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Lola Marceli: "La monarquía es un anacronismo, no me considero súbdita de nadie"

RTVE renueva 'La Moderna'

Lola Marceli

Lola Marceli / Jesús Romero de Luque

Anna R. Alòs

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Nació en Alicante, creció en Málaga, y los últimos años ha vivido entre Madrid y Barcelona. Nombre de pila, Dolores Muñoz Marceli. Lo de Lola tiene fácil explicación y adoptó artísticamente el apellido de su madre. Simultaneó estudios de interpretación con los de filología inglesa, además de tocar el piano. Ha intervenido en decenas de series y películas, fue nominada como mejor actriz en 2001 en los premios AFI´S de Australia por la película 'La Spagnola', y se acaba de incorporar a la serie 'La Moderna' de RTVE en el papel de Maruja Pedraza. Desde hace 23 años forma pareja con el actor Juanjo Puigcorbé.

-Marceli, ¿su madre es de ascendencia italiana?

 -Qué va, ni tengo un primo siciliano. A mis hermanos mellizos los llamaban los Marceli, y decidí usarlo. Me contaron que proviene de los pastores de la trashumancia del siglo XVII.

-Lo de vivir en Barcelona, ¿por qué fue? Se supone que hay más oportunidades en Madrid.

 -Fue por Juanjo (Puigcorbé). Nos conocimos en Madrid en 2001, rodando 'Un chupete para ella'. Él volvió a Barcelona para rodar la serie 'Pepe Carvalho' y lo seguí. Hace poco hemos vuelto a vivir a Madrid. Hay que ir donde hay trabajo.

-Y con el nuevo traslado llega su papel de Maruja Pedraza en la serie 'La Moderna' de RTVE.

 -La conozco hace mes y medio y me encanta. Forma parte de un matrimonio que vuelve de Argentina después de 20 años y tiene cierta relevancia social, pero en su casa tiene problemas de autoestima, es infeliz, su marido tiene poder y a ella le cuesta defenderse.

-¿Logrará salir del pozo?

 -Sí, va a ver la luz y a descubrir facetas de sí misma que tenía olvidadas, o eran desconocidas. Sus hijos son sus anclas, piense que estamos en los años 30. Es un personaje que tiene colores, muchos matices. Va a ser atractivo para el público, seguro, disfruto mucho interpretándolo.

-¿Cómo recuerda su etapa australiana?

 -Me enamoré del país, y al terminar el rodaje de 'La Spagnola' me fui con lágrimas. El australiano es una mezcla curiosa, es gente formal, civilizada, comprometida con sus cosas, y geográficamente es una maravilla. Tengo amigos allí, el yerno de Juanjo es australiano con lo cual la vinculación permanece. Estoy deseando volver, es un viaje pendiente.

-¿Qué ocurre cuando se abandona un personaje después de convivir meses con él?

 -Hay un proceso de un tiempo algo raro, en un primer momento dices “tengo unos días para mí”, pero la rutina del personaje hace que lo eches un poco de menos. Esperas al siguiente, a ver si el reto es mayor.

-¿Convive con sus personajes? ¿Alguno la ha llegado a fagocitar?

 -No convivo con ellos, no me creo que soy el personaje. Pero, unos más que otros, vibran conmigo un tiempo. El actor no descansa, el personaje le acompaña, va resonando. Es una sintonía que te acompaña. Al personaje, aunque sea el malo, hay que defenderlo siempre a muerte, no juzgarlo, y hacer de mala es agradecido. El actor está en la obligación de comprenderlo y cargarlo de razones.

-¿Son palpables las diferencias entre vivir en Barcelona o en Madrid?

 -Mucho, como en otras ciudades. Las distancias van más allá de los kilómetros que las separan, es algo mental, por ejemplo la manera que tiene cada una de entender la Historia y no es algo baladí.

-La Historia influye, como el clima.

 -Claro. En Alicante están les fogueres, en Andalucía la Semana Santa se manifiesta en la calle, Barcelona es una ciudad cálida, y todo esto fomenta que haya vida de barrio. En Madrid no hay una fiesta común, apenas, no hay cultura de barrio. Son relaciones diferentes con la ciudad, y eso pesa en tu acervo cultural. Así es como ve uno su país. Te explican poco de esto.

-Su pareja se dedicó a la política en el momento convulso en que Catalunya reclamaba su independencia. ¿Cómo llevó ese periodo?

 -Me mantuve al margen, no soy animal político. Él tomó un compromiso personal, creía en algo y fue consecuente. Lo que pienso de aquellos días es que debió prevalecer la voluntad de la sociedad de entenderse unos con otros y no verlo todo como una agresión. Esa misma sociedad es variable y la hacemos entre todos, y todo al margen de cómo cuentan la historia de España.

-La Historia la cuentan los hombres y los vencedores.

 -La escriben ciertos hombres unidos al poder de cada momento. En la guerra civil española el vencido fue el bando republicano. Intentaron sepultar su memoria y durante 40 años la contó el bando vencedor que después ya se ha sabido que no eran “los buenos”.

-España se echa a los reyes para después rescatarlos. Ha sucedido en más de una ocasión.

 -No entiendo la monarquía como concepto, me parece un anacronismo y no me considero súbdita de nadie. Algo que existe por la gracia de Dios y por estirpe familiar deja mucho que desear. Se puede entender emocionalmente porque hay quien necesita simbologías.

-¿Tiene suerte en el amor?

 -Sí, tengo suerte en mi vida amorosa, me ha hecho crecer, no he tenido episodios negros, ni tengo rencor. Ha habido momentos de dolor, claro, pero me han hecho adelgazar, buena fórmula.  

-¿Mira hacia adelante siempre?

 -Siempre, hay que ser valiente. Además, creo que el ser humano es bueno por naturaleza y tengo la suerte de estar rodeada de gente buena.

-¿Si ha de elegir un medio artístico?

 -No diferencio el medio, cada formato requiere algo diferente. A medida que me hago mayor vuelvo a lo más simple, en el texto está todo, la repetición es importante. Se te va desvelando poco a poco, el ejercicio del actor es repetir y repetir. Hay épocas que buscas técnicas nuevas, pero vuelves al texto y la repetición.

-¿Algo así como releer una novela?

 -Eso es, y descubres siempre algo nuevo y de pronto todo adquiere nuevos significados. Pasa con la música también.

-¿Un papel soñado en el cine?

 -El de Angelica Huston en Dublinesses. ¡Pero hay tantos preciosos! Hay papeles que me gustan y no me ofrecen, como los que conllevan una causa social, de lucha… Me ven con otra imagen, y encantada de los papeles que me ofrecen. El personaje manda.

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