De sueño laboral a pesadilla: tres meses en la vida de los obreros rumanos del Camp Nou

El pasado 4 de marzo, los Mossos d'Esquadra intervinieron en una protesta de trabajadores del Camp Nou. La policía catalana confirmó que un grupo de empleados intentó cortar la Avenida Joan 23 para reclamar impagos en sus salarios. Fuentes conocedoras de lo que ocurre dentro de la obra explicaron que este mismo grupo, alojado en un hotel de Calella, fue devuelto a Rumanía. "A quien protesta lo envían de vuelta", señalaron varios empleados de forma anónima. En la imagen, un coche de los Mossos d'Esquadra abandona las instalaciones del Camp Nou, a principios de abril. Manu Mitru

Es habitual ver personas de origen rumano, maletas en mano, a las puertas del estadio. Periodistas de El Periódico investigaron estos hechos con un seguimiento de tres meses, centrado en las condiciones laborales de los trabajadores rumanos traídos para las obras del Camp Nou. En la imagen, un grupo de estos obreros espera con maletas dentro del recinto de obras para regresar a su país. Este periódico ha verificado la existencia de trabajadores sin contrato, traídos de Rumanía, que son expulsados de las obras del Camp Nou en cuanto reclaman su sueldo. Manu Mitru

El 10 de abril, tras localizar el hotel en cuestión, El Periódico visitó el Hotel Esplai Calella. Varios trabajadores alojados allí eran recién llegados. Apenas hablan palabras sueltas en castellano. El uso de un servicio de traducción mediante una aplicación móvil y de traductores ha sido fundamental en toda la investigación periodística. En la imagen, Constantín (26 años), Claudio (21 años), Valentín (41 años), Razvan (32 años), Petrisor (21 años) y Andrei (18 años) posan sonrientes frente al hotel donde se hospedan. Están por cumplir un sueño laboral: trabajar en las obras del nuevo estadio del Fútbol Club Barcelona. Algunos de ellos llegaron el día anterior y están recibiendo un curso de riesgos laborales, ajenos a la reciente protesta de trabajadores en el Camp Nou y a las denuncias por vulneración de derechos laborales documentadas por este periódico. Manu Mitru

Valentín, un obrero de 41 años, comenta ilusionado: “Ganaremos más que en Rumanía; nos han prometido un sueldo de 2.000 euros al mes durante tres meses”. Un mes y medio después, totalmente frustrado, buscó ayuda en diferentes instituciones para poder salir de su situación laboral. Lo que debía ser una gran oportunidad laboral se convertiría en una pesadilla. Manu Mitru

El Periódico acompañó al grupo en su primera incursión por Calella. Es la hora de comer y deciden ir al McDonald's del paseo marítimo. Algunos de ellos aprovechan para actualizar sus redes sociales a través del wifi del local, así como también hablar con sus familias, transmitiendo las primeras sensaciones de venir a trabajar a España. Manu Mitru

Razvan, el mayor de todos (32 años), actúa como cabecilla y es el que mejor habla inglés. Se encarga de pedir la comida para todos y de traducir la entrevista. Semanas después, al intentar volver a entrevistarlo, nos confiesa que con el dinero que ganan y los gastos que tienen, ya no les alcanza para comer fuera del hotel. “Nos dijeron que nos pagarían la cena, pero va a cargo nuestro… cenamos muy mal, es que no hay cocina”. Manu Mitru

“En Rumanía el tiempo no es como aquí”, comentan mientras caminan hacia la playa. Sin toalla ni bañador, atraen las miradas curiosas de los primeros bañistas en la playa de Calella. Son los primeros días de abril y la temperatura del mar aún es fría, en contraste con el calor del sol. “Hoy hacemos el curso de riesgos laborales, firmaremos el contrato, nos haremos el chequeo médico y ya empezaremos a trabajar”, sonríen frente a la playa, donde los hombres, acostumbrados al frío de los Cárpatos, juguetean con las olas del mar. A pesar de empezar a trabajar en las obras al dia siguiente, el contrato nunca llegó. Manu Mitru

En la imagen, una cuadrilla de obreros pasa las horas en la playa de Calella antes de comenzar su jornada en las obras del estadio. La mayoría no habla español, lo que les impide relacionarse con los vecinos de Calella. Manu Mitru

