Pulso político en Estados Unidos

Obama anuncia el acuerdo que evitará la suspensión de pagos

Mitch McConnell vuelve a su oficina tras una votación en el Senado, ayer.

Mitch McConnell vuelve a su oficina tras una votación en el Senado, ayer.

RICARDO MIR DE FRANCIA
WASHINGTON

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El presidente de EE UU, Barack Obama, anunció anoche un acuerdo entre demócratas y republicanos para aumentar el techo del endeudamiento apenas 30 horas antes de que expirase el plazo que hubiera abocado al país a una costosa y dramática suspensión de pagos. El plan de reducción de déficit consensuado por los dos partidos llega después de que la Casa Blanca volviera a retomar el sábado el liderazgo de las negociaciones después del fracaso legislativo de las propuestas demócrata y republicano. Los líderes de ambas formaciones confirmaron el pacto, que deberá ser ratificado hoy en las dos cámaras del Congreso.

Los mercados asiáticos no tardaron en reaccionar a las buenas noticias de Washington, después de una semana negra en que las bolsas estadounidenses registraron las peores pérdidas del último año. Obama aseguró que el compromiso adoptado no es su opción ideal, pero al menos «permitirá evitar la quiebra».

Después de varias semanas de inflexibilidad ideológica, recriminaciones intestinas y un vodevil político que ha enervado a los estadounidenses, la cordura volvió ayer a los pasillos del Congreso. «Estamos muy cerca de un acuerdo», dijo por la mañana el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConell, tras una larga noche de negociaciones con el videpresidente, Joe Biden. El plan de reducción de déficit esbozado por ambos prevé unos recortes de tres billones de dólares.

ASUNTOS POR RESOLVER/ A los republicanos les concede la seguridad de que no habrá subidas de impuestos y a los demócratas les permite asegurar la financiación del Estado hasta después de las elecciones del 2012, como quería Obama. Por la tarde, Reid reconoció que todavía quedaban «unos cuantos asuntos por resolver», aunque se mostró «cautelósamente optimista».

La propuesta no debería votarse hasta que los líderes de ambos partidos tengan la seguridad de contar con apoyos suficientes de sus cuadros. Está por ver qué harán los irredentos del Tea Party, muchos de los cuales se han comprometido a no apoyar ningún plan que implique el aumento del techo de la deuda. Ni siquiera el terremoto financiero anticipado por el Tesoro parece preocuparles. Su línea argumental es que las autoridades se han entregado a un alarmismo exagerado para forzar al Congreso a expandir los límites de la financiación estatal. Hasta ahora han logrado obstruir el debate, escorando a su partido cada día más a la derecha.

Aunque el país haya encontrando una salida para pagar todas sus facturas antes del 2 de agosto sin dilapidar la confianza crediticia de los inversores, Obama se perfila como el gran perdedor de esta batalla política. El presidente ha acabado renunciando a su deseo de subir los impuestos a ese 2% más rico de la población, ha hecho suya la urgencia republicana del recorte del gasto y ha puesto sobre el altar del sacrificio programas sociales como la sanidad de los pobres y los jubilados o las pensiones. De hecho, el plan de Reid y McConell dejaría en manos de un comité bipartidista la decisión de dónde meter la tijera tras un primer recorte de un billón de dólares.

Si el Congreso no lo aprobara, los recortes se producirían de todas formas, aunque de forma más indiscriminada y posiblemente afectando a esos programas sociales con los que Obama cuenta para ser reelegido. Algunos economistas advierten además de que la economía de EE UU no necesita podas en estos momentos de extrema fragilidad, sino abono, un tratamiento que será difícil financiar con el plan de recortes que seguía discutiéndose anoche.