia receta para asimilar su nueva vida, los nietos coinciden en la sensación de alivio que les produce «dejar de vivir en una mentira».

Un engaño que ha traspasado fronteras y ha cruzado el Atlántico. En 1997 se presentaron 12 denuncias de posibles casos de bebés robados en Argentina residentes en España. La acusación no prosperó, pero fue el germen para crear la Red Europea por la identidad. Varias organizaciones de derechos humanos estiman que en Europa hay entre 30 y 50 nietos robados, así lo recoge el documental ¿Y si tú sos vos?. La mayoría se encuentran en España e Italia. La embajada argentina en Madrid tiene abiertas sus puertas para que aquellas personas que tengan dudas sobre su origen se realicen las pruebas de ADN.

Memoria histórica

La lucha de las Abuelas hace tiempo que les empujó a salir de la plaza al mundo. En los años 80 ya recorrían Europa en busca de justicia para su país. Ahora también buscan justicia para las víctimas del franquismo. Hace 15 años, la justicia española, con Baltasar Garzón al frente, ordenaba detener a los responsables de las dictaduras suramericanas. «Ahora es al revés», apunta con cierta perplejidad De Carlotto. Se refiere a la causa abierta en Argentina contra cuatro exaltos funcionarios franquistas acusados de torturas. La asociación que preside forma parte de la acusación. «No se puede pretender que los crímenes de la dictadura española no se investiguen, ni se juzguen ni se condenen», añade Estela. Respecto a los casos de niños robados en España, su mensaje es claro: «nunca más».

En Argentina, las políticas de recuperación de memoria histórica han avanzado a pasos agigantados en la última década. El golpe de Estado ha dejado de ser tabú: se estudia en las escuelas y forma parte del programa de formación de los agentes de seguridad del Estado. Se está creando con fondos públicos el Banco Nacional de Datos Genéticos, una herramienta fundamental para las abuelas. Y el mayor logro: Videla, Bignone y otros represores de la dictadura fueron juzgados y condenados por sus atrocidades. Entre ellas, el robo de bebés.

«Videla quería prisión domiciliaria y falleció en una cárcel común. Se murió sin declarar ni confesar -se lamenta De Carlottopero lo hizo repudiado. No pudieron enterrarlo en su ciudad, donde vive su familia, porque la sociedad no quiso. No sabían dónde meter el cadáver. Tengo entendido que lo enterraron en una localidad cercana a Mercedes»En la tumba del dictador argentino no consta su nombre. «Lo enterraron como un N.N. Qué ironía»