Contra la presión estética

Las Mamarazzis aparecimos el martes en un reportaje de la revista Semana. El titular que destacaron de nuestra entrevista fue "Nos hubiera ido mucho mejor en la tele si estuviéramos buenas". Hablar de la realidad de la presión estética ha generado mucho debate, para nuestra sorpresa, hasta el punto que algunos han negado que esta afirmación sea el reflejo de una realidad.

Hay una prueba bien sencilla en el mundo de la televisión que corrobora lo que contamos. Encendedla y observad. Observad los informativos, de cualquier canal. Observad los principales programas de máxima audiencia. Miradlos a ellas y después a ellos. Observad las parejas que dan las campanadas cada año, o las retransmisiones deportivas. La proporción de señores objetivamente feos frente al de mujeres es evidente. Y no es una simple casualidad, es que en las mujeres, el físico cuenta.

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Esta semana las Mamarazzis vimos la serie que tanto triunfa en Netflix, ‘Mi reno de peluche’ y las dos coincidimos en un hecho: solo falta que la incomodidad la vivan ellos para que lo entiendan todo a la primera. En la serie, el protagonista sufre acoso y abusos sexuales. Y claro, un hombre siendo la víctima no genera ninguna duda. Ahí la empatía es máxima. Pero en nuestro caso siempre hay incomprensión y ejemplos burdos.

Nos decían concretamente que nuestra teoría se desmontaba observando casos como el de Ana Rosa Quintana o María Teresa Campos que, no siendo mujeres cañón, habían alcanzado un estatus a la altura de cualquiera de sus rivales masculinos. Hombre, solo faltaba que toooooodas las mujeres tuvieran el cuerpo exigido por el sistema. Si tooooooodas tuvieran que pasar esa prueba sería demasiado evidente lo que contamos.

Lo de disimular el machismo es la coartada perfecta para los negacionistas. Alguien debería entender que tanto Ana Rosa como María Teresa Campos, en su día, siendo presentadoras estrella, sufrían diariamente la presión estética, subidas en unos tacones que les reventaban los pies y con unas fajas que como mínimo les producían flato. Esta es la realidad. Aplastante. Y quien quiera verlo como pura anécdota solo se convierte en cómplice de un sistema opresor, una vez más, para las mujeres.

Por si fuera poco, los que niegan esta presión estética, cuando ven a mujeres guapas y esbeltas, son capaces de soltar la frase “a saber cómo han llegado hasta allí”. Servida en bandeja la doble trampa. Si eres fea y con un cuerpo no normativo, tienes que demostrar el doble para llegar. Y si eres un cañón de mujer, también debes demostrar el doble para que no caiga sobre ti la duda de cómo narices has conseguido tus éxitos. Esta dicotomía nos demuestra que estamos diseñadas para ser cuestionadas.

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Cher y las relaciones desiguales

La cantante, de 77 años, ha dado una entrevista en el programa de Jennifer Hudson. Su vida amorosa ha sido de lo más prolífica. Rechazó a Elvis Presley, pero sí mantuvo idilios con Warren Beatty, Tom Cruise, Val Kilmer o Richie Sambora. Pero lo que más polémica está suscitando es su relación actual. Cher tiene un novio de 38 años, casi 40 menos que ella. Ha asegurado que no sale con hombres de su edad porque “ya están todos muertos”. Las Mamarazzis llevamos años dando la turra con lo insanas que son las parejas con grandes diferencias. Y la respuesta habitual era que el amor no tiene edad, que eso no importa, que blablablá. Vale, muy bien. ¿Pero a que ahora cuando veis a Cher lo entendéis todo bien clarito? Pues eso, que nada de relaciones desiguales, por favor. Ni con la excusa de que maduramos antes que eso no es verdad.