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"Ocasiones perdidas"

Memorable escena del baile entre don Fabrizio y Angelica en la versión de ’El Gatopardo’ de Visconti. / ARCHIVO

Recuerdo aquellos tiempos, no tan lejanos, en los que las televisiones públicas -y también alguna privada- programaban películas emblemáticas, o incluso un ciclo, de un famoso actor o director cinematográfico fallecido recientemente. Era un homenaje al difunto y también el descubrimiento de filmes míticos por parte de las generaciones jóvenes.

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Hoy, eso ha pasado a la historia. Las televisiones siguen poniendo en sus parrillas -hay honrosas excepciones, como la 2- comedias insulsas, adocenadas películas de superhéroes o filmes de acción con mucho ruido y poca 'sustancia'. Las actuales generaciones seguirán sin conocer obras maestras como 'El Gatopardo', 'Rocco y sus hermanos', 'Amenaza en la sombra', 'Klute' o 'El samurái', entre muchísimas otras.

¿Por qué no aprovechar el obituario para programar obras inmortales?

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