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A mis 21 años de edad, pasaré las primeras navidades lejos de mi familia. Después de casi seis meses viviendo en Bristol, Inglaterra, es en estas fechas tan señaladas donde más echas de menos a tus familiares y seres queridos.
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Vivir por tu cuenta tiene una serie de ventajas que realmente puedes llegar a apreciar si eres capaz de disfrutar de tu propia compañía. Sin embargo, por muy independiente que seas, siempre es necesario un poco de afecto por parte de tus seres queridos.
He mencionado primeramente el cariño a la familia, pero otro hecho que hace extrañar mi tierra son los manjares que en estas fechas se cocinan. Esas reuniones familiares donde la comida y la bebida corren a mares no es algo que puedas encontrar fácilmente. Por desgracia, cuando ese hecho se repite año tras año tiendes a menospreciarlo y a verlo de una manera más monótona. Supongo que como todo en esta vida, no lo aprecias hasta que no lo tienes.
Así que mi consejo desde el otro lado del canal de la Mancha es que disfrutéis de la compañía y los placeres de estas comidas familiares.