Entrevista

Concha Calleja, escritora y periodista: “Ni el príncipe Guillermo ni su hermano Enrique creen en las versiones oficiales sobre la muerte de su madre Diana”

"El estado de salud de Kate siempre ha sido más preocupante de lo que han dicho los medios", asegura

La escritora Concha Calleja.

La escritora Concha Calleja. / Cedida

Álex Ander

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El mundo es un tablero de ajedrez en el que las piezas de la monarquía británica juegan un papel importante. Sobre ese marco, tres mujeres han dominado la escena de un modo claro. Isabel II, la reina que fue, lo llegó a ser por el movimiento azaroso de las cadenas sucesorias, o lo que es lo mismo, porque su padre accedió a la corona tras la abdicación de su tío Eduardo VIII. A su modo, la única inglesa que podía conducir sin licencia ejerció el liderazgo y marcó el rumbo de la partida durante décadas. Diana de Gales, a la que no dejaron ser reina, acabó siéndolo, acaso para siempre, porque supo conquistar el corazón de la gente gracias a sus esfuerzos por conseguir un mundo mejor. Pero fue retirada de forma prematura del tablero, dejando más preguntas que respuestas. Y luego está Camila, la que no iba a serlo pero acabó ascendiendo a categoría de reina consorte. Todas ellas fueron jugando su cometido con un factor común: el rey Carlos III, de quien han sido respectivamente madre, esposa fallecida y mujer actual. En su nuevo libro, titulado 'Tres reinas', la periodista y escritora Concha Calleja analiza los movimientos, las personalidades y los secretos de cada una de las citadas señoras, para ofrecer las claves de la partida en la actualidad y tratar de anticipar qué ocurrirá en un futuro inminente, ahora que una de las instituciones más decisivas del ajedrez mundial se encuentra en situación de jaque.

Estos días se conmemora el 27º aniversario de la muerte de Diana de Gales, sobre la que has escrito bastante. ¿Saben a ciencia cierta los príncipes Guillermo y Enrique qué es lo que le ocurrió a su madre?

Sí. De hecho, el príncipe Enrique cuenta en su libro Spare que, en un momento dado, su hermano y él quisieron saber más sobre la muerte de su madre y por eso decidieron ir a París. Una vez allí, se presentaron en el lugar donde ella había tenido el accidente, incluido el túnel del Alma, y luego pidieron toda la documentación oficial que existía de la investigación judicial que se llevó a cabo en 2007. Al mirar el apartado de conclusiones vieron que nada de lo que se decía ahí les cuadraba. Primero, porque había testigos a los que nunca se tuvo en cuenta. Segundo, porque parte de la documentación y los testigos no se presentaron ante ese jurado que, a fin de cuentas, era el que debía decidir si hubo o no conspiración para matar a Diana. Los príncipes pensaron que había que reabrir el caso, y pensaron en convocar una rueda de prensa para anunciar su intención de hacerlo. Enrique cuenta que, entonces, “los de arriba” les dijeron que no podían hacerlo. Siempre digo que con ese término se refería al establishment, donde entran los servicios de inteligencia, la propia monarquía, el gobierno de su país,... Lo que está claro es que ninguno de los dos cree en las versiones oficiales sobre la muerte de Diana.

El empresario egipcio Mohamed Al Fayed, último suegro de Diana, le comentó en una entrevista que la princesa fue víctima de un complot porque "representaba muchas cosas peligrosas para la Familia Real".

Así es. Diana vivió el último año de su vida con muchísimo miedo. Llegó a dejar escrita una carta en la que decía que iba a ser asesinada en un accidente de coche. Hace poco conté también que había llegado a manos del jefe de Scotland Yard otra carta en la que se decía que Diana moriría en septiembre de 1997. Se sabía que ella había recibido amenazas anónimas, que sufría escuchas telefónicas en su casa y que les había dicho a algunos amigos y parientes, Mohamed entre ellos, que la iban a matar. Es algo que Diana dejó por escrito y que guardó en una notaría, para que viera la luz si le llegaba a pasar cualquier cosa.

¿Por qué se había convertido en una persona tan incómoda?

