Ana Blanco

Si ella lo dice, va a misa

Cumple 25 años en antena sin cambios en su melena ni grietas en su credibilidad. «Es muy reservada», se limita a filtrar el equipo del ‘Telediario’ de TVE 

Ana Blanco, junto a Matías Prats, en una edición de un informativo del 2001.

Ana Blanco, junto a Matías Prats, en una edición de un informativo del 2001.

 NOELIA SASTRE

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Ana Blanco (Portugalete, Vizcaya, 1961) apenas concede entrevistas. Es tan discreta que algunos de sus compañeros prefieren no hablar sobre su trabajo porque «Ana es muy reservada y no le gustaría». Otros recuerdan que ya desde su primer informativo en TVE como presentadora, hace ahora 25 años, salió más que airosapara ser una primera vez.

Cuando llegó como fichaje de Ramon Colom tenía poca experiencia. Aquel 15 de septiembre de 1990 era su estreno al frente de un Telediario y al acabar le preguntó al editor Miguel Adrover, que trabajó con ella muchos años, qué le había parecido, cómo lo había hecho. «Demasiado bien», le dijo él. «Se quedó un poco desconcertada porque no sabía si aquello era bueno o malo, pero realmente me sorprendió que se preocupara tanto por la dicción y las formas. Lo único que le dije fue que intentara ser más espontánea para llegar más a la gente, y lo hizo desde aquel primer día, ganando cada vez más peso y seguridad, que se traduce en credibilidad», cuenta Adrover. 

Credibilidad, imagen de la casa, trabajo, esfuerzo, perfeccionismo, neutralidad, compañerismo, asombrosa capacidad de improvisación, templanza, prudencia. Todo eso dicen de ella sus compañeros delante y detrás de las cámaras. «Empezamos en TVE casi al mismo tiempo. Hemos compartido muchas cosas», recuerda Fran Llorente, director de informativos de la cadena entre el 2004 y el 2012, los años –dicen– más felices del equipo, sin consignas políticas ni presiones. «Ana es la presentadora de los españoles. Es parte de la memoria sentimental del país, pero también de los trabajadores. Nuestro esfuerzo se canaliza a través de ella; es la cara de un equipo», apunta Llorente, que define a su compañera como «la calma que esconde el caos». 

La boda de los príncipes

Blanco está una hora en pantalla, pero lo suyo es un trabajo de otras siete con los editores. «En el informativo de las tres, cuando las noticias no llegan, ella es la serenidad, te salva: corrige entradillas en directo, cambia datos si están mal. Para un editor, es un salvavidas», subraya quien dirigió los informativos de la cadena durante ocho años. «Con ella he hecho una boda y muchos funerales», bromea Llorente, que recién llegado al puesto decidió que fuera Blanco la que retransmitiera la boda de los príncipes Felipe y Letizia. Debates, noches electorales, la muerte del Papa, «ella y yo, mano a mano, una hora sin guion... Es perfecta para acontecimientos de última hora porque ese punto de prudencia es clave en los momentos devértigo», concluye. 

Además de su indiscutible profesionalidad, la clave de su supervivencia está en que jamás se compromete en público. Cuida su papel al extremo. No es ni una directora-presentadora, ni un busto parlante. El tiempo, entre otras muchas cosas, la ha convertido en lo que es. Un país entero ha crecido con ella. Tan neutra como su look«Uno de los valores básicos para la solvencia y la credibilidad es el tiempo», insiste Llorente. 

Ana es también motivo de orgullo para sus compañeras mujeres, que lo tienen difícil en una profesión donde las canas de los hombres se respetan más. «Me encanta que sean 25 años y muchos más porque se lo merece. Ana es como esas grandes presentadoras anglosajonas que se van ganando la confianza de la audiencia por su buen hacer, no por una cara bonita o por ser joven». Quien habla es Leonor García-Álvarez, que durante muchos años fue redactora de Sociedad de TVE. Como persona, dice, es «educada y encantadora; al principio era un poco tímida, pero nos hicimos amigas enseguida». Y como profesional fue «creciendo en aplomo, con gran facilidad para la improvisación. Tiene ese respeto de la audiencia, que piensa: ‘Si lo dice Ana Blanco tiene que ser verdad’». 

Los atentados del 11-S

Todos coinciden en que su trabajo en los atentados del 11-S, nueve horas seguidas en directo, es uno de los mejores momentos de la televisión en España. «Hizo un extraordinario ejercicio de improvisación y seguimiento con el equipo», afirma Adrover. «Blanco guioniza el telediario, le da ritmo, no hace un relato único. Eso lo logran pocos presentadores. Ha creado un estilo: es tan convencional, que aparentemente no arriesga, y eso la ha convertido en la marca de la casa».

Si se cae el telepromter, sabe salir. Si falta un vídeo, no se queda parada. «Tiene una naturalidad para hacer fluir las cosas asombrosa. Igual que en política: siempre neutra porque es quien cuenta las noticias», añade García-Álvarez. Blanco domina todo el telediario porque está desde primera hora. Por eso es la mejor improvisando, porque se lo sabe todo.

Un cuarto de siglo al frente del telediario da para mucho. Si hay que reforzar una hora más floja, Blanco es la opción. Y si alguna vez ha tenido otras ofertas, las ha rechazado para quedarse en TVE, como otros en su equipo, convencidos de que la pública es la única televisión que, pese a todo, puede plantar cara a los políticos. Otra característica del sello Ana Blanco es haber presentado sola los informativos durante mucho tiempo. Sin hombres que lleven más el peso, como suele ocurrir. Superviviente con un cuarto de siglo de información a sus espaldas, Blanco relata en directo, sin que se le mueva un pelo del flequillo, lo que pasa en España y en el mundo.