Medidas de apertura en La Habana

Castro elimina las trabas a los cubanos para salir del país

Un ciudadano cubano lee las últimas novedades en el 'Granma', ayer.

Un ciudadano cubano lee las últimas novedades en el 'Granma', ayer.

TONI CANO
MÉXICO

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Dentro de dos meses, muchos cubanos podrán volar, poner fin a medio siglo de dramas personales, reencontrarse con hijos y hermanos. Ayer, la noticia corrió de boca en boca por la isla caribeña tras aparecer en la edición digital del diario oficialGranma:el Gobierno elimina el permiso de salida, la llamada carta de invitación, y todo el largo, costoso, odiado proceso burocrático. A partir del 14 de enero bastará el pasaporte y el visado del país de destino para poder viajar al extranjero.

La anhelada e histórica medida culmina la serie de reformas emprendidas por el presidente, Raúl Castro, para «actualizar» el sistema y sacar al país de la debacle económica. La primera medida aperturista se produjo en marzo del 2008, cuando se levantó la prohibición que impedía a los cubanos alojarse en los hoteles para turistas de la isla.

Hay que buscar también en las razones económicas, según la mayoría de analistas, las que llevan al Gobierno a acabar con 50 años de encierro, «actualizar la política migratoria y ajustarla a las condiciones del presente y el futuro previsible». Sin menguar en su alegría por una reforma migratoria tan esperada, muchos cubanos comentaron: «Necesita divisas».

Aunque recordó la «agresividad» de Washington y sus aliados en Miami,Granmaadelantó que el Gobierno «adoptará otras medidas relacionadas con el tema migratorio. Y ante la necesidad de «proteger el capital humano creado por la Revolución», el Gobierno evitará a toda costa el «robo de cerebros».

LAS EXCEPCIONES/ Médicos, científicos, cuadros directivos y atletas se cuentan entre los vigilados, «imprescindibles, vitales y necesarios», que necesitarán una «autorización especial» para viajar. De hecho, el Gobierno se reserva en la nueva ley migratoria la entrega de pasaportes. No solo lo negará a quien esté sujeto a proceso penal o por «razones de Defensa y Seguridad», sino también al cubano que no «cumpla con las leyes de responsabilidad civil». E incluso «cuando por otras razones de interés público, lo determinen las autoridades facultadas». Algunos comentaron en la isla: «A ver si lo del pasaporte no es como lo de la tarjeta blanca». Pero celebraban el fin de esa tarjeta blanca, un permiso de salida imposible para la mayoría de ciudadanos.

Se acabaron, en efecto, tarjetas blancas y cartas de invitación, con unos trámites que costaban tiempo, colas, explicaciones y unos 300 euros al cambio. A partir de mediados de enero, a los tres meses del decreto, señalóGranma, «solo se exigirá la presentación del pasaporte corriente actualizado y la visa del país de destino». Un coronel, Lamberto Fraga, corroboró: «Todos los cubanos residentes en Cuba con su pasaporte ya pueden entrar y salir del país sin ninguna dificultad». También los pocos que ya podían viajar, y solo podían estar fuera 11 meses, se alegraron al saber que en la nueva ley migratoria extenderá a 24 meses la permanencia en el exterior de los residentes en Cuba que viajen por asuntos particulares. Tampoco serán ya tan largos y costosos los trámites para renovar la estancia, un permiso que los consulados cubanos expiden mensualmente. Con la nueva ley caen más de 100 viejos artículos y normas como la «confiscación de bienes» de quienes dejan el país

EL PASAPORTE, MÁS CARO/«No es nada cosmético lo que estamos haciendo», dijo un alto funcionario de la Dirección de Inmigración y Extranjería. La flexibilización migratoria, resaltó el segundo jefe de ese organismo cubano, introduce «cambios sustanciales y profundos» y supone medidas «muy favorables» para la población.

Muchos se aprestaban a hacer cola para pedir el pasaporte, un documento que, para compensar la eliminación de tasas en otros documentos de inmigración, casi doblará su precio al costar unos 78 euros (100 CUC -la moneda fuerte equivalente al dólar- en lugar de los 55 que costaba hasta ahora).

Pero el paliativo económico para la maltrecha economía cubana no está precisamente en los miles de nuevos pasaportes a expedir, sino en la progresiva entrada de remesas provenientes de dos millones de emigrados, el 80% en Estados Unidos, y buena parte del resto en España. Unos 400.000 de ellos viajaron el año pasado a la isla.

La primera reacción de Estados Unidos ante la medida fue de prudencia. «Analizaremos esa iniciativa conforme estén disponibles los detalles», dijo a la agencia Efe un portavoz del Departamento de Estado. Pero la misma fuente también advirtió que la reforma podría ocasionar «cambios» en el flujo migratorio desde la isla, por lo que pidió a los cubanos que «no arriesguen sus vidas» en en el mar.