"La diversidad lingüística debería ser una ventaja, no una barrera"

En España tenemos la fortuna de poseer un extenso rango de variedades lingüísticas. Lamentablemente, la lengua es una herramienta de poder que sigue generando cierta controversia entre comunidades. La estrecha relación entre lengua, historia, política, ideología y sociedad es inevitable, y el elemento que mayormente sufre las consecuencias es el primero.

Un ejemplo claro es la situación lingüística en Gibraltar. Durante muchos años ha habido un conflicto político e histórico entre el Gobierno español y británico por su posesión. No obstante, en 1969 Franco ordenó el cierre de la frontera entre el peñón y España, y duró trece años. Este hecho ocasionó diversas separaciones de familias, así como el cese de las telecomunicaciones. Antes de que esto sucediera, Gibraltar era una sociedad bilingüe donde se hablaba español e inglés, pero hoy prácticamente toda la población habla solo la segunda.

Este caso manifiesta que la política, la historia y la ideología han influido directamente sobre su lengua. Tras varios sucesos que han impactado brutalmente en la sociedad, los hablantes han decidido dejar de transmitir la lengua de aquellos que perjudicaron sus vidas. De alguna manera, el castellano ha sido castigado por causas principalmente políticas. Es importante que concibamos las lenguas como una herramienta poderosa, pero para fines beneficiosos y útiles. Es esencial que podamos verlas como una ventaja, y no como un inconveniente. Y es un reto poder dejar de considerarlas como una barrera entre comunidades.

Actualmente, muchas veces se lucha por qué lengua debe predominar y se promueve el uso de una por encima de otra. Un conflicto que nuestro bagaje lingüístico no merece. Es un hecho incuestionable que una lengua siempre estará vinculada a una sociedad, pero lo que es interesante subrayar es la necesidad de fomentar el multilingüismo. No hay que olvidar la historia de una comunidad, pero deberíamos ser capaces de abrazar la diversidad lingüística.