"El discurso de reconocer un Estado cambia según a quien le afecte"

En un descanso en el trabajo andaba yo en una conversación delicada con un compañero de nacionalidad marroquí (español por derecho, después de 25 años viviendo en Catalunya) sobre lo que ocurre en Gaza. Sin duda ambos estábamos de acuerdo en que era una atrocidad lo que Netanyahu hace a los palestinos en venganza por lo que hicieron los soldados de Hamás en territorio israelí y con la excusa de recuperar a sus rehenes.

Mi compañero condenó los atentados de Hamás, yo también lo hice. Ambos condenamos la acción desproporcionada del Gobierno de Israel. Al preguntarle por su opinión de si la comunidad internacional al completo debería reconocer el Estado palestino, de nuevo volvimos a coincidir en que sería lo más justo, dado que se trata de un pueblo que lleva siglos habitando ese lugar, aunque yo advertí que sería bueno que dicho reconocimiento surgiera también del pueblo israelí, algo que mi compañero redujo a poco menos que algo innecesario.

Le pregunté si conocía los tratados de cooperación de Marruecos con Israel y EEUU en materia de defensa y cómo de importantes son dichos acuerdos para Marruecos en relación con su dilatada contienda diplomática con su vecina Argelia, gran aliada de Rusia y la inestabilidad en el Sahel. Por supuesto, se hacía cargo de que Marruecos e Israel debían seguir cooperando.

Es cuando hice la pregunta delicada: ¿Y qué hacemos con el pueblo saharaui, crees que el Sahara Occidental se debería reconocer como una nación independiente, ya que es algo que reivindica desde que España se marchara de allí hace ya 50 años? En ese momento el argumento de mi compañero cambió por completo. "Ah no, esos no son un pueblo, esos son una manada que había por ahí, a esos hay que aplastarlos, no son nadie".

En fin, en ese momento preciso se terminó el descanso. Los saharauis para Marruecos, los kurdos para Turquía, los rohingyas para Birmania son todos lo mismo que los palestinos para Israel ¿O no?