Tres meses de protesta

L'Hospitalet reclama menos coches para "respirar" mejor

Si Barcelona corta la calle de Sants, por qué no L'Hospitalet la de Collblanc, dicen los vecinos

Vecinos de L'Hospitalet cortan la carretera de Collblanc este domingo para reclamar la pacificación de calles durante el fin de semana.

Vecinos de L'Hospitalet cortan la carretera de Collblanc este domingo para reclamar la pacificación de calles durante el fin de semana. / SERGI CONESA

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Desde el pasado febrero, la coordinadora de colectivos Un Altre l’Hospitalet És Possible convoca cortes de avenidas y carreteras en la segunda ciudad más poblada de toda Catalunya los últimos domingos de cada mes. El objetivo es “reivindicar más espacio verde y de calidad”, “recuperar las calles para el uso vecinal” y “rehabilitar el patrimonio histórico”, informan en un comunicado.

Los vecinos de L’Hospitalet se suman, así, a la campaña ciudadana “¡Confinemos los coches, recuperemos la ciudad!”, que reclama a los ayuntamientos de Catalunya un Plan de desconfinamiento que priorice pacificar las calzadas. 

De hecho, algunos consistorios como los de Girona, Vic o Barcelona ya hace meses que reservan kilómetros de vías para que los vecinos puedan pasear tranquilamente en detrimento del vehículo privado. Y ese ha sido, precisamente, el detonante de las movilizaciones en L’Hospitalet.

“Todos los fines de semana se peatonaliza un gran tramo de la calle de Sants, mientras que la carretera de Collblanc, que es la calzada que sigue, está llena de tráfico. Si Barcelona ha podido cortar una vía tan importante para que los ciudadanos paseen, ¿qué excusa tiene el consistorio de L’Hospitalet?”, lamenta Rubén Casellas, miembro de la Asociación de Vecinos Som Santa Eulàlia. “Nuestro propio Ayuntamiento nos obliga a ir a otras ciudades si queremos pasear”, remata.

El Ayuntamiento de L’Hospitalet no ha contestado a la pregunta de este diario sobre si está previsto (o no) peatonalizar temporalmente algunas vías de la ciudad los fines de semana.

Contra la masificación

La pandemia también ha agravado la sensación de “asfixia” que comparten muchos vecinos críticos con el modelo urbanístico de L’Hospitalet. “Somos la ciudad con más densidad de población de Europa y la que tiene menos zonas verdes de toda Catalunya. Eso perjudica nuestra salud y, con el covid todavía es peor”, denuncia Francesc Taberner, miembro de la plataforma Defensem el Castell de Bellvís, que se ha sumado a la protesta. “En la Torrassa las calles son demasiado estrechas para pasear, sólo circulan los coches”, añade este vecino, de 81 años, que recuerda el barrio de su infancia, totalmente cambiado, lleno de vaquerías, masías y fábricas: “La Murcia chica, lo llamábamos”.

“En los 80 el barrio de Sant Josep parecía un pueblecito. Teníamos de todo, comercios locales y árboles preciosos. Ahora han sucumbido a un 'arboricidio' y todo está desapareciendo por culpa de la especulación urbanística y la masificación. No queremos más rascacielos, queremos respirar”, sentencia la vecina Nuria Blanco, miembro de la plataforma Stop Massificació L'H Cosme Toda, una entidad que también se ha unido a los cortes de calles.

Tres barrios, tres luchas

El domingo 30 de mayo, los cortes se llevaron a cabo en los barrios de Sant Josep, Collblanc y Santa Eulàlia; y las calzadas se llenaron de talleres, actividades, conciertos y batucadas. Pero, además, esta campaña de confinar a los coches también está sirviendo para dar visibilidad a diferentes luchas vecinales. 

El colectivo Defensem el Castell de Bellvís reivindica la rehabilitación de un patrimonio histórico como la fortaleza medieval “que se está degradando a marchas forzadas”, revela Francesc Taberner, y el edificio del transformador de la Torrassa, símbolo de la lucha obrera de principios del siglo XX y cuyo terreno colindante es el último que queda sin urbanizar en todo el barrio. “En ese espacio pedimos un gran espacio verde para los vecinos”, dice Taberner.

Stop Massificació L'H Cosme Toda reclama “el fin de un aberrante proyecto urbanístico que pretende lucrarse a costa de masificar el barrio y sepultar una pieza clave del patrimonio histórico de la ciudad: la antigua fábrica Cosme Toda”, explican en un comunicado. “Con esta macroconstrucción, al barrio se le sumarán más de 4.000 nuevos habitantes mientras que los servicios públicos de la zona son totalmente insuficientes”, denuncia Nuria Blanco. Y la AAVV Som Santa Eulàlia se opone al cierre de la histórica Biblioteca Santa Eulàlia, “decidido por el Ayuntamiento, sin ofrecer ninguna alternativa cercana que sustituya este equipamiento tan necesario, con casi 12.000 socios”, lamenta Rubén Casellas. “Lo poco que nos queda en L’Hospitalet es gracias a la lucha vecinal”, concluye Taberner.

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