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Máxima de Holanda, la reina de moda
Una serie televisiva recrea la vida de la plebeya argentina que enamoró al príncipe Guillermo de Orange
Atresmedia adquiere los derechos de emisión de la serie sobre la vida de Máxima
Máxima de Holanda, reina de las pamelas
![La reina Máxima de Holanda](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/dae3a1a9-57e3-4f95-b16a-bc00b27193ed_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
La reina Máxima de Holanda / AFP / Robin van Lonkhuijsen
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Marta López
Periodista
Periodista. Redactora jefa del suplemento Entender más
La reina Máxima de Holanda (Buenos Aires, 1971) está más de moda que nunca y no por los vistosos modelos y extremados tocados y pamelas con los que suele aparecer. Desde esta semana, la primera temporada de una serie que lleva por título su nombre de pila recrea a lo largo de seis capítulos la vida de la plebeya argentina que en 2002 se convirtió en princesa de los Países Bajos tras su matrimonio con el entonces heredero del trono Guillermo de Orange. La serie, una suerte de ‘The Crown’ a la holandesa, está basada en la biografía autorizada ‘Máxima Zorreguieta. Madre Patria’ (Planeta) de la periodista holandesa Marcia Luyten, que tuvo acceso a fuentes directas de familiares y amigos.
Al igual que el libro, esta primera temporada de la serie que se puede ver en Antena 3 retrata la infancia, adolescencia y juventud de Máxima en su Argentina natal, su traslado a Nueva York para incorporarse ya como economista las finanzas en Wall Street y de ahí el triple salto mortal a Países Bajos para casarse con el príncipe Guillermo, al que conoció en una caseta de la Feria de Sevilla, y protagonizar una boda de cuento de hadas que no fue tal. Máxima era hija de Jorge Zorrigueta, que fue ministro del dictador Jorge Videla, y ella le tuvo que pedir que no asistiera al enlace porque el Parlamento no autorizaba el matrimonio si estaba presente un represor. Sin el aval parlamentario, Guillermo nunca hubiera podido ser rey. Solidarizándose con su marido, tampoco su madre, María del Carmen Cerruti, asistió a la boda.
Condena de la dictadura
“Como hija, encuentro terrible que mi padre no esté presente en mi boda, pero es así y comprendo los sentimientos de los holandeses al respecto”, dijo Máxima entonces, condenando también los crímenes de la dictadura argentina. Su biógrafa ha contado que la noche antes del enlace se la pasó llorando. Unas lágrimas que no escondió en público ante otro duro trance familiar en 2018, cuando tras estar apartada de la vida pública unas semanas habló del dolor que le causó la muerte de su hermana menor, Inés, sin esconder que se suicidó. Un episodio tras el cual Máxima se volcó en asuntos relacionados con la salud mental de los jóvenes.
Extrovertida, espontánea, inteligente, amable y con don de gentes son algunos de los calificativos que habitualmente y de forma unánime le dedica la prensa a la reina de los holandeses, de quien se destaca también una fuerte personalidad y carisma que se traduce en su forma de vestir con llamativos colores y diseños fuera de lo común. Rasgos todos ellos que contrastan con los de su esposo y rey, Guillermo de Orange, de carácter huidizo, parco en apariciones públicas y del que durante mucho tiempo se dudó de sus capacidades para asumir el trono que el 29 de abril de 2013 dejó su madre, la reina Beatriz.
La llegada de Máxima supuso un soplo de aire fresco a una encorsetada y distante Casa Real. Ya como príncipes, el matrimonio multiplicó su contacto con la gente, tratando de mostrar una imagen de cercanía y empatía y compartiendo además detalles de su vida privada junto a sus tres hijas: Amalia, la heredera, Alexia y Ariane. Pero ni sus esfuerzos ni su simpatía han sido de momento suficientes para remontar la popularidad de la familia real holandesa, que se encuentra bajo mínimos. Solo un 53% apoya la monarquía, según una encuesta hecha pública en abril. Los holandeses quieren a Máxima, pero sin corona.
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