Los jóvenes y la política: ¿Otra participación ciudadana?

A través de mi experiencia como docente, puedo observar y constatar que los jóvenes no participan en los viejos terrenos de hacer política, lo cual se debe a que no creen ni en los partidos ni en los canales clásicos de participación y piensan que estos diluyeron sus ideales. Esto no quiere decir que sean apolíticos, sino 'apartidarios': adoptan una actitud crítica y de preocupación por la política y tienen distintos grados de interés ante los temas de la vida cotidiana. Frente a ciertas posiciones que califican a los jóvenes como apáticos respecto a la política, existen ejemplos de casos de compromiso en sus acciones que buscan cambiar una actitud política de las instituciones estatales y, además, manifiestan formas de participación distintas a las tradicionales.

La idea de ciudadanía no debería designar tan solo la pertenencia de un individuo a un Estado, en cuanto sujeto de derecho y portador de nacionalidad, sino también su pertenencia a múltiples formas de interacción social. Es decir, ser ciudadano implica ejercer un conjunto de derechos: políticos, civiles, sociales, económicos y culturales. Ese ejercicio requiere de una práctica constante y cotidiana en el tiempo.

¿Las instituciones educativas son lugares generadores de un proceso de concientización de una ciudadanía plena?

En vísperas de las elecciones del 20-Delecciones del 20-D, los docentes tenemos una oportunidad para el abordaje en el aula de un tema de actualidad. Recordemos que por ser un tema de actualidad, es probable que no se corresponda con la secuencia de las unidades curriculares. Lo importante es tratar una problemática que consideramos valiosa por el vínculo que guarda con la realidad en la que estamos inmersos. Siempre pienso qué sentido tiene, qué utilidad aporta a los jóvenes la información que selecciono y, en este caso, el presente nos está aportando información útil para abordar la participación juvenil. Es por ello que las propuestas didácticas deben tener como finalidad contribuir a abrir debates en el aula, que tienen que ver con el aquí y el ahora de los jóvenes.

La escuela es un espacio propicio para informar y formar a los jóvenes como portadores de derechos políticos y sociales; no obstante, el gran desafío es que la concientización de esos derechos los lleve a la participación, transformándolos en actores que darán nuevos significados a las prácticas aprendidas en clase.