Vuelta al cole: primer curso sin móviles, avance del Tema del Domingo

Las escuelas catalanas se preparan para empezar, la próxima semana, el curso 2024-2025, que estará caracterizado por la ausencia de teléfonos móviles en los centros, que se cuestionan hasta qué punto esta medida contribuirá a mejorar la gestión del aula, más tensionada con la conectividad (desde casos de 'ciberbullying' a la falta de atención). Para buscar la ejemplaridad, las escuelas basculan entre la expulsión de quien lo utilice hasta el decomiso y aunque los profesores están mayoritariamente a favor, también hay voces que dicen que no piensan empezar a revisar mochilas, como si fueran policías.

Por otra parte, también se abordará la crisis de autoridad de los profesores de secundaria. Las dificultades para atender la diversidad y las lagunas en la formación de los docentes han encendido el debate sobre si el profesorado de la ESO ha perdido jerarquía. Y es que, en cada clase, suele haber un 60% de alumnos que atienden, pero hay otro 20% de chavales que no dudan en desafiar al docente.

Ultraderecha europea

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Esta semana, en el suplemento ‘Entender más’, analizamos el crecimiento de la ultraderecha en Europa –el último caso lo ha protagonizado la filonazi AfD, que ha obtenido resultados espectaculares en dos 'länders' de Alemania del este- y planteamos el debate de si los cordones sanitarios que aplican los partidos tradicionales, para boicotear el acceso al poder de estas formaciones, está siendo útil o si sería más eficaz dejarles gobernar y que los electores comprueben por sí solos la ineficacia de sus políticas para gestionar retos tan complejos como los que afrontan las sociedades avanzadas.

En el reportaje desentrañamos el imparable crecimiento de estos partidos en Europa –con vaivenes puntuales, la tendencia al alza se sucede elección tras elección desde hace una década-, y cuatro expertos en el fenómeno –historiadores, sociólogos, politólogos- constatan que no existen fórmulas mágicas para hacerles frente. Por un lado, el aislamiento político de estas formaciones solo consigue alimentar su victimismo y les permite captar los sentimientos de agravio que laten en amplios sectores de la sociedad. Sin embargo, facilitarles el acceso al poder puede acabar siendo lesivo para el propio sistema democrático, a la vista de sus agendas políticas.