Para empezar, porque era popular. Era más popular que los miembros de alto rango de la monarquía británica, a los que hacía sombra tanto siendo consorte como después de separarse de Carlos. Además, tras su divorcio empezó a meterse en temas políticos, como su campaña en contra de las minas antipersona, sin calibrar el riesgo que esto tenía para su vida. Con esa implicación vio que, por un lado, podía aprovechar su tirón para hacer cosas importantes por la gente y, por otro, podía vengarse de alguna forma de su familia política. Por todo ello se convirtió en una persona tan incómoda tanto para el establishment de su país como para el de otros países.

De ahí que usted sospeche que lo suyo no fue un accidente, sino un asesinato premeditado.

Sí. Yo no hablo de teorías de la conspiración, sino de los datos de la conspiración, que es algo muy diferente. No puedo creer en una versión, la oficial, sobre la que he trabajado durante muchísimos años. Cuento con mucha documentación sobre lo que pasó aquella fatídica noche, lo que sucedió durante el último año de vida de Diana y lo que ocurrió en los años posteriores a su muerte. Además, existen muchos otros documentos que, extrañamente, aún no han visto la luz y se encuentran bajo secreto de estado, cuando ya se llevaron a cabo hasta tres investigaciones sobre el caso.

Da la sensación de que el matrimonio Carlos-Diana estaba abocado al fracaso, ¿no es así?

Estaba abocado al fracaso por los problemas psicológicos que cada uno de ellos arrastraba. Diana era una mujer que se había sentido abandonada toda la vida, desde pequeña, y que buscaba a alguien que la salvara de ese abandono. Y Carlos también llevaba su espada de Damocles, porque tenía una madre, la reina de Inglaterra, que era fría y realmente no hacía de madre.

En el libro la describe como una mujer que prefería pasar más tiempo con sus mascotas que con su familia.

Así es. Isabel fue una muy buena reina y dejó un recuerdo impresionante en los británicos, ya que para ella la institución estaba antes que cualquier otra cosa. Sin embargo, fue una madre muy poco implicada. Su hijo Carlos ha contado que, cuando él tenía cuatro o cinco años, su madre llegó una vez de un viaje, tras haber pasado un par de meses fuera, y que él corrió a darle un abrazo. Ella lo apartó, diciéndole que ese no era el momento, y tardó un par de días en ver a su hijo. Tanto Carlos como sus hermanos tenían que pedir audiencia para estar con ella. Él creció con esa falta de amor. Muchos no creían que estuviera preparado para el puesto que iba a tener en un futuro, pues lo veían demasiado triste y pusilánime. Siempre tuvo una gran sensibilidad hacia sí mismo, todo le hacía daño. De ahí que su padre, el duque de Edimburgo, decidiera meterle en un colegio militar, con la esperanza de que allí hicieran de él una persona digna del cargo que un día tendría. Carlos fue un gran problema para la reina Isabel, que contrató a varias personas para que le prepararan y sacaran cierta chicha a ese carácter tan tristón.

Y en esas estaba el heredero cuando apareció Camila.

Claro. Camila llegó a su vida como un huracán. Fue una de sus primeras relaciones y lo volvió loco. Camila tenía cierto desparpajo, pues ya había tenido muchos novios, pero no estaba enamorada de él. De hecho, ella no quería nada con Carlos y solo pretendía darle celos al que luego fue su marido, Andrew Parker-Bowles, que a día de hoy es su mejor amigo. Ese desinterés inicial enganchó aún más a Carlos, hasta el punto de que ella se convirtió en el gran amor de su vida.

Algunos dan por hecho que la ruptura de Carlos y Diana quizá no se hubiera producido sin la publicación de aquellas conversaciones telefónicas erótico-festivas mantenidas entre el susodicho y su entonces amante.

Bueno, el desencadenante del divorcio, que no de la separación, fue la entrevista que Diana dio a la BBC, donde dijo aquello de “Éramos tres en ese matrimonio”. Con esas palabras, Diana no buscaba el divorcio, sino agitar a su marido y que alguien le dijera que un futuro rey no podía hacer esas cosas. Sin embargo, lo que consiguió al decir que ella tenía un amante fue que la reina dijera ‘hasta aquí’. El día siguiente a la entrevista, Isabel se reunió con ambos y les dijo que tenían que divorciarse, como así sucedió.