La construcción del nuevo estadio del Fútbol Club Barcelona es una de las obras civiles más grandes en la historia reciente de Catalunya. Según informaciones del club y estimaciones de diversas fuentes del sector, más de 1.000 trabajadores participan actualmente en la reforma. Manu Mitru

Para cumplir con los plazos, Limak, la constructora responsable de la reforma del estadio, ha ampliado su red de subcontratas y ha contratado personal del extranjero. Unos 300 obreros, traídos específicamente de Rumanía, se han incorporado a las obras del estadio desde principios de año. Manu Mitru

El hotel de Calella, donde se alojan los trabajadores rumanos de las obras del Camp Nou, cuenta con 198 habitaciones. En ellas se hospedan los 300 trabajadores, mayoritariamente rumanos, distribuidos en habitaciones triples. También hay algunos trabajadores provenientes de Portugal y del norte de África, pero son minoría. Manu Mitru

El Periódico visitó los autobuses que diariamente llegan al Camp Nou para transferir a los trabajadores hospedados en Calella. En la calle Martí i Franquès, aledaña al estadio, había numerosos grupos de trabajadores rumanos, desconfiados y temerosos de hablar sobre sus condiciones laborales. Tienen miedo de ser escuchados o vistos hablando con periodistas. En la imagen: un empleado de las obras del Camp Nou, al finalizar su jornada laboral, espera en las inmediaciones del estadio para volver a "casa". Manu Mitru

Los obreros se acomodan lentamente en los autobuses, a menudo llevando consigo el mismo casco de la obra que deben transportar diariamente. Los petos reflectantes con los logos de las distintas subcontratas lucen a lo largo del pasillo del autobús. Se huele el cansancio de una larga jornada de trabajo. Manu Mitru

La vida de estos trabajadores sigue una rutina rigurosa: levantarse a las cinco de la madrugada, desayunar, subirse a un autobús que recorre 61 kilómetros hasta el estadio blaugrana y que se puede demorar hasta 2 horas en función del tráfico de la ciudad. Comienzan a trabajar a las ocho de la mañana. Tienen una hora para comer dentro de las obras y regresan al autobús entre las seis y las siete de la tarde, dependiendo de la empresa. A las ocho o nueve de la noche, están de vuelta en Calella. Manu Mitru

Los sábados también trabajan y solo descansan el domingo. "Nos cuesta conciliar el sueño por el cansancio y solo damos vueltas en la cama. Tras tantas horas de pie y con las botas, los pies te duelen mucho. No logro dormirme hasta pasada la madrugada... Y en un rato ya hay que levantarse otra vez para ir a trabajar", relata uno de ellos. Manu Mitru

Un trabajador entrevistado confirma las sospechas: "Nos prometieron que nos pagarían cada dos semanas en efectivo". Según sus cálculos, debería recibir unos 1.400 euros, pero el dinero nunca llegó. Cuando lo reclaman a sus jefes, "siempre nos dicen 'mañana, mañana', nos piden que esperemos o que nos vayamos. Se aprovechan de que si nos vamos, nos quedamos sin lugar donde dormir y sin el dinero que prometimos a nuestras familias". En la imagen, un obrero rumano, dentro del autobús que les lleva y les trae a la construcción del estadio blaugrana. Manu Mitru

Trabajadores sin contrato y traídos de Rumanía son expulsados de las obras del Camp Nou por reclamar su sueldo. En la imagen, uno de los buses que diariamente va y viene desde Calella al Camp Nou con trabajadores traídos de Rumanía para trabajar en las obras de construcción del nuevo estadio del Barcelona. Según comentaron los trabajadores a El Periódico, con los meses las esperas para poder llegar hacia Calella se extienden en tiempos debido a la alta ocupación de los autobuses. Llegan a altas horas de la noche, desplazando la hora de la cena y de dormir. Manu Mitru

Debido a la escasez de mano de obra que ya enfrentan las empresas locales, Rumanía, como parte de la Unión Europea cuyos ciudadanos no requieren permisos de trabajo especiales, ha sido una opción preferida por Limak. Anteriormente se consideró la posibilidad de traer peones de obra directamente desde Turquía, pero se descartó debido a las complicaciones burocráticas involucradas. En la imagen, trabajadores llegando al hotel tras sujornada laboral en el Camp Nou. Manu Mitru

