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"El problema de la inmigración"

Llegada de dos cayucos a Arguineguín | 18/07/2024

Llegada de dos cayucos a Arguineguín | 18/07/2024 / José Carlos Guerra

César Carulla

Si nos damos cuenta de un dato, en cuanto a los cayucos que vemos alcanzar las costas españolas, podemos apreciar que la gran mayoría (sino todos) son hombres jóvenes, muy pocas mujeres o niños hacen esta travesía tan peligrosa. ¿Cabe deducir que solo los fuertes pueden alcanzar el sueño europeo? Y aunque existan alternativas, como es la de entrar como visitante por el aeropuerto con un visado y después quedarse cuando este expira, esa solo es una vía para aquellas personas familiares o allegados de los inmigrantes que ya llegaron y consiguieron papeles o que ya disponen de algún modo de vida que permite su sostenimiento, ya sea precario o con cierta estabilidad. Es de suponer que los viajes y visados los pagan sus familiares ya instalados en Europa o con sus propios recursos en origen.

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Lo cual deja una cosa clara: los que no son fuertes ni disponen de recursos se quedan en sus hogares sufriendo guerras y abusos, o la pobreza extrema derivada de sequías y otros factores geopolíticos que derivan en economías desastrosas. Cada vez que usamos la palabra ‘refugiados’ debemos tener en cuenta que son aquellos que lograron serlo. No estamos refugiando a mujeres y niños que huyen de la guerra o la miseria, solo a jóvenes fuertes y a personas con cierto poder adquisitivo.

Para que la inmigración no resulte un problema, sino algo que se aprecie como beneficioso para todos, el fenómeno debería producirse desde el origen, es decir, dotar a todas embajadas de un departamento de captación al que puedan acudir todas las personas que reúnan los requisitos que se acuerden imprescindibles.

Eso y una buena gestión interna de la delincuencia, que imposibilite relacionarla con la llegada de inmigrantes (ya que si no hay delincuencia no hay relación posible), desintoxicaría el discurso xenófobo que muchos defienden.

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