El cadáver que fue al banco en Brasil, nueva fuente de chistes

Quizás lo peor de estos tiempos es que cualquier cosa que hagas, incluidos los despropósitos nocturnos, es susceptible de ser publicada casi en directo en las redes sociales. Pero no se puede negar que el hecho de que todo el mundo lleve un móvil con cámara encima está deparando momentos de gran hilaridad. Seguro que en el pasado a alguien se le ocurrió acudir con un muerto aún fresco a una oficina bancaria para simular que vivía y que podía firmar cosas, pero si nadie lo graba siempre queda la duda de si pasó en realidad. Este martes sí había cámaras en una bancaria cercana a Río de Janeiro (Brasil), donde una mujer se presentó con un cadáver en silla de ruedas.  

Quedará poca gente que no haya visto las imágenes, que son espectaculares. El muerto actúa en todo momento como tal: tiene la piel lívida, el cuello se le vence hacia todos lados, es difícil decir si tiene los ojos abiertos o cerrados. La mujer no se inmuta, e incluso habla con el cadáver –su supuesto tío– para que le firme un préstamo de 17.000 reales, unos 3.000 euros. "Tío, ¿me escucha? Tiene que firmar, si no firma, no se puede. Yo no puedo firmar por usted, hago lo que puedo", dice. Cuando los empleados del banco, que graban la situación, le dicen que el hombre parece no encontrarse bien, corta con las especulaciones: "Él es así, no dice nada". La mujer ha terminado detenida.

La macabra situación ha provocado grandes muestras de ingenio en la red. "La del banco: ‘Creo que ese señor está muerto’. La sobrina: ‘Siiiii muerto de ganas de realizar esta gestión’", escribió por ejemplo en X @bast1ii. Y como la escena es clara candidata a instalarse en el imaginario colectivo, ya están apareciendo comparaciones con eventos de actualidad, como la Feria de Abril. "El muerto que ha ido al banco a firmar el préstamo tiene mejor cara que muchos saliendo de la Feria", sostuvo @ElPituso__.

Veremos el domingo cómo afecta a las expectativas de Bildu la entrevista que su candidato a lehendakari, Pello Otxandiano, dio el lunes a la SER, en la que se negó a calificar a ETA como banda terrorista cuando se le preguntó si lo fue. El circunloquio es digno de reproducirse: "ETA fue un grupo armado que puede tener diversas consideraciones. Hay diferentes puntos de vista de lo que ha supuesto los GAL o la violencia del Estado. Afortunadamente, ETA ya no existe y podemos afrontar el futuro de una forma más compartida, así como la memoria. Se puede discutir sobre las consideraciones de qué es terrorismo y qué no es. La cuestión principal es diagnosticar cámo se superan los conflictos políticos y hemos avanzado mucho. La sociedad vasca está en otra fase y tiene este debate superado». 

La verdad es que no parece tan superado. No solo por las esperables reacciones del resto de partidos, que vieron en la frase una oportunidad para poner en un brete a uno de los favoritos a ganar las elecciones, o por los aspavientos de las redes sociales, que en este caso se comportaron como altavoz de los partidos. El aluvión ha sido de tal magnitud que el candidato de Bildu tuvo que salir de nuevo a pedir "perdón a las víctimas", no a rectificar lo que dijo. Cuando se le pidió de nuevo una definición, Otxandiano se sacó de la manga otro hallazgo lingüístico: "ETA es una trayectoria de 60 años".

Hay una parte de la sociedad española que parece dispuesta a pasar página de tantos asesinatos y tanto enfrentamiento, pero quizás no tolera que se distorsione la naturaleza de un pasado tan reciente. La prueba está en que las palabras de Otxandiano han despertado, en apariencia, mucha más animadversión que el hecho de que Bildu se haya convertido en un socio preferente del Gobierno. Eso ha pasado bastante desapercibido en las urnas. 

Las ilusiones del Barça en la Champions se vinieron abajo el martes como un castillo de naipes. Habían marcado un gol y todo iba bien para los azulgrana en Montjuïc hasta el fatídico minuto 30 de la primera parte, cuando a Ronald Araujo se le ocurrió cortar en falta una jugada de ataque del PSG que estaba a punto de dejar solo a Barcola frente al portero. Fue tarjeta roja, y luego la goleada francesa cayó por su propio peso. 

Araujo, que en no pocos partidos había salvado al Barça de una derrota, fue señalado como culpable de la eliminación. No solo por los comentaristas virtuales, que hasta hoy lamentan su acción, sino también por sus compañeros. El portero Ter Stegen y, sobre todo, el centrocampista Gündongan parecieron criticar la decisión de su compañero. "Es duro decirlo, pero en estos momentos tan cruciales tienes que estar seguro de si vas a tocar el balón. Prefiero darle a nuestro portero la oportunidad de salvarla o, incluso, hasta conceder un gol, porque quedarte con un jugador menos tan pronto te mata el partido", declaró el jugador alemán.

Araujo tenía programado el jueves un encuentro con los periodistas, a cuenta de la presentación del libro 'Relatos solidarios del deporte'. Allí dio una respuesta calculada a Gündogan que no sirvió para reducir las sospechas de que hay una brecha en el vestuario: "Prefiero guardarme para mí lo que pienso, creo que tengo códigos y valores que hay que respetar".

El central uruguayo estaba visiblemente molesto, pero seguramente una de las razones por las que Gündogan está en el Barça es para ayudar a recuperar el instinto ganador. "Me decepcionan los comentarios de Araujo. Gündogan dijo lo correcto. Y me decepciona que Araujo no tome responsabilidad por su error. Que fue un error y ya está, se pide perdón a la afición y a los compañeros y a seguir trabajando. Tenemos mucho que aprender de Gundogan, eh", escribió el tuitero @PuyiFCB.