Durante la primera fase de la obra, Limak empleó aproximadamente 40 empresas subcontratadas para proporcionar peones y otra mano de obra necesaria para los trabajos. Tras las informaciones publicadas por EL PERIÓDICO, la Inspección de Trabajo encontró irregularidades en la mitad de estas compañías. Los fraudes más comunes incluían excesos de jornada, horas no cotizadas y salarios por debajo de los convenios establecidos, con pérdidas significativas de hasta 800 euros al mes para los empleados. Hoy en día, a través de otras vías, se siguen produciendo estos mismos fraudes en el Camp Nou. El Hotel Esplai, donde desde hace al menos cinco meses residen cientos de trabajadores extranjeros empleados en las obras del Camp Nou, aloja a empleados contratados por diversas empresas, la mayoría procedentes del este de Europa. Manu Mitru

Es frecuente ver a los trabajadores con la indumentaria de trabajo realizando compras básicas en los supermercados cercanos al hotel. Aprovechan para ir directamente tras su llegada en bus, alrededor de las 20:30 horas, a fin de evitar el cierre de estos establecimientos. "No nos han pagado nada" , susurraba R., un albañil escondido entre una estantería del supermercado. Manu Mitru

Otro trabajador, vistiendo un chaleco de trabajo con el logo de Limak, la empresa turca a cargo de las obras del Camp Nou, realiza compras en un supermercado de Calella. Manu Mitru

Manuel Úbeda, dueño de un bar frente al hotel, explica que algunos clientes han podido hablar con los trabajadores alojados en el hotel Esplai Calella y les han confesado que los salarios no son los prometidos. "No cobramos mucho", dicen. También asegura que la mayoría de los trabajadores que frecuentan su bar traen dinero en metálico. Según él, la mayoría de las veces se les paga en efectivo. Manu Mitru

Los Mossos detienen a un individuo por falsedad documental en un intento de acceder a las obras del Camp Nou el 26 de abril. A pesar del "estricto" control de acceso, algunos trabajadores rumanos acceden sin la tarjeta de obra correspondiente, ya que la empresa no les ha facilitado alguna. Manu Mitru

“No he firmado ningún contrato, solo espero terminar este mes para cobrar algo y poder irme a Rumanía. Tengo tres hijas que mantener y aquí solo pierdo dinero”, añadía G., otro empleado que prefirió mantenerse en el anonimato. Este albañil también mencionó que tuvo que pagar de su bolsillo el billete de ida para venir a trabajar a Barcelona. “Me iría ahora mismo, pero no tengo dinero suficiente para salir”, lamentó. En la imagen: un grupo de trabajadores, tras su jornada laboral, sale del autobús en Calella. Manu Mitru

Los trabajadores rumanos cuelgan su ropa de trabajo en los balcones del hotel en Calella. Manu Mitru

Un trabajador entrevistado dice sentirse prisionero de un sueño laboral frustrado: "Esto es peor que una cárcel, solo faltan los perros. No tenemos ni toallas, todo está sucio. Cada día estamos más cansados y estresados. Me siento como un esclavo obligado a trabajar para beneficio de otros. El dinero que nos prometieron nunca llega". Algunos incluso expresaron que tienen la sensación de ser "el último eslabón en una presunta red de tráfico de personas". La desolación se refleja al final del día, cuando un obrero descansa junto a sus botas y su ropa de trabajo. Manu Mitru

La falta de lavadoras en el hotel obliga a los huéspedes a lavar su propia ropa, muchos de ellos optan por ir a la lavandería de una gasolinera cercana durante el domingo, su día de descanso, para limpiar sus uniformes de trabajo. Manu Mitru

Los empleados, dentro de las obras, denuncian la calidad y poca comida que tienen para aguantar la "estresante" jornada. Manu Mitru

Dentro de las obras del estadio, los obreros aprovechan para dormir, y también lo hacen en la habitación del hotel donde duermen tres personas en una misma habitación. "Es como una cárcel", se quejan. Manu Mitru

