Xavi zarandea a Ancelotti, rey de las finales

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

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Emilio Pérez de Rozas

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Decíamos ayer…anda el Barça y Xavi Hernández buscando el partido redondo para demostrar que tiene proyecto, para creer en lo que está haciendo, para pensar que, pérdida la Champions (de nuevo, a las primeras de cambio), aún hay vida para alegrar a la ‘gent blaugrana’. No le había salido aún en los 15 meses que lleva al frente del equipo, un partido de autor, de fútbol, de dominio, de goles, de autoridad, de “aquí estoy yo y así nos gusta ganar”.

Y le salió anoche, en Arabia Saudí, cierto, en una competición más negocio de la Federación Española de Fútbol y del Kosmos de Gerard Piqué que futbolera, pero por pequeñito que sea el título, es la primera corona que se pone Xavi y 14 culés más de su plantilla. Y, sobre todo, no olviden que no se trata de dónde juegas o qué ganas sino a quién ganas y cómo le vences.

Abrazando el 4-4-2

Y, en ese sentido, Xavi y sus muchachos, por cierto, renunciando al 4-3-3 mítico, casi religioso, y utilizando un 4-4-2 polivalente, con un Gavi portentoso, magistral, enorme, goleador y asistente como tercer delantero por la banda izquierda, le dio toda una lección táctica, técnica, de fútbol, de control, de ganas, de ambición, de determinación y, sobre todo, de estilo precioso, eficaz y único (es decir, del Barça) a todo un técnico como el italiano Carlo Ancelotti, al que dejó pensando (al igual que a Florentino Pérez y a toda la afición merengue) sobre si lo que vieron fue al auténtico Real Madrid, campeón de Liga y de Champions, o, simplemente, a un representación devaluada de un equipo que, de los últimos 10 partidos, solo ha ganado cuatro, ha perdido otros cuatro y empatado dos.

Xavi, que no había ganado final alguna como entrenador del Barça, le pasó la mano por la cara a ‘Carletto’, repito, lo dejó pensando (y mucho) y rompió una colección de 10 finales ganadas consecutivamente por el ‘mister’ blanco en los últimos 13 años, tras acumular 14 trofeos en las 19 finales jugadas. Es más, Xavi, que aún no se explica por qué algunos hablamos y escribimos de ridículo culé, en Alicante, ante el Intercity, pudo comprobar, en Arabia Saudí, como no hace falta ser eliminado de la Champions a las primeras de cambio, como le ocurrió a él, para que un periodista le pregunte al entrenador del Real Madrid, tras el triste, aburguesado, indolente, ineficaz, desmotivador y lamentable partido jugado ante el Barça, si el 1-3 le había parecido una humillación. “Hablar de humillación me parece una falta de respeto”, señaló lacónico Ancelotti.

Xavi con la Supercopa

Xavi con la Supercopa / JAVI FERRÁNDIZ

Lo malo es que el Barça rozó el ridículo ante el Intercity, en Copa, donde ganó en el minuto 120 gracias a Ansu Fati y anoche el Real Madrid fue humillado por El Barça, por el planteamiento ambicioso, sensato, hambriento y necesitado de Xavi Hernández y por el despliegue de un equipo, más joven que veterano, con tres locos, portentosos, casi únicos como Gavi (18 años), Balde (19) y Pedri (20).

Tiene razón Xavi cuando dice que el problema, a partir de ahora, será seguir así o convencer a sus futbolistas que, si lo han hecho una vez (lo ven: faltaba el partido redondo ¡ya está aquí!), lo pueden hacer cada miércoles, cada jueves, cada sábado o cada domingo, no importa la competición o el rival.

Xavi Hernández y 14 culés más de su plantilla ganan su primer título en Arabia Saudí

El mismo equipo que casi, casi, merece perder ante el Betis zarandeó al doble campeón de Liga y Champions después de haber eliminado al campeón de Copa, para conquistar su título nº 98 (76 españoles y 22 internacionales) y empatar a cetros con el conjunto merengue: 68 españoles y 30 internacionales.

Hacía 21 meses que el Barça no conquistaba título alguno. Hacía muchos meses, también, que el Barça no se comportaba, durante 90 minutos, con la autoridad, el juego, la estrategia, la determinación, el convencimiento, la ilusión y las ganas de agradar de anoche, en Arabia Saudí, donde, sin duda, demostró tener más hambre porque tenía más necesidad.

 Los jugadores del FC Barcelona celebran con el trofeo la victoria tras la final de la Supercopa de España 2023 que Real Madrid y FC Barcelona jugaron este domingo en el estadio internacional Rey Fahd de Riad

 Los jugadores del FC Barcelona celebran la conquista de la Supercopa. / JAVI FERRANDIZ

Fue mentira, o eso pareció desde el minuto uno, que el Real Madrid quisiese seguir engordando su vitrina. “La barriga nunca está llena”, había dicho ‘Carletto’ y, sin embargo, el Real Madrid pareció un equipo pequeño, chulo, altivo, suficiente, jugando al ritmo de los ‘legens’ creyendo, como ha ocurrido muchas veces, que ganaría y/o remontaría cuando quisiera.

Ancelotti, sin palabras

Ganó el que quiso ganar. Jugó el que quiso lucirse. Venció el que más lo necesitaba. ‘Campeonó’ el que se lo mereció. Y, por fin, ese grupito de jóvenes hambrientos demostraron, repito, con el tradicional y flexible 4-4-2 (que espero nadie le critique a Xavi, todo lo contrario, se lo elogie), que han llegado para creérselo, para quedarse, para coleccionar camisetas de rivales derrotados y ampliar las vitrinas de un museo, ahora zarandeado por las obras, que seguirá creciendo de la mano de una generación que, al menos, en España, tiene suficiente fútbol como para liderar LaLiga en solitario y conquistar la Supercopa al campeón de (casi) siempre.

Es ahora, sí, como recordó Xavi tras el partido, el momento de demostrar, con continuidad, regularidad y determinación, que lo de anoche se puede y se debe repetir en cada partido, aunque nadie dijo que fuese sencillo. Simplemente, nunca había ocurrido. Ya hay un partido redondo. Y ante el Real Madrid. Y ante Carlo Ancelotti, que, en los últimos 13 años, no había perdido final alguna. Xavi zarandeó al maestro y lo dejó pensando. Que ya es mucho. Es todo.

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