Drama en las costas italianas

La UE se desentiende de la tragedia de Lampedusa

Unos niños inmigrantes saludan desde un autocar que los traslada en Lampedusa.

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SILVIA MARTÍNEZ / BRUSELAS
IRENE SAVIO / ROMA

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Al drama humano sigue la batalla política. Ayer, con los equipos de rescate todavía buscando cadáveres en las aguas de Lampedusa y con el horror sobre las conciencias por los más de 300 muertos en la peor tragedia relacionada con la inmigración clandestina en Europa en los últimos años, la Comisión Europea e Italia se enzarzaron en un intercambio de reproches sobre las políticas migratorias, al que se sumaron algunas otras voces, sin que nadie admita responsabilidades.

El ministro del Interior italiano, Angelino Alfano, anunció que «Italia levantará su voz en Europa» para modificar la convención de Dublín, ya que fija que los demandantes de asilo político permanezcan en el primer país al que llegan. «Europa tiene que entender que el fenómeno es estructural. Todos los años, durante el verano, miles de personas llegan a nuestras costas. Y esta no es la frontera de Italia, ¡es la de la Unión!», subrayó Alfano.

«Sabemos que a muchos de otros de otros países de Europa llegan más inmigrantes de los que llegan a Italia, pero eso no ocurre por mar», agregó el ministro, al explicar que dichas circunstancias implican un alto esfuerzo de infraestructuras y de personal para Italia. «La política de inmigración por ahora no es comunitaria. Esperemos que tragedias de este tipo abran los ojos también a otros gobiernos europeos para cambiar esta política», afirmó por su parte la ministra de Exteriores, Emma Bonino.

LA RESPUESTA / La Comisión Europea calificó de «inaceptables» las acusaciones de inacción y recordó a Roma que son los gobiernos europeos quienes tienen la responsabilidad de detectar y controlar sus fronteras exteriores. «Cada vez que hemos tenido una petición, no solo de Italia sino de todos los países del Mediterráneo afectados por los flujos migratorios, hemos respondido con los instrumentos y medios de los que disponemos pero la competencia principal en materia de control de fronteras está en manos de los estados miembros», recordó Michele Cercone, portavoz de la comisaria de Interior, Cecilia Malmström.

Lo cierto es que el debate no es nuevo. Lleva más de una década en la agenda europea pero una y otra vez se topa con el mismo resultado: falta de solidaridad de los países del norte hacia una frontera sur muy permeable y objetivo de miles de personas que huyen de la guerra, la inestabilidad política y la pobreza. Puede que Italia y otros socios del sur no figuren en la lista de países que más solicitudes de asilo reciben -está el séptimo con 17.000, por detrás de Alemania, Francia, Suecia, Bélgica y hasta Austria-pero ninguno de los del norte vive tan de cerca el drama que supone encontrar decenas de cadáveres una y otra vez en sus costas.

RECORTES PRESUPUESTARIOS / Un problema ingente al que Europa responde con medios limitados. La aportación del presupuesto comunitario a Italia este año para gestionar sus fronteras, programas de integración y refugiados será de 137 millones de euros mientras que una agencia como Frontex, creada para apoyar en el control de las fronteras exteriores verá reducido su presupuesto hasta los 85 millones este año desde los 118 del 2011.

Por eso quizás, fuentes de la Comisión admiten que es irreal pensar que en el futuro podrán evitarse todas las tragedias en el mediterráneo e insisten que el hundimiento de la barcaza se produjo porque «no fue detectada la presencia de la barcaza y no se pudo dar asistencia a tiempo». Algo que los Veintiocho esperan poder combatir con el nuevo sistema de vigilancia por satélite Eurosur que comenzará a operar en el mes de diciembre.

Italia no quiere, sin embargo, que la tragedia se olvide y ya ha anunciado que pedirá la solidaridad de sus socios europeos en la reunión de ministros de interior de la Unión Europea que tendrá lugar el próximo martes en Luxemburgo. Un encuentro que aprovechará Alfano para e instar a sus colegas a compartir la acogida de refugiados. Fuentes diplomáticas reconocen que los avances en materia de gestión de flujos migratorios se han producido en el pasado a raíz de tragedias como la de Lampedusa pero mostraron su escepticismo ante posibles avances en el Consejo del martes. «Es un asunto muy desgraciado pero no veo como le podemos hincar el diente. El problema como siempre es que todo esto cuesta dinero (…) Se enfriará con el frío y el invierno», auguran.