Durante años, Camila fue considerada la mujer más odiada del Reino Unido. ¿Cómo se produjo el proceso de rehabilitación de su imagen ante la opinión pública?

A la familia real británica siempre se le ha dado bien lo de esconder los trapos sucios y hacer lavados de imagen, incluso, contratando a personal del ámbito de Hollywood. En el caso de Camila, el cambio fue progresivo. Cambiaron su peinado y su vestuario, intentaron que apareciera en público junto a Carlos cada vez más, comentaron que ya había conocido personalmente a los príncipes Enrique y Guillermo,... Aunque el momento decisivo fue la aceptación de Camila por parte de la reina.

En lo que a imagen se refiere, Isabel es la que mejor parada sale de todos los Windsor. ¿Cuáles fueron sus principales sombras?

Ella se enfrentó a tres grandes problemas durante su reinado. El primero fue su hermana Margarita, por sus escándalos, su controvertido estilo de vida,... El segundo fue su hijo Carlos, por todo lo que ya hemos comentado anteriormente. Y otro fue el escándalo sexual del príncipe Andrés. Recordemos que Andrés fue demandado por una chica que lo acusó de violación cuando ella era aún menor de edad. Pude hablar con el fiscal que llevaba el caso, al que pregunté si Andrés iba a sentarse en el banquillo. Me dijo que en Estados Unidos, donde ni siquiera hay monarquía, les daba igual si el acusado era príncipe o rey. La segunda vez que hablé con él me contó que ya había incluso fecha para el juicio. Y ahí es cuando la reina Isabel interviene, pagando una importante cantidad de dinero a la parte demandante para evitar que se celebrara ese juicio. Aquello, y todo el escándalo mediático, repercutió en la salud de Isabel, porque Andrés era además su ojito derecho. No le fue fácil tomar la decisión de retirarle todos los honores.

¿Y cómo vivió la reina el distanciamiento de sus nietos, los príncipes Guillermo y Enrique?

A ella le dio poco tiempo a ver el distanciamiento al nivel al que lo estamos viendo ahora. Enrique tenía entonces miedo, porque las amenazas de muerte y los ataques racistas que recibía eran bien reales. Cuando Meghan Markle y él deciden irse, se lo comunican a su abuela. De hecho, es ella quien en un primer momento les aconseja irse a Canadá, país perteneciente a la Commonwealth, donde podrían seguir trabajando a tiempo parcial para la Casa Real. Y entonces surgen aquellas demandas que él presenta contra la prensa, donde se le ocurre mencionar la existencia de un acuerdo, firmado en 2013 y hasta entonces secretísimo, entre la Casa Real y los principales grupos de comunicación del país. Según este pacto, la prensa no publicaría nada que fuese en contra de la familia real y, a cambio de esto, la reina y sus descendientes proporcionarían a los periodistas imágenes y otro tipo de informaciones. De ahí todo lo que hemos ido viendo en los últimos meses, con otros países hablando de la situación que atraviesa la familia mientras que en Reino Unido apenas se dice nada. Volviendo a la demanda que te decía, cuando Enrique la presenta es cuando comenta que su familia ha tenido que dar permiso para que ciertos medios publiquen determinadas informaciones sobre él y su esposa. Es entonces cuando el rey Carlos III le dice que no puede hacer eso, y cuando unos y otros comienzan a echar pulsos. Guillermo acabó tomando mucho protagonismo ahí, hasta el punto de decir que la próxima vez que vea a su hermano será en el funeral de su padre.

Su esposa Kate ha sido una de las grandes protagonistas de lo que llevamos de 2024. ¿Peligra realmente su vida?

Su estado de salud siempre ha sido más preocupante de lo que han dicho los medios. Ahora mismo ella continúa con su tratamiento y parece que todo progresa bien, pero solo queda esperar y ver qué nos dicen cuando en otoño lo termine y se le hagan todas las pruebas. En estos momentos, Kate es el miembro mejor valorado de la familia real británica. Por eso mismo, y aunque el heredero es su marido Guillermo, sería un problema para ellos que al final le llegara a pasar algo. Esperemos que no, porque además es muy joven.