"¡Adiós, Rock, mi fiel amigo!"

Rock, mi perro labrador, se ha muerto. Mi fiel amigo me ha dejado para siempre. No podré disfrutar más de su noble compañía. Estábamos tan compenetrados que sabía tanto de mí como yo de él. Me he quedado muy solo. Ha sido un perro cariñoso, muy bueno con todos, personas y congéneros. Así era Rock.

Qué fácil es el comentario: “Hay quien quiere más a los perros que a las personas”. ¡Sí!, porque hay personas que son malas y no merecen el cariño de nadie. En cambio, el perro, con su fidelidad, es el gran amigo del hombre para siempre.

Este amigo que sin palabras te comprende y que con su mirada entiende tu estado de ánimo. Este amigo que cuida de ti con su compañía. Este amigo que con su presencia te motiva en la vida. Este amigo que siempre lo tienes a tu lado. Este amigo que siempre te espera. Pues este amigo, mi perro Rock, ha muerto por ingerir un producto esparcido por nuestro paseo habitual y que seguramente algún humano, haciendo gala de sus derechos, se lo ha puesto a su alcance. ¡Qué pena! 

Me he quedado muy triste, después de un mes de continuos tratamientos, pruebas y análisis, ya no está conmigo. Me costará mucho superarlo porque era un perro irrepetible; pero que les importa a los envenenadores, que no les gustan los perros y les molestan, les da igual.

Rock, 12 años juntos, eras el mejor, me has dado mucho, ¡adiós!, ¡gracias!