Vinos con alma

Un bodega del Priorat capaz de elevar el espíritu

Casa Gran del Siurana elabora sus vinos con “la sabiduría del agricultor, la dedicación del artesano y la creatividad del artista”

Con sus viñedos alrededor de una antigua masía que acogió durante años a los monjes de la cercana Cartuja de Scala Dei

Los viñedos de Casa Gran del Siurana que se extienden alrededor de la antigua masía La Casa Gran.

Los viñedos de Casa Gran del Siurana que se extienden alrededor de la antigua masía La Casa Gran.

Xavi Datzira

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Hace más de 900 años, unos monjes cartujos procedentes de la Provenza decidieron que era una buena idea fundar un monasterio a los pies de la Serra del Montsant, y lo bautizaron como la Cartuja de Scala Dei. Una decisión que marcaría por completo la historia del actual Priorat, e incluso de Catalunya entera, por una razón que no tiene nada de espiritual (o quizás algo sí). Fueron ellos quienes introdujeron el cultivo de la vid en la zona, y su legado vinícola ha sido capaz de resistir el paso del tiempo hasta la actualidad. Ahora no son los monjes quienes se encargan de esta tarea, pero bodegas como Casa Gran del Siurana, fundada en el año 2000 y situada en Bellmunt del Priorat, han recogido su herencia y la han elevado a otro cielo.

De hecho, sus viñedos crecen alrededor de la masía conocida como La Casa Gran, de más de 300 años de historia y que en su día albergó a los monjes de Scala Dei. Por lo tanto, parte de su sabiduría artesanal habrá quedado impregnada en el ambiente, a lo que ellos le suman su conocimiento, creatividad, técnica y perfeccionismo. Desde Casa Gran del Siurana explican que su objetivo es reflejar toda la esencia propia del territorio, aportando a su vez un toque vanguardista. Para ello, abordan cada vino a su manera, “combinando la sabiduría del agricultor, la dedicación del artesano y la creatividad del artista”. Y podemos añadir que quizás también el alma del monje.

“Al elaborar vino, confiamos firmemente en la importancia de elegir y cuidar meticulosamente las uvas para que ofrezcan su máximo potencial, en respetar profundamente el 'terroir' para que pueda expresarse plenamente, en llevar a cabo una maceración prolongada y en seleccionar con esmero las barricas para ensalzar la crianza”, detalla la enóloga Anna Gallisà, que se unió al proyecto en el 2013 junto a Jordi Alentorn, jefe de viticultura. Los viñedos son seleccionados estratégicamente en función de su potencial y la viña es tratada de forma manual, para después decidir el mejor método de vinificación y envejecimiento. “Esta filosofía de trabajo es crucial para la bodega y ha ganado impulso con el paso de los años”, añade.

Fincas con personalidad

Casa Gran del Siurana cuenta con dos fincas de características muy diferentes, por su orografía y tipo de suelo, como son La Fredat y La Casa Gran. La primera mantiene el equilibrio entre terrazas y laderas imposibles, conocidas en el Priorat como costers, donde la vid se enraíza en los suelos de licorella mediante un cultivo tradicional en vaso. Mientras que en La Casa Gran, situada a la izquierda del río Siurana, se extienden viñas de unos 20 años de edad sobre un suelo profundo. En ambos terrenos crecen garnachas y cariñenas locales, que conviven en armonía con las variedades foráneas como la syrah o el cabernet sauvignon, muy bien adaptadas a las tierras del Priorat.

Gallissà, Alentorn y su equipo enfatizan el meticuloso trabajo realizado en el viñedo para obtener uvas de la más alta excelencia, supervisando de cerca su evolución diaria con el objetivo de que expresen una amplia diversidad de matices.

A partir de aquí, su vocación reside en crear vinos con audacia y pasión. Como parte de la nueva generación de enólogos, Gallisà ha adquirido experiencia en diversos entornos, culturas y climas, lo que le ha permitido desarrollar vinos con finura y profundidad. Al hablar sobre la elaboración de sus vinos, suele comparar su trabajo con el de una artista que, “con una amplia paleta de colores y lienzos, utiliza diferentes procesos para lograr la creación deseada”.

Su taller creativo es la antigua Cooperativa Agrícola de Bellmunt del Priorat. La instalación, con una superficie completamente restaurada de 748 metros cuadrados, ha sido equipada para asegurar un proceso enológico basado en preservar y respetar la identidad del origen, con una zona de vinificación y una sala subterránea de crianza con barricas de roble francés de 225 y 400 litros. Es allí donde el conocimiento moderno se alía con la tradición monacal para crear unos vinos destinados a elevar el espíritu.

Los vinos más destacados

Gran Cruor

Un monovarietal que saca el máximo partido de la syrah, que madura sin prisa. La rigurosa elección de las mejores uvas, junto con una prolongada maceración, extrae la esencia de la tierra y de la añada al vino. Una crianza de unos 18 meses en barricas nuevas de roble francés redondea y añade elegancia a su impetuosidad, estructura y potencia original.

Cruor

Un vino elegante, complejo y equilibrado, elaborado con uvas garnacha, cariñena y syrah procedentes de la Finca La Fredat.Predominan los aromas a frutos rojos, hierbas mediterráneas y toques minerales y especiados. Con 14 meses en barrica de roble francés, sus taninos maduros y bien pulidos nos adentran con serenidad al clásico Priorat.  

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