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Jenna Ortega, la diva latina que da miedo

Jenna Ortega en Venecia.

Jenna Ortega en Venecia. / ALBERTO PIZZOLI

Natalia Araguás

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Protagonizar ‘Bitelchús Bitelchús’ no solo le ha valido a Jenna Ortega (California, 2002) ungirse como la nueva diva latina del terror. También le ha servido para descubrir su alma gemela en Winona Ryder, a cuya hija interpreta en la ansiada continuación del clásico de Tim Burton que acaba de llegar a los cines, más allá de cierto parecido físico y de que se la relacionase sentimentalmente con Johnny Depp, algo que ella ha negado en redondo. “Era como si nos leyéramos la mente”, ha declarado la actriz de 21 años a ‘The New York Times’.

Jenna Ortega, una de las estrellas de 'Bitelchús', en Venecia.

Jenna Ortega, una de las estrellas de 'Bitelchús', en Venecia. / ALBERTO PIZZOLI

Rodó ‘Bitelchús Bitelchús’ poco después del estreno de ‘Miércoles’, la serie de Netflix que le dio fama mundial y se convirtió en todo un fenómeno en TikTok con un excéntrico baile a ritmo de The Cramps coreografiado por sí misma, que se inspiró en los clubes góticos de los 80. De pronto era la actriz del momento y ella sentía que había entrado en la vida de otra persona y la suya era irrecuperable. Fue Winona Ryder, la musa de los 90, quién mejor supo entenderla. Pese al apoyo que siempre ha tenido de su familia, ellos no habían experimentado aquel tsunami emocional en el que trataba de mantenerse a flote.

Orígenes mexicanos y puertorriqueños

De orígenes mexicanos y puertorriqueños –aunque no habla castellano con fluidez–, Jenna Ortega tuvo una infancia feliz en el valle de Coachella como cuarta de seis hermanos de un matrimonio formado por un alguacil y una enfermera de urgencias. Debutó con diez años tras un vídeo grabado por su madre que dejaba claro sus dotes interpretativas. Tras pequeñas apariciones en ‘CSI: Nueva York’, ‘Iron Man 3’, ‘Insidious 2’ y ‘Jane de Virgin’, su primer galón fue poner voz a ‘Elena de Ávalor’, la primera princesa latina de Disney. Tras ‘Miércoles’, un papel que se preparó a conciencia tomando clases de violonchelo y esgrima y que la introdujo en el universo de Tim Burton, explotó su fama: por aquella época también apareció en la última entrega de ‘Scream’, mano a mano con Neve Campbell. Su destino como estrella del cine de terror estaba sellado.  

Tras más de una década de oficio, la actriz ha aprendido a modular su vocación y ya es consciente de la importancia de tomarse ratos libres. Le gusta escribir y publicó un libro, ‘Todo es amor’, en el que hilvana historias personales para desarrollar la autoestima, asumir riesgos y superar el estrés y la ansiedad de sus lectores. Según cuenta, es capaz de distinguir a otros niños actores al primer vistazo. Todos comparten un aplomo y desparpajo que a menudo se confunde con madurez: no lo es, advierte ella, y cree que es importante dejarlo claro.

Su corta estatura –mide 1,55 cm– le ha hecho sentirse insegura, reconoce. La combate tirando de tacones y despampanantes looks en la alfombra roja, como el vestido del mismo color con escote de corazón, firmado por Dior, que lució en el último Festival de Venecia. Le encanta rodar escenas de sangre –“todavía no me han apuñalado”, bromea–, y recientemente coprotagonizó el videoclip ‘Taste’, que tira de gore y humor negro, con otra estrella bajita de su generación, Sabrina Carpenter. Compartiendo elenco en ‘Bitelchús Bitelchús’ con Monica Belluci, Michael Keaton y su querida Winona Ryder, todo augura una larga vida a la carrera de Jenna Ortega.

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