Opinión | Política y moda

Patrycia Centeno

Patrycia Centeno

Experta en comunicación no verbal.

A la mierda la política; hoy solo moda, por Patrycia Centeno

concejal trias per barcelona xavier trias interviene pleno inves

concejal trias per barcelona xavier trias interviene pleno inves / Lorena Sopeña / Europa Press

Están buscando a unos multimillonarios a los que se les antojó ir a ojear los restos hundidos del Titanic mientras miramos hacia otro lado cuando centenares de inmigrantes mueren en las costas del Mediterráneo cada semana. En Valencia, un torero será el 'conseller' de Cultura y en muchos otros gobiernos e instituciones del resto del Estado ha entrado Vox con su chulería característica y sus grandes dosis de machismo, racismo y negacionismo medioambiental.

El PP, a falta de playas en España, ha montado una falsa con arena, sombrillas, Borja Sémper descalzo con un atril y, de fondo, una foto del horizonte para presentar su campaña 'Verano azu'" (¿alguien puede trasladarles que Chanquete lleva muerto 40 años?). En Barcelona, los 'comuns' siguen tirando de inventiva para tratar de explicar lo ocurrido el sábado cuando permitieron junto a los populares que Jaume Collboni fuera investido alcalde porque confesar que el poder les gusta como a Gollum el anillo no les acaba de convencer...

Y entonces mi cabeza explota y grito: "basta, no puedo más". Me viene a la cabeza uno de mis amigos cuando me recuerda aquello de "Patry, la gente se droga, tú eres rara y no lo haces pero es imposible sobrevivir estando conectada a la actualidad todo el día sin ayuda y más siendo autónoma". Así que abro el vino, me sirvo una copa fría de Albariño (tira la tierra) y me preparo para evadirme.

Estreno de la segunda temporada de 'And just like that'. "Carrie, haz tu magia", ruego mentalmente mientras subo el volumen. No importa si la serie empezó floja. Es ver salir a Bradshaw por la puerta del baño de su apartamento, desfilando por su pasillo vestidor, y olvidarme del mundo. O como diría Trias: "Que us bombin a tots". Y mira que Sarah Jessica Parker aparece en ese primer instante con una sencilla sudadera blanca, su preciosa melena mechada rubia y unos Manolos; pero es suficiente. Me da la vida, me teletransporta a hace un par de décadas atrás cuando todos mis sueños parecían razonablemente reales y accesibles (básicamente trabajar tan poco como Carrie y poder pagar un apartamento en NY y disfrutar de un armario tan fabuloso como el suyo).

Vestido para la Met

En el primer capítulo disponible, Carrie y sus amigas se enfrentan al drama de escoger vestido y estar divinas para la gala Met. Pruebas de outfit por aquí, maquillaje y peluquería por allí, selección de acompañantes por allá. Todo ficticio porque es Anna Wintour quien decide quién va a la gala, es el diseñador quien escoge la percha y no hay una entrada alternativa que no sean las escaleras para las no 'celebrities' como se plantea en la serie. Pero oye, si el PP se inventa una playa (y una 'mascletà') en Madrid, ¿por qué en una ficción no van a dejarse llevar por la fantasía?

Además, el resultado estético no acaba siendo la cutrez de la política nacional. Aquí, por lo menos, el espectáculo es tan excesivamente bello como inútil y además no te venden serias pretensiones de cambiar el mundo ni tu vida. Carrie termina recuperando su icónico vestido de novia de Vivienne Westwood (la diseñadora murió el diciembre pasado), con el tocado del pájaro incluido, para reconciliarse con el mal recuerdo; y Lisa Todd Wexley, hasta el moño de conciliar la vida profesional con la logística familiar, castiga a su marido con cargar la kilométrica cola de su Valentino rojo de alta costura seis manzanas.

Siempre que hablo de 'Sexo en Nueva York' recuerdo que en 2008, en un pase de prensa por el estreno de la primera película de la serie Sex and the City, un reputado crítico de cine se levantó de su asiento a mitad de la película y exclamó "es una mierda" antes de largarse indignado. Seguramente Jaume Figueras llevara razón. Allí sólo había ropa (por cierto, los fabulosos jeans que luce Carrie eran del recién fallecido Jose Castro, uno de los diseñadores más talentosos que ha dado este país tras Balenciaga y Paco Rabanne), hombres, sexo, amor y amistad, sin más. No sé exactamente qué pretendía encontrar Figueras en aquella sala de cine, pero no lo juzgo. A mí ese exabrupto me sale cada vez que contemplo las noticias e incomprensiblemente aún albergo esperanzas de que la escena política un día no me abochorne…

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