"Fichando con la caña de pescar"

Efectivamente, así es como parece fichar esta temporada el Barça. Pone el gusanillo en el anzuelo y lo lanza indiscriminadamente al mar, a ver si alguien despistado pica, lo engancha y lo arrastra engullido hacia la envenenada orilla culé. Rozando la ridiculez sin criterio y la excentricidad más apabullante a cada movimiento que da o pretende dar y que, para colmo, se acentúa en cuanto se aproxima la kafkiana fecha del cierre de mercado.

Los incesantes vaivenes con el pequeño de los Williams es marear la perdiz sin disimulo y darnos a todos vueltas y piruetas alocadas hasta la extenuación, con los leones ya muy alterados y fieros, rugiendo con la amenaza de demandar al bando culé. Lo de Olmo, un buen parche que se ha dejado llevar por el corazón y que espera con impaciencia su inscripción (este es el recurrente y muy patético cuento de los fichajes azulgranas más recientes). Lo último, la fuga forzada (léase: ahorro de sueldo astronómico) de Gündogan, un juego digno del mejor de los trileros aunque sin lograr superar el visto y no visto del brasileño Vítor Roque.

Y ya para culminar, el que no podía fallar en todo este desaguisado y gran amante de los líos, las travesuras sin mesura y las fascinantes chapuzas: se está cocinando de nuevo (y ya hemos perdido la cuenta) el regreso de Neymar (Pai y Toiss incluidos en el lote). El hijo pródigo que, entre lesiones, fiestorras y casinos, llegó incluso a demandar al equipo culé.

¿Esta vez se culminará el retorno? Como bien se dice, del amor al odio hay un solo un paso.....y en el mundo de la pelotita, bien cargado de fechorías y muchos, muchísimos billetes.