UNA ESTRELLA EN MONTILIVI

Viktor Tsygankov: de la guerra de Ucrania a la paz de Girona

Perfil de la revelación del mercado de invierno, la nueva joya del Girona para asegurar la continuidad en Primera

Viktor Tsygankov celebra su primer gol en la Liga, el que le marcó al Almería en Montilivi.

Viktor Tsygankov celebra su primer gol en la Liga, el que le marcó al Almería en Montilivi. / @GironaFC

Joan Domènech

Joan Domènech

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Llegó a Girona con el aval de dos Ligas, tres Copas y cuatro Supercopas de Ucrania, más 43 (entonces) internacionalidades con la selección en siete temporadas como profesional. Llegó Victor Tsygankov ¿huyendo? ¿alejándose? ¿escapando? ¿fugándose? ¿liberándose? saliendo de la guerra que declaró Rusia a su país para vivir en la paz de Girona tras sufrir el terror de los bombardeos. Lo hizo también por Leon, que aún no había nacido.

Entró en Montilivi un futbolista reputado a nivel internacional, en ningún modo desconocido, en una ganga de mercado de esas tan difíciles de detectar de 5 millones cuando la cotización real es de 25 millones. Una operación que requería cierto conocimiento, don de la oportunidad y un punto de habilidad para atrapar un fichaje ante los peces gordos que especulaban frente al Dinamo de Kiev, blandiendo la presión del terror bélico y el final del contrato de una de sus joyas el 30 de junio. Ese final, pero con el Girona, se ha alargado al 30 de junio de 2027.

Tsygankov celebra un gol del Girona con Taty Castellanos.

Tsygankov celebra un gol del Girona con Taty Castellanos. / @GironaFC

En Kiev su entrenamiento se limitaba a subir y bajar las escaleras del edificio (más de 20 plantas) para ir a pasear al perro.

El reforzamiento de glúteos

Apareció un muchacho de 25 años, nacido el 15 de noviembre de 1997 en Nahariya (Israel) y que habla un inglés aprendido de forma autodidacta, de forma sigilosa, ahora ya incapaz de ampararse en la discreción a no ser que desee encerrarse en la casa donde reside en el club de golf de la PGA, muy cerca de la ciudad deportiva rojiblanca.

Antes tenía que refugiarse en el piso del bloque de apartamentos de Kiev en cuanto sonaban las alarmas de un ataque ruso. "La gente trata de ayudarme y lo agradezco mucho, es mucho más fácil la adaptación cuando la gente te ayuda", decía el internacional ucraniano cuando vivía los primeros días del "nuevo capítulo" que abría en su vida.

El extremo llegó a Girona de incógnito semanas antes de que se consumara el fichaje.

Aterrizó Tsygankov en Girona sin poder entrenarse como el futbolista profesional que era. Fuera de forma, tras disputar el último partido el 30 de noviembre. Solo con un inapropiado y excesivo reforzamiento de glúteos. El trabajo físico se resumía a subir y bajar por las escaleras más de 20 plantas, dos o tres veces al día, para pasear al perro. Cuando no había desparecido la luz, estaba a punto de fallar la electricidad en la ciudad, se decretaban restricciones o sonaban las alarmas de un ataque aéreo ruso. “Es un desastre para nuestro país y nuestra gente. Es algo que nunca imaginé, espero que acabe todo lo antes posible", dijo en la presentación, aclarando que su fichaje "no tiene nada que ver con la guerra".

Tsygankov debutó con el equipo a dos puntos del descenso; ahora ya está a siete.

70 millones por Mudryk

Viajó a Girona ese extremo zurdo que juega en la derecha mucho antes de que se anunciara su fichaje. Ni se sospechaba. Se hospedó en un hotel de la capital sin que nadie le reconociera salvo algún compatriota exiliado como él, en la misma condición de refugiado, mientras maduraban las conversaciones entre la agencia de representación del futbolista, el Dinamo y Pere Guardiola, presidente del consejo de administración del Girona. El club ucraniano claudicó con esos 5 millones, aproximadamente, y el 50% del futuro y previsible traspaso del futbolista. Paralelamente, el Shakhtar Donetz estrujaba al Chelsea con 70 millones por Mijailo Mudryk, el otro tesoro ucraniano, de 22 años.

Entró Tsygankov en La Vinya, el campo de entrenamiento, y Quique Cárcel daba palmas con las orejas al ver a ese delantero tan bueno que en verano tenía un precio prohibitivo y Michel imaginaba las prestaciones que iba a dar en ataque y los compañeros le acogían con la ilusión común de eludir el descenso, a dos puntos la amenaza en enero, a siete en puertas de visita el Camp Nou.

Messi regatea a Tsygankov durante el Barça-Dinamo en novimebre de 2020.

Messi regatea a Tsygankov durante el Barça-Dinamo en novimebre de 2020. / JORDI COTRINA

"Es jugador diferente. Es una suerte que podamos tener aquí a un futbolista como Tsygankov"

— Michel / Entrenador del Girona

De nuevo en el Camp Nou

Iluminó Viktor la cara del vestuario. “Es un jugador diferente, es una suerte que podamos tener aquí a un futbolista como Tsygankov. Tengo claro que no está en su mejor versión porque viene de estar dos meses parado, de un país en guerra y con una situación personal más complicada de lo que pensamos", comentó Michel después de que la adquisición se hiciera oficial el pasado 17 de enero.

A punto de que se cumplan tres meses de la llegada del refuerzo, con el perro correteando por la naturaleza de Caldes, y Leon meciéndose en la calidez del sol catalán, con tres goles y tres asistencias en ocho partidos con el Girona, Tsygankov vuelve a jugar en el Camp Nou dos años y pico después. No es la Champions, pero es en paz.

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