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El beso de la discordia: Macron y su ministra, protagonistas de un polémico beso

Oudéa-Castéra, excampeona de tenis y figura pública reconocida, es una mujer joven y dinámica que ha demostrado su cercanía con el presidente en otras ocasiones

La ministra de Deportes besa a Macron.

La ministra de Deportes besa a Macron. / Efe

Lola Mandefuá

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Una imagen vale más que mil palabras, y en el mundo político, a veces puede desatar una tormenta. Emmanuel Macron, presidente de Francia, conocido por su estilo a veces considerado demasiado familiar, volvió a ser el centro de atención por un gesto que muchos consideraron inapropiado. La polémica se originó durante la ceremonia en de apertura de los Juegos Olímpicos de París, cuando el mandatario recibió un efusivo beso en la mejilla por parte de la ministra de Deportes, Amélie Oudéa-Castéra.

La imagen, capturada por los fotógrafos presentes, muestra a Oudéa-Castéra inclinándose hacia Macron con los ojos cerrados y besándolo con evidente entusiasmo. El presidente, por su parte, parece sorprendido en un primer momento, pero corresponde al gesto con una sonrisa. La escena se volvió viral rápidamente, generando un debate en las redes sociales y medios de comunicación sobre los límites del protocolo y la conveniencia de la efusividad en un contexto político.

Algunos usuarios interpretaron el beso como una muestra de la cercana relación entre Macron y su ministra, destacando la naturalidad y espontaneidad del gesto. Otros, sin embargo, lo consideraron inapropiado y poco profesional, argumentando que un presidente debe mantener la compostura y la distancia con sus colaboradores, especialmente en público. La polémica se vio alimentada por la historia de Macron, quien en el pasado ha sido criticado por sus muestras públicas de afecto, como abrazos y besos en la mejilla, considerados por algunos como excesivos o fuera de lugar.

La interpretación de este tipo de gestos

Es importante destacar que el contexto cultural juega un papel crucial en la interpretación de este tipo de gestos. En Francia, el beso en la mejilla es una forma común de saludo entre amigos, familiares e incluso conocidos. Sin embargo, en el ámbito político, la línea entre lo apropiado y lo inapropiado puede ser más difusa. Algunos analistas apuntan a que la controversia podría responder a una doble moral, donde se juzga con mayor severidad la efusividad de las mujeres en posiciones de poder.

En este caso, la ministra , ex campeona de tenis y figura pública reconocida, es una mujer joven y dinámica que ha demostrado su cercanía con el presidente en otras ocasiones. Esta familiaridad, sin embargo, parece haber cruzado una línea invisible para algunos, que interpretaron el beso como una falta de respeto a la investidura presidencial.

Más allá de la polémica, la imagen del beso pone de manifiesto la importancia del lenguaje corporal en la comunicación política. Los gestos, las miradas y las expresiones faciales pueden transmitir mensajes sutiles o incluso contradictorios a las palabras. En un mundo cada vez más mediatizado, donde la imagen juega un papel fundamental, los políticos deben ser conscientes del poder de cada gesto y actuar con cautela para evitar malentendidos o interpretaciones erróneas.

En definitiva, un simple beso, en este caso, ha desatado un debate sobre los límites del protocolo, la profesionalidad y la imagen que se espera de los líderes políticos en la esfera pública.