#20D: Vota por el cambio o la desafección nos hundirá

Cuando llegó la democracia a España, me dejé arrastrar por la  efervescencia política de la época. Hoy mi decepción es grande: la  mayoría de políticos son corruptos por acción o connivencia y la riqueza común se ha escurrido en manos de quienes no han sabido  pilotar la nación hacia el siglo XXI.

El 20-D tenemos una oportunidad para crecer como sociedad y como  democracia apenas con un esfuerzo mental razonable: entender que PP y PSOE  ya no sirven, que están anquilosados en un pasado que no superan, unos  porque son refractarios a cualquier modernidad y otros porque se  mueven como una veleta sin asentar ningún modelo de Estado.

El 20-D los 'viejales' tenemos que dejar paso a sangre nueva: que gobierne la  izquierda, la derecha o el mediopensionismo, pero por debajo de los 40  años. Rivera o Iglesias, aun sin ser los únicos, son el símbolo del  cambio, y es necesario que lleguen. Si no renovamos las jerarquías y  las estructuras, la vida se ee pudre como el agua estancada.  Abramos las compuertas.

Esta vez no solo es necesario mirar nuestro pequeño entorno. En esta  ocasión, tendremos que hacer patria y pensar en nuestros hijos,  nietos y biznietos, tres generaciones a las que los gobiernos  sucesivos de PP y PSOE han endeudado inmisericordemente y sin preguntarles.

Hay, además, una coyuntura en la que quienes tuitean con la lengua por entre las comisuras, símbolo de su incapacidad tecnológica, no pueden  resolver porque son parte del problema: Catalunya, yihadismo, TICs,  pensiones, sanidad, educación... Los que han estado desde siempre no  ofrecen ninguna novedad más allá de vacuidades en Facebook y siguen  enzarzados en educación a palos ("la letra con sangre entra") y  sin contenido.

Es nuestro momento, es la hora de rescatar la soberanía que los  gobernantes mediocres nos han venido usurpando a zarpazos desde que la  recuperáramos allá por el año 1978. Tal vez no discutamos sobre si queremos  una monarquía o una república, pero seguramente el fin de las redes de corrupción de PP y PSOE liberarán grandes recursos  filosóficos y económicos al Estado y tendremos, por fin, un país de  verdad, con independencia judicial y cárcel para los Rato, Blesa,  Pujol y demás, hasta acabar con los más de 500 políticos encausados  por manilargos.

Si todavía te empeñas en el voto al PP y al PSOE, sal a la calle, entra en un  bar o sube en el metro: estamos hartos, y si no cambiamos, la  desafección nos hundirá.