El alto precio (también económico) de vivir conectado a una máquina

José María Casais, en la cama de su habitación antes de acostarse, usa una cánula nasal conectada a una máquina de oxígeno portátil. José María cobra 2.700 euros al mes de su pensión de incapacidad, un importe bastante mayor de lo que cobran otros españoles. Pero Casais, ingeniero retirado, explica que se ha visto obligado a ahorrar cada mes más de lo previsto después de que los costes de la energía se hayan disparado. Él vive enchufado casi las 24 horas a una máquina de oxígeno para tratar su enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Se queja de que su factura de la luz se ha triplicado desde la invasión de Ucrania por parte de Rusia, en febrero. NACHO DOCE / REUTERS

José María Casais, de 69 años, usa un nebulizador de oxígeno en la habitación de su casa, en Barcelona. NACHO DOCE / REUTERS

Una bombona de oxígeno para uso médico, junto al armario de José María. Lo tiene siempre en casa para poder utilizarlo en caso de que haya un corte en el suministro eléctrico. NACHO DOCE / REUTERS

José María Casais, de 69 años, está resfriado y usa un nebulizador de oxígeno mientras está sentado en su silla de ruedas, en su casa de Barcelona. NACHO DOCE / REUTERS

José María Casais y su cuidador, Álvaro, en un autobús de Barcelona. Casais, de 69 años, lleva con él una mochila con un concentrador de oxígeno portátil y una batería, para poder respirar. NACHO DOCE / REUTERS

José María habla por vídeollamada con Nicole Hass, portavoz de la Asociación Española de pacientes con EPOC (APEPOC), desde su casa en Barcelona. NACHO DOCE / REUTERS

José María mira las noticias en televisión en su casa de Barcelona. En pantalla, justamente, una información sobre lo mucho que se ha incrementado el coste de la energía en los últimos meses. NACHO DOCE / REUTERS

Fernando Uceta, de 61 años y afectado por una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), usa un nebulizador para administrarse antibióticos directamente a los pulmones, tras haber recibido un doble trasplante de este órgano. La imagen se ha tomado en su casa de Barcelona. NACHO DOCE / REUTERS

José María Casais toma medicamentos durante un resfriado, en su casa de Barcelona. NACHO DOCE / REUTERS

Fernando Uceta, paciente de EPOC, muestra en su móvil una foto de él en el hospital, tras un doble trasplante de pulmón realizado en agosto. NACHO DOCE / REUTERS

José María Casais habla con Gloria, la empleada de un bar donde se está tomando un café. Con él siempre va una mochila con un concentrador de oxígeno portátil. NACHO DOCE / REUTERS

Álvaro, de 40 años y cuidador de José María Casais, habla por teléfono con médicos sobre el resfriado que sufre Casais. El enfermo siempre está conectado por una cánula al respirador de oxígeno. NACHO DOCE / REUTERS

Herbert, un cuidador de 32 años, afeita a José María. NACHO DOCE / REUTERS

Álvaro, el cuidador de José María, empuja su silla de ruedas durante un paseo por las inmediaciones de la casa del paciente. En la foto, José María le da un bocadillo a Enrique, una persona que vive en la calle en la zona, en Barcelona. NACHO DOCE / REUTERS

La marca de la cánula nasal se observa en la cara de José María, que vive conectado a una máquina de oxígeno para respirar. En la foto, Álvaro, su cuidador, le ayuda a vestirse. NACHO DOCE / REUTERS

José María se emociona al contestar mensajes de Whatsapp en un grupo de pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Los mensajes se interesan por su estado de salud, después de que haya pasado varios días sin contestar debido a un fuerte resfriado que ha sufrido. NACHO DOCE / REUTERS

José María, en su silla de ruedas y con su mochila de oxígeno, en la playa de la Barceloneta. NACHO DOCE / REUTERS

Una fotografía de José María, cuando tenía 35 años, junto a imágenes de su madre, Teresa Naveira, y su hermano, Emilio. Las fotos están en el salón de su casa de Barcelona. NACHO DOCE / REUTERS

José María y su cuidado, Álvaro, cocinando en el domicilio del primero, en Barcelona. NACHO DOCE / REUTERS

Álvaro ayuda a José María a ir a la cama, en su domicilio de Barcelona. NACHO DOCE / REUTERS

José María sube la temperatura de la calefacción de su casa, durante los días en los que ha estado resfriado. NACHO DOCE / REUTERS

José María Casais, de 69 años, observa una foto en la que aparece él (de pie, a la derecha) junto a amigos en una fiesta en el barrio de Gràcia, de Barcelona, tomada en la época en que hizo el servicio militar, poco antes de cumplir los 20 años. NACHO DOCE / REUTERS

José María, con un fuerte resfriado, descansa en la cama de su casa, mientras intenta dormir. NACHO DOCE / REUTERS

José María, en su silla de ruedas, en su casa, junto a la máquina de oxígeno portátil a la que vive conectado. NACHO DOCE / REUTERS

José María, en un parque cercano a su casa de Barcelona. NACHO DOCE / REUTERS

Álvaro ayuda a José María a vestirse en su casa. El paciente está siempre conectado a la máquina de oxígeno. NACHO DOCE / REUTERS

Antonela, la sobrina de 11 años de Álvaro, cuidador de José María, le desea una feliz Navidad. NACHO DOCE / REUTERS

José María, de compras en un supermercado cercano a su casa de Barcelona. Álvaro, su cuidador, empuja la silla de ruedas. NACHO DOCE / REUTERS

Álvaro le pone gotas en los ojos a José María, en la cama de su domicilio en Barcelona. NACHO DOCE / REUTERS

José María y Álvaro, su cuidador, de paseo por Barcelona. NACHO DOCE / REUTERS