El repartidor de butano robó a mi madre

Hace poco mis padres necesitaban una bombona de butano. El conserje  del bloque se lo comunicó a un repartidor cuando vio el camión. Este  subió la botella, pero no era de Repsol como siempre, sino de Cepsa.  Ante las dudas de mi madre el hombre insistió en que daba igual una  que otra y que él podía llevarse indistintamente unas y otras. Cuando  ella preguntó el precio, el repartidor contestó: "el de  siempre", sin decir su importe como sería lo correcto.

Mi madre  dijo que no sabía cuánto era, a lo que el respondió; "16 euros y si  luego quiere darme propina es cosa suya". No quedó muy conforme  ya que intuyó que no decía la verdad. Cuando me lo contó llamé a Cepsa  y expliqué lo sucedido. Me confirmaron que el precio de la bombona era  de 13'45 euros. ¡Les había cobrado 2'55 euros de más!

 Me atendieron  correctamente y se ofecieron a solucionar el tema pues según ellos no  era la primera vez que ocurría. Pasados unos días me llamaron para  informarme de que al día siguiente pasaría el jefe del camión a  devolverles la cantidad robada, como así fue.

Escribo esta carta por  dos motivos. El primero para evitar que otras personas sean engañadas: antes de solicitar una bombona deben informarse de su precio actual  puesto que fluctúa a lo largo del año. Y segundo, para agradecer a  atención del cliente de Cepsa el interés mostrado y sugerirles que  ideen algun sistema para evitar que los repartidores sin escrúpulos  sigan haciendo su agosto a costa, sobre todo, de personas mayores.