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Aitana inicia en València la gira de su nuevo disco, 'Alpha'

Aitana inicia en València la gira de su nuevo disco, 'Alpha' / MANUEL BRUQUE / EFE

Laura Fa

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Aitana

La cantante ha iniciado su gira ‘Alpha Tour’ con polémica. Resulta que Rauw Alejandro, Ricky Martín o cualquier reguetonero de turno puede incluir bailes sensuales o pornificados en sus espectáculos. Pero ¡ah, no! , Aitana, no. De hacerlo, le mandamos bien de 'hate' en las redes sociales y en los programas de televisión. La misma Patricia Pardo ('Vamos a Ver', Telecinco) explicaba que su hija de 5 años había estado en el concierto de la extriunfita y que le parecía una hipersexualización de la infancia y que no le gustaría ver a su pequeña reproduciendo los bailes de la catalana en el salón de su casa.

Patricia, amiga, la hipersexualización de la infancia no es eso. No confundamos conceptos que eso es peligrosísimo. Hipersexualizar a las niñas es comprarles bikinis en el Shein con relleno en los pechos. Hipersexualizar a las niñas es subirlas al escenario a bailar al lado de Aitana esas danzas tan explícitas (cosa que no ha sucedido). Hipersexualizar es cuando las niñas reproducen comportamientos sexuales que no corresponden a su edad. Ver a Aitana bailar no es hipersexualización.

Quizá lo que debemos hacer con una niña de 5 años es llevarla a un concierto de Damaris Gelabert o de El pot petit y no responsabilizar a quien no toca de la buena o mala educación de nuestras criaturas. No es Aitana quien debe educarlas, somos las madres y los padres. Y esto va por Patricia y por todos los que criticasteis a la cantante. Sobre lo que sí deberíamos reflexionar es sobre la necesidad de Aitana de incluir estos bailes en su espectaculo. No baila por libertad o por empoderamiento, baila así porque, chica, es lo que se espera de ella. Si se quedara quieta solo cantando ahí sí que llegaría la crítica. Pero ese ya es otro debate y las Mamarazzis no tenemos ganas de meternos en este jardín. Así que, Aitana, nos vemos la próxima semana en el Palau Sant Jordi.

Georgina Rodríguez

Ahora resulta que Georgina no quiere que se hable de su vida. Ella que se dedica a venderla en 'realities', 'docu realities', revistas y redes sociales. No tiene otra profesión. No es modelo, ni actriz, ni administrativa ni peluquera. Vende su vida, su relación, su día a día y se aprovecha de ello. Pero quiere censurar el periodismo y que su vida sea la nada antes del 2017. En esa fecha fue cuando se hizo pública su relación con Cristiano Ronaldo. Ella quiere contar y controlar lo que se cuente y publique.

Pues nosotras queremos explicar que el periodismo no es así. Lo que es noticiable o no, no lo decide Georgina, lo deciden los periodistas. O eso esperamos. Un juez lo valorará y, si falla en favor de ella, sentará un precedente único que limitará muy y mucho la libertad de expresión. De momento esta demanda nos hace pensar que algo realmente complicado debe de existir en su pasado como para querer ocultarlo, más allá de lo que se ha contado. Nosotras nos imaginamos qué, pero no vamos a dejarlo por escrito porque nunca hemos tenido una demanda y así queremos continuar, con el expediente bien impoluto.