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Pablo Francescutti: “Hay que cambiar las causas de las pandemias, no esperar preverlas”

Dos décadas después de su primera “historia del futuro”, la pandemia empujó a Francescutti (Rosario, 1961) a actualizar ese libro. Este sociólogo, periodista científico y profesor de la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid) alerta sobre los inconvenientes del deseo de controlar el futuro.

Pablo Francescutti, sociólogo y profesor de la Universidad Rey Juan Carlos.

Pablo Francescutti, sociólogo y profesor de la Universidad Rey Juan Carlos. / José Luis Roca

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Michele Catanzaro
Michele Catanzaro

Periodista

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¿El covid-19 disparó la futurología?

La pandemia generó un sentimiento de incertidumbre enorme y eso siempre genera una necesidad muy acusada de conocer el futuro. Enseguida cualquier médico que tuviera un blog, cualquier unidad de hospital, salió a satisfacer esta demanda de predicciones, que hicieran menos angustioso el confinamiento. Necesitamos conocer algo del futuro para calmar la incertidumbre, pero hay que tener espíritu critico.

¿No fue bueno tener tantos predictores?

Fue un fenómeno de democratización de las predicciones. Desde los chamanes hasta los astrónomos, las técnicas de predicción estuvieron en unas manos determinadas. Con la aldea global digital, todo el mundo se lanza a pronosticar el futuro. Antes nos conformábamos con las prospecciones de la OMS. Con la pandemia, hubo una avalancha de predicciones contradictorias. El exceso de predicciones acaba creando cada vez más desconfianza en los expertos. Si todos son sabios, y todos dicen cosas distintas ¿a quién encomendarse?

"Una avalancha de predicción contradictoria debilitó la confianza en los expertos durante la pandemia"

Pablo Francescutti, autor de "Historia del Futuro" (Comares, 2021)

¿Qué balance hace de todas esas predicciones?

Muchas fallaron. Era un problema tener datos de buena calidad y si metes basura en tu modelo, vas a sacar basura de ello. Además, la predicción en epidemiología está tan en pañales como lo estaba la predicción meteorológica en los años ’70. Puede servir a corto plazo, por ejemplo para prever las temporadas de gripe. Pero el problema es prever los puntos de inflexión. No es fácil extrapolarlos desde el pasado, porque en muchísimos casos la linealidad no funciona: el pasado no se repite y el futuro introduce elementos nuevos. Ya ocurrió con el Sida. Se previeron escenarios catastrofistas, sin tener en cuenta que la gente cambiaría sus hábitos de prevención y que llegaría una terapia.

¿Qué hay que aprender de esa experiencia?

Hay quienes elaboran modelos supersofisticados para prever cuándo aparecerá el próximo virus. Es una batalla que vamos a perder. Hay demasiadas variables implicadas en cuándo un patógeno va a mutar hacia un virus humano. Más que perseguir este objetivo científicamente inalcanzable habría que modificar las causas de la promiscuidad entre humanos y animales. Eso requiere cambios colosales en la ganadería y parar la desforestación. Nos consolamos con el santo grial de la predicción epidemiológica. Cómo esos cambios serán difíciles, lo más útil sería una red de alerta epidemiológica temprana que permita hacer proyecciones tan pronto como se inicie una pandemia.

"A veces somos como bolas de billar. Otras veces tomamos decisiones que frustran las predicciones"

Pablo Francescutti, autor de "Historia del Futuro" (Comares, 2021)

¿Hay que renunciar a predecir el futuro?

Hay métodos de anticipar el futuro que tienen más acierto que otros. Por ejemplo, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) está llevando el mayor esfuerzo colectivo de predicción de la historia de la humanidad. En realidad, ellos no hablan de predicción, sino de escenarios, algo mucho más humilde. La predicción tiene un tufillo determinista, de algo que se cumple inexorablemente, como en astronomía. Los escenarios son más flexibles y son varios. Estos se elaboran para superar los fiascos de la predicción social. Podemos predecir cómo va a funcionar la atmósfera ante la emisión de tantos millones de toneladas de CO2. Lo que no podemos predecir es cuanto CO2 van a emitir los humanos dentro de unos años. Por ejemplo, la guerra de Ucrania ha desbarajustado las predicciones, me parece que a peor.

O sea, ¿se puede predecir la naturaleza, pero no la sociedad?

Las moléculas de la atmósfera no piensan, pero las moléculas sociales, los seres humanos, sí pensamos. A veces somos como bolas de billar. Pero a veces tomamos decisiones que frustran el intento de predecir el comportamiento. Históricamente, los humanos querían prever las inundaciones y las estaciones, pero luego intentaron prever la historia y se pusieron en un terreno resbaladizo. Las predicciones del ICP hay que cambiarlas cada dos meses. Las predicciones demográficas son muy importantes, por ejemplo para planificar la cantidad de escuelas necesarias. Funcionan bien en periodos estables, pero no puede prever la migración. En España se preveía un colapso del Estado del bienestar por falta de mano de obra, debido a la baja natalidad. Nadie previó que iban a llegar millones de inmigrantes.

"No sabemos qué predicciones climáticas se van a cumplir, entonces tenemos que curarnos en salud"

Pablo Francescutti, autor de "Historia del Futuro" (Comares, 2021)

Entonces, ¿cómo podemos prepararnos?

En primer lugar, tenemos una ventaja respecto al tiempo de los oráculos: ya no creemos que esté en manos de los dioses decidir nuestros asuntos. En segundo lugar, está el principio de precaución. Por ejemplo, no sabemos si las predicciones climáticas se van a cumplir, por lo tanto tenemos que actuar de manera preventiva. Tratar de evitar los peores escenarios, curándonos en salud. 

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Ud. dice que no solo el pasado influye en el presente, sino también el futuro.

Las imágenes que proyectamos del futuro influyen en el presente. Por ejemplo, los gurús de Silicon Valley te venden un futuro, pero lo que quieren venderte es su compañía. Detrás de cada invento, siempre hay una idea de futuro. A veces, los oráculos se convierten en profecías autocumplidas: la gente cree en ellos y acaba actuando para que se cumplan.