En Fuenlabrada
Una joven narra el acoso sexual de un hombre en un bosque de Madrid
Sara ha denunciado el caso ante la policía de Fuenlabrada al ver que otra joven había vivido una experiencia similar
Sara se encontraba en un banco de un bosque de Fuenlabrada cuando un hombre preguntó si se podía sentar. En principio no le dio importancia, era simplemente alguien que quería compartir ese espacio y charlar sobre cosas banales, pero pronto comenzó a ver cosas extrañas.
Para empezar, se presentó con dos besos, algo poco habitual cuando alguien se sienta al lado de otra persona extraña en un lugar público. Y tras unas conversaciones sin importancia, comenzó a hacerle preguntas más personales mientras se aproximaba físicamente. "De vez en cuando me daba alguna palmadita en el hombro o en la pierna".
Al ver este tipo de actitudes, Sara decide marcharse, pero "casualmente" a él le viene bien el camino que va a tomar ella. Comienza a asustarse. Con tono amable, saca temas sobre cosas íntimas como su trabajo, familia, rutina, etc. Ella, consciente, se inventa todas las respuestas.
"Invade mucho mi espacio personal, hasta que me doy cuenta de que estoy a un lado del camino", explica. Durante el camino ya no le toca el hombro, sino que lo acaricia. También trata de cogerle la mano pero ella no le deja. Entonces decide cortar de raíz y decir que se tiene que ir corriendo al trabajo, ante lo que él responde agarrándola de los hombros y tratando de besarla.
Sara consiguió quitarse a ese hombre de encima y correr, ante lo que él gritó que era una exagerada. Después de esta situación se lo contó a sus amigas y familia, sintiéndose apoyada, pero no denunció.
Sin embargo, dos meses después vio una situación que le resultó familiar. Volvía al Bosque Sur cuando se cruzó con dos personas. El hombre le recordó al acosador. Iba en bicicleta de montaña y le reconoció físicamente. Acompañaba a una mujer joven, así que ante la duda decidió seguirles un poco para asegurarse de que estaba bien.
Hasta que intervino. "¡Hola! ¿Estás bien?" Automáticamente la joven se lanzó a ella, abrazándose. Sara gritó de todo al individuo, que huyó gritando que le había jodido la mañana.
Ante esta situación, poniendo sus historias en común, el pasado 10 de diciembre decidieron ir a denunciarlo a la policía de Fuenlabrada para que no se repita. El hombre, dicen, tiene unos 55 años, pelo corto y canas, mide aproximadamente 1,70 metros, tiene sobrepeso y vestía con un chándal oscuro y gafas de sol.
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