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'L'habitatge és un dret com una casa': un eslogan lejos de la realidad

El Ayuntamiento de Barcelona impulsa diferentes medidas para asegurar que cualquier persona tenga acceso a una vivienda digna.

El Ayuntamiento de Barcelona impulsa diferentes medidas para asegurar que cualquier persona tenga acceso a una vivienda digna. / AYUNTAMIENTO DE BARCELONA

Tengo 31 años, soy camarero y mi sueldo, como todo el mundo se puede imaginar, es de mileurista, esa palabra inventada en el auge de la posmodernidad y que va asociada en muchos casos es ser pobre sin saberlo creyendo que eres clase media porque tus padres te ayudan de vez en cuando . 

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Fui a la Oficina de l'Habitatge del ayuntamiento de Gràcia para pedir información sobre las ayudas que había para personas solteras con grado de discapacidad y que invierten la mitad de su sueldo en pagarse los estudios. La cara de la funcionaria que me atendió fue de "no me queda más remedio que decirte una cosa de lo que yo misma me avergüenzo". Me explicó que el plazo ya se había acabado y que hasta el año que viene no puedo solicitar nada, aunque tampoco se sabe cuándo se abrirá el nuevo concurso. No quería explicarle mi vida, ni los motivos que me hacían acudir a pedir una ayuda, pero insistí en preguntarle si no había ninguna posibilidad. En ese momento, me miró y me dijo que había una. Mi cara se iluminó y pensé: podré comer tres veces al día como recomienda la OMS sin que mi madre me llene de vez en cuando la nevera con productos que no sean 'low cost'.

Y a continuación, me explicó que debía pedirle a mi casero (ahora casero es un término de los años 80 y 90 del siglo pasado, ahora el término adecuado es "inmobiliaria") una rebaja de 50 euros y, una vez que yo demuestre esta rebaja de mi alquiler ante la administración, decidirán cuanto me bajan el alquiler. No me parece coherente: si le pido ayuda al ayuntamiento es porque sé que mi inmobiliaria no me la va a dar, y si se le pido a mi inmobiliaria,  para qué se la voy a pedir también al ayuntamiento: pedir una rebaja del alquiler a la inmobiliaria y una ayuda al ayuntamiento me parece que es echarle mucho morro a la vida. 

Y así me fui de la Oficina de l'Habitatge, pensando que la marquesina que hay en la entrada, donde se lee “La vivienda es un derecho como una casa” les ha quedado muy bonita, con una diseño original, vanguardista y muy en la línea de la 'marca Barcelona', que ya dejó de ser una ciudad para convertirse en eslogan tras otro.

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