Unos empleados de las obras del Camp nou, que piden anonimato, muestran las fotografías de sus familiares. "Nos contrataron en Rumanía. Un chico nos dijo que nos pagaba los vuelos, el alojamiento y la comida y que cobraríamos 15 euros la hora, pero él se quedaría cuatro. Pero ha resultado que no nos pagan y tememos por nuestros hijos, nos están mintiendo, se están aprovechando de nosotros: como somos rumanos, como no conocemos las leyes de aquí... Trabajamos como esclavos para que otros ganen dinero en las obras". Manu Mitru

David Florin Marcu, Florin Postelnicescu y Enrico Marcu, tres trabajadores expulsados del estadio por reclamar su salario, el 5 de junio. “Le pedimos al jefe que nos pague el sueldo y nos respondió que no pagaría nada. Nos echó de la obra, nos quitó el hotel y nos quedamos en la calle. Dormimos en un parque de Calella. Tenían miedo que se enterara Limak”. Manu Mitru

Hasta hace unos días, estos trabajadores estaban empleados por Eurobau SRL, una de las subcontratas de origen rumano que recientemente se unió a las operaciones de reforma del estadio. Durante este período, se han reportado varios incidentes en los que los trabajadores han denunciado abusos laborales. En la imagen: David Florin Marcu, Florin Postelnicescu y Enrico Marcu, en el aeropuerto del Prat de vuelta a su país sin haber cobrado por su trabajo. Manu Mitru

David Florin Marcu, Florin Postelnicescu y Enrico Marcu viajan de vuelta Rumanía en un vuelo costeado por sus familias. "No podemos quedarnos aquí, en la calle y sin dinero". Manu Mitru

David Florin Marcu se despide en Barcelona minutos antes de subir al avión. Manu Mitru

Adrian Tinica, Cobzaru Marín y Budeanu Ionel, tres albañiles rumanos minutos después de ser expulsados de las obras del Camp Nou por reclamar su salario, el pasado 6 de junio. Han denunciado su caso ante la Inspección de Trabajo dependiente de la Generalitat de Catalunya, que ha acreditado que no estaban dados de alta en la Seguridad Social. Tampoco firmaron contrato alguno y no han visto un euro de los prometidos cuando salieron de Rumanía. Manu Mitru

Iván Gallego, representante sindical de Comisiones Obreras, asesora a Adrian Tinica sobre sus derechos laborales en Barcelona, tras ayudarle a la tramitar la correspondiente denúncia a Inspección de Trabajo. Manu Mitru

Adrián Tinica, Budeanu Ionel y Cobzaru Marín, ante las obras del Camp Nou después de su despido. El pasado jueves 6 de junio discutieron con el encargado y éste los dejó en la puerta del estadio con los cascos y las botas en la mano. "No tenemos adónde ir. Sólo queremos ir a casa con nuestra familia. Tendremos que dormir en la calle", preveía Tinica. Denunciaron su caso ante dos subinspectoras de Treball de la Generalitat acompañados por el sindicato CCOO. Manu Mitru

Adrián Tinica, Budeanu Ionel y Cobzaru Marín, reprochan las malas condiciones laborales en las que han estado trabajando en el Camp Nou. Manu Mitru

Adrián Tinica, Budeanu Ionel y Cobzaru Marín, ante las obras del Camp Nou después de su despido: “Les pedimos que nos ayudaran a arreglar este problema. Las autoridades competente conocen las leyes, nos merecemos los mismos derechos que cualquier otro trabajador. Somos personas humildes”. Manu Mitru

Otros trabajadores despedidos, maletas en mano, en las immediaciones del estadio. Manu Mitru

“Nos presionan para obligarnos a seguir trabajando. Todo es mentira, me duelen los pies, deseamos poder regresar con nuestra familia”, añade Cobzaru Marín también padre de familia, mientras habla con su preocupada família. Manu Mitru

Sandu Tamasescu, Cobzaru Marín, Budeanu Ionel y Adrián Tinica el pasado lunes 10 de Junio, delante del estadio para reclamar su salario tras ser expulsados. Pertrechados con sus maletas, aguardan recibir dinero de sus familiares y amigos para poder costearse el regreso a Rumanía en autobús. Finalmente lograrán que al menos sus jefes les paguen 120 euros para costear el viaje de vuelta en autobús. Este diario ha podido constatar que hace meses que se repite la misma situación. Manu Mitru