Guiomar Alfaro, la modelo del momento, a los 54: "Volver a desfilar me ha salvado de la puñetera menopausia"

Es la "persona vitamina" del año, con permiso de 'Pipe', bautizado así por su hermana, Victoria Federica, en una entrevista con la Berrocal. Hablar con esta Guiomar, de nombre machadiano [aunque nació en la localidad navarresa de Corella en 1969, se crió en Tudela, pero sus padres se casaron en Soria y le pusieron así por su amor al poeta de 'Campos de Castilla'], es un chute de adrenalina y un subidón de buen rollo. "Vivo en este estado desde hace unos meses. Por fin me he acabado de leer el libro 'Nuestra Menopausia', de Anna Freixas, y ella habla de ilusionarse con cosas, de no atiborrarse a pastillas para no estar llorando todo el día. El hablar con los medios, el buscarme la vida, me ha devuelto la vida, y mira que yo la tengo solucionada, que soy funcionaria", explica Guiomar Alfaro, la modelo del momento, además de profesora de inglés desde 1991 en la Escuela Oficial de Idiomas de Alcorcón (Madrid).

Desde que en febrero desfiló en la Semana de la Moda de Madrid, sin una gota de maquillaje pero con toneladas de seguridad arrolladora, no cuelga el teléfono. "Me llaman de todos los medios, da igual el signo político. ¡Esto es la repanocha!", cuenta exultante. "Las mujeres de mi edad tenemos que valorarnos más. Ir con la cabeza bien alta...", repite como un mantra.

Es la modelo del momento, ¿le llueven las ofertas?

Me acaba de llamar la agencia con la que estoy en Italia, que se ha fijado en mí el mejor director de cásting del mundo, Piergiorgio del Moro, para hacer una portada con el 'magazine' de 'La Reppublica'. Quieren que vaya para Londres a principios de julio. Y como dije que me gustaría ser la 'Spanish Balmain lady' [porque el director creativo de la firma de alta costura, Olivier Rousteing, montó un desfile con maniquís de 50 y 60] también me han pedido que les envíe mi portfolio. Hasta la superagencia líder del sector Models.com, donde no entra casi nadie, me acaba de incluir en su catálogo.

Antes de este nuevo 'boom', de los 16 a los 27 se dedicó a la moda. ¿Siempre fue su ilusión?

No, entonces era la de Judith, mi hermana gemela. Fuimos a Madrid a estudiar Filología inglesa y ella empezó a hacer algunos 'castings' y yo la acompañaba. A ella le chiflaba la moda, y triunfamos porque éramos gemelas, rubias; bueno, ella menos que yo, pero era clavada a Judit Mascó. Hicimos muchas campañas para El Corte Inglés. Nos llamaban las gemelas trilingües (también estudiamos francés y un poquito de italiano).

Se casó, nacieron sus hijos y parón de 30 años. Y hace tres algo cambió.

Dejé el modelaje cuando tuve a Alexandra y a Ben [Rubén] Serrano, cuando me casé, aunque alguna cosa esporádica salió. Pero hace tres años un 'booker' de Uno Models se fijó en mi hijo, porque él es así muy enjuto, muy Balenciaga. Me lo contó y yo, que entonces estaba fatal con la menopausia, con falta de sueño, de memoria, de concentración y eso que siempre he sido una persona superestudiosa... Cogí la tarjeta y llamé, porque soy muy 'echá pa'lante'. 

Y volvió a la brecha.

Balenciaga, Georges Rech, Adolfo Domínguez, Gran Canaria Swim Week... y la revolución llegó con la Madrid Fashion Week. La directora del certamen me dijo: '¿Por qué no pueden ser todas las modelos como tú?'. La única que lo estaba disfrutando era yo, porque yo soy libre y hago lo que me apetece, siendo siempre yo misma, porque tengo un trabajo, y mi vida la tengo hecha, pero las pobres niñas tienen que aguantar muchas presiones de las agencias... 

"Quiero vivir cada segundo con pasión, disfrutando de lo que me gusta, porque al final nos vamos todos al hoyo"

Es importante ser una misma.

Ahora estoy con dos agencias 'boutique' que me dejan ser yo misma y apuestan por mí. No firmo exclusividad con nadie. Soy libre y feliz. También quiero reivindicar eso, que nos dejen ser a las modelos más nosotras mismas, que nos dejen sonreír, que a veces vamos con una cara de asco...

Pero desde 1991 es profesora de inglés en la Academia Oficial de Idiomas de Alcorcón.¿Cómo compagina todo?

Tengo clase de lunes a jueves, de cuatro a nueve. El resto del tiempo lo tengo libre. Antes era muy dormilona, ahora que me ha vuelto esta pasión de la moda me da igual levantarme a las seis de la mañana para hacer una editorial. ¡Yo, feliz!.

La clave, entonces, es la pasión.

Sí, hay que buscarse una ilusión. A mí, volver a desfilar me ha salvado de la puñetera menopausia. También ayuda que mi pareja, Alfonso Palacios, hijo del renombrado traumatólogo, me apoya en todo. Quiero vivir cada segundo con pasión, disfrutando de lo que me gusta, porque al final nos vamos todos al hoyo. 

Gran verdad y mejor filosofía.

El otro día fui a una boda y las mujeres de 50 o así, que no me conocían de nada, me decían que eran mis fans y que siguiera así, siendo su modelo menopausia, dando consejos y que teníamos que hablar también de las sequedades por abajo y por arriba. ¡Hay que normalizar la menopausia! Para mí está siendo el mejor momento de mi vida.

Tan fuerte pisa, que ni maquillaje le hace falta.

La verdad es que jamás me he maquillado. En alguna campaña, cuando nos maquillaban a mi hermana y a mí, estábamos deseando llegar a casa para quitarnos todo. Me encanta que me dé el sol, sin nada. A mí el sol también me da vida. Uso la Nivea de la lata azul de toda la vida, me limpio por la noche con una micelar del Día y me pongo una crema de noche de 4 euros de Mercadona. Nada más. 

Lo suyo debe ser buena genética.

Mi madre tiene un cutis maravilloso con 89 años. Mido 1,78 y peso 56 kilos; estoy un poco flaca, pero no hago ninguna dieta. Como de todo, pero solo tres veces al día, y tomo vino en las comidas. Ando todo lo que puedo y subo siempre las escaleras hasta el ático donde vivo, que está en un nueve. Siempre hice patinaje artístico, tenis... pero ahora no puedo, y como no aguanto los gimnasios, ahora uso las máquinas que han puesto en Alcorcón para que se entrenen los muchachos. Y cuando empiece el calor, a nadar. 

"Inclusividad, sí, pero no todo vale. No puede subir a la pasarela cualquiera"

Es una suerte que ahora las pasarelas busquen la diversidad.

Sí, pero sinceramente creo que no todo el mundo vale para ser modelo, como no todo el mundo vale para ser ingeniero. Inclusividad, sí, pero no todo vale. No puede subir a la pasarela cualquiera. Se puede subir una curvy que se lo haya trabajado y crea en sí misma.

Lo de modelo silver' o 'senior', ¿qué le parece?

No soy Pino Montesdeoca, no tengo nada que ver. No quiero que me llamen 'silver' ni 'senior'. Ella en su estilo y yo en el mío. Yo quiero ser modelo apabullante.

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