Paisaje

Irene Montero en el ojo del huracán: la denuncia de un ayuntamiento de Fuerteventura

La Ley de Patrimonio Natural de Canarias es estricta en cuanto a la alteración del paisaje y la recolección de elementos naturales

La imagen de las piedras compartida por Irene Montero

La imagen de las piedras compartida por Irene Montero / INSTAGRAM IRENE MONTERO

Alexandra Costa

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Las vacaciones de Irene Montero, exministra de Igualdad, en la isla de Fuerteventura, no han estado exentas de polémica. Unas imágenes de la exministra pintando piedras en una playa han desatado una ola de críticas y acusaciones por parte del gobierno local del municipio de La Oliva, que denuncia una posible infracción a la Ley de Patrimonio Natural.

El acto, aparentemente inocente y enmarcado en el descanso vacacional, ha adquirido una connotación política inesperada. La polémica se centra en la naturaleza de las piedras decoradas por la política, ya que según las autoridades locales, estas podrían formar parte del entorno natural protegido de la isla. La Ley de Patrimonio Natural de Canarias es estricta en cuanto a la alteración del paisaje y la recolección de elementos naturales, incluso en pequeñas cantidades.

Desde el gobierno local se ha criticado la actitud de Irene Montero, calificándola de irresponsable e insensible hacia el patrimonio natural de la isla. Argumentan que, como figura pública, debería ser especialmente cuidadosa con sus acciones y predicar con el ejemplo, especialmente en un tema tan sensible como la protección del medio ambiente.

Por su parte, fuentes cercanas a Montero aseguran que se trata de una polémica artificial y fuera de lugar. Defienden que la acción de pintar las piedras no buscaba dañar el entorno ni se realizó con ánimo de infringir ninguna ley. Además, argumentan que no existe constancia de que las piedras utilizadas pertenecieran a una zona protegida. 

A pesar de las explicaciones, la polémica se ha extendido como la pólvora en las redes sociales y medios de comunicación. Los detractores de la política aprovechan la ocasión para criticar su gestión y acusarla de hipocresía, mientras que sus defensores minimizan el asunto como un simple acto de relax sacado de contexto.