Lenguaje popular

Expresiones españolas: ¿de dónde viene el "manda huevos", "poner mirando para Cuenca" o "tocar madera"?

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pareja hablando / 123RF

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Las expresiones españoles son uno de los grandes pilares del vocabulario popular que empleamos en el día a día dentro de nuestro país. Existen locucuines para todo tipo de situaciones y destinatarios, lo cual no hace más que enriquecer la capacidad de comunicarnos con los demás.

Pese a que conocemos el significado de muchas de estas frases o, por lo menos, cuándo usarlas, lo cierto es que muchas de ellas tienen un origen incierto o desconocido para gran parte de los usuarios. Es por ello que, en un tentativo de dar a conocer de dónde proceden estas expresiones, el divulgador Albertofm ha compartido un hilo de tuits explicando algunas de las más conocidas.

Vete al carajo

Esta secuencia de tuits comienza con una expresión propia de escenarios tensos, como pueden ser una discusión o bronca con otra persona. Su origen se remonta a hace varios siglos, cuando enviar a alguien al carajo, la cesta situada en lo alto del mástil, era un castigo para los marineros, ya que era un sitio inestable e incómodo (además de mareante) para viajar.

El quinto pino

Esta expresión, usada para referirse a una ubicación lejana, surge durante el reinado de Felipe V en el siglo XVIII. En aquella época, se comenzaron a plantar pinos por todo Madrid. La distancia entre el primero, situado en Prado, y el quinto, en Nuevos Ministerios, era tal que dio lugar a una frase que perdura aún tres siglos más tarde.

Manda huevos

De Felipe V, el hilo pasa a Carlos II, amante de los huevos. Por ello, cuando su reino atravesó una dura crisis, encomendó al Marqués Fernando Joaquín Fajardo la misión de recorrer el territorio y analizar los causas de los problemas que azotaban a la población, instándolo a "mandar huevos" allá a donde fuera. El marqués, disgustado al ver que el monarca solo se interesaba por recibir su 'comanda', leía enfadado la frase en voz alta, convirtiéndola así en una expresión que con el paso de los años ha terminado pasando al ámbito popular.

Matar el gusanillo

Antiguamente, los rugidos de la barriga se atribuían a parásitos en lugar de a la hambruna. Por ello, cada vez que sonaba alguno de estos sonidos se tomaba un trago de aguardiente, alcohol que actúa como desinfectante y que, por consiguiente, mataba a los gusanos.

Tirar la casa por la ventana

El hilo prosigue con una locución utilizada cuando se habla de "gastar mucho" y, como tal, su origen se halla en una fuente de despilfarro: la lotería nacional. Esta creación del rey Carlos III vio la luz en 1763 y, poco más tarde, los ganadores comenzaron a seguir la costumbre de tirar (literalmente) sus muebles viejos por la ventana como muestra de que iban a renovar el mobiliario con el premio.

Salvarse por los pelos

Empleada cuando se esquiva un error fatal por la mínima, esta expresión, en su día, tuvo un sentido literal. Fue hace siglos, cuando algunos marineros se lanzaban a alta mar sin saber siquiera cómo nadar. Por este motivo, se instaba a los mismos a dejarse el pelo largo para poder agarrarlos y salvarlos en caso de que se estuvieran ahogando.

Armarse la Marimorena

Sin duda alguna, esta es la expresión con un origen más popular. Se sitúa en una taberna madrileña a nombre de María Morena o María la Morena, una mujer de mucho carácter que un día se negó a servir alcohol a los soldados y, consecuentemente, se desató el caos. De ahí la expresión.

Buscar tres pies al gato

El hilo del divulgador continúa con otra frase muy extendida: buscar los tres pies al gato; o lo que es lo mismo, tratar de justificar lo injustificable. De nuevo, hay que remontarse años atrás, esta vez en la España del siglo XVI, cuando se utilizaba con cinco patas. Al parecer, fue Cervantes quien cambió el número de "pies del gato" en su novela del Quijote. Se cree que lo hizo para demostrar que la locura del famoso hidalgo le llevaba incluso a cambiar expresiones asentadas.

Tocar madera

Utilizada para hacer llamamientos a la buena fortuna, esta expresión tiene un origen bíblico, ya que Jesús murió en una cruz de madera y, por tanto, se utiliza esta frase como alusión a la petición de un milagro.

Poner mirando para Cuenca

Por último, en esta publicación también hay lugar para expresiones más sugerentes, como "poner mirando a Cuenca". Tal como reconoce el autor del hilo, existen varios orígenes posibles para esta locución, aunque el que él explica se remonta al reinado de Felipe el Hermoso, quien construyó un mirador en Toledo desde donde presenciar su reino. Al parecer, por las noches el monarca invitaba a diferentes mujeres a este torreón, por lo que los habitantes de la zona no tardaron en sospechar de los fines de estas invitaciones.

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