La muerte de dos jóvenes enciende de nuevo los suburbios de París

JOSÉ A. SOROLLA / PARÍS

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Labanlieuenorte de París vuelve a arder. La muerte de dos menores, el domingo, al chocar la minimoto que conducían contra un vehículo policial ha desatado dos noches de disturbios, con un saldo provisional de 70 heridos, una decena de detenidos, coches quemados y edificios destruidos. Anoche, decenas de jóvenes se volvían a enfrentar a la policía, tras seis horas de graves incidentes en la noche del domingo al lunes.

Moushin, de 15 años, y Larami, de 16, murieron en un choque frontal de su pequeña motocicleta de motocrós contra un vehículo de la policía en la calle de Louise Michele, de Villiers-le-Bel, unos 20 kilómetros al norte de París. Según la versión oficial, los jóvenes, que iban sin casco y a gran velocidad, colisionaron con el coche patrulla al no respetar la prioridad de paso, que correspondía al vehículo de los agentes.

La fiscala de Pointoise, Marie-Thérèse de Givry, ordenó ayer a la Inspección General de la Policía la apertura de una investigación por "homicidio involuntario y no asistencia a persona en peligro". La fiscala manifestó en una rueda de prensa que los primeros datos y los testigos que habían declarado descartaban la responsabilidad de los policías en el accidente.

SOCORRO A LOS JÓVENES

Sin embargo, otros testimonios niegan la versión oficial y hablan incluso de que los policías abandonaron el lugar del accidente, una calle tranquila, sin socorrer a los adolescentes. Afirman que los bomberos llegaron tarde porque esperaron los refuerzos policiales y que, cuando lo hicieron, los jóvenes no pudieron ser reanimados, pese a los masajes cardiacos. El choque fue muy violento, ya que desde el cruce donde se produjo hasta donde cayeron los cuerpos hay unas decenas de metros.

Fuentes oficiales descartan, en principio, que la policía no socorriera a los adolescentes, aunque este aspecto, uno de los más controvertidos, precisa de más investigaciones.

La muerte de los dos jóvenes desencadenó el domingo por la noche los primeros disturbios, con el resultado de 40 heridos, entre policías y bomberos. Dos de los policías heridos lo fueron de gravedad, así como el comisario de la vecina localidad de Sarcelles. Un total de 28 vehículos fueron incendiados. Cuatro edificios privados y una comisaría de policía fueron destruidos.

Tras una jornada de gran tensión en Villiers, los enfrentamientos se reprodujeron anoche en esa población y otras cinco próximas. Decenas de jóvenes refugiados tras los contenedores de basura lanzaron objetos contra unos 100 policías, que respondieron con gases lacrimógenos. Fueron incendiados una treintena de vehículos --entre ellos un coche policial y un camión de la basura--, una biblioteca, una escuela, un gimnasio y una peluquería. Un total de 30 policías resultaron heridos, tres de ellos graves.

La ministra del Interior, Michèle Alliot-Marie, visitó a mediodía la alcaldía de la localidad --ocupada por el socialista Didier Vaillant--, deploró el carácter "dramático" de las dos muertes y prometió que la justicia aclararía los hechos.

RESCOLDOS DEL 2005

Los sindicatos policiales recordaron que, tras los violentos incidentes del otoño del 2005, "quedan rescoldos entre las cenizas" y que "las causas sociales de la situación siguen siendo las mismas y la policía no puede hacerles frente en solitario".

Los disturbios del 2005 se iniciaron en Clichy-sous-Bois tras morir electrocutados dos jóvenes perseguidos por la policía. En ese caso, las primeras versiones oficiales exculparon también a los agentes, pero posteriormente la justicia abrió un proceso contra los policías que intervinieron en los hechos.