Elecciones en Catalunya

Sánchez lo fía todo a una clara victoria de Illa que impida al independentismo mantener el Govern

Sánchez cierra filas con la presidencia de Illa de la mano de un acuerdo con "distintos partidos"

ERC y PSC se disputan el flanco 'convergente' que reniega de Puigdemont

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Illa y Sánchez, el 4 de mayo en Montmeló.

Illa y Sánchez, el 4 de mayo en Montmeló. / JORDI COTRINA

Juan Ruiz Sierra

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Las elecciones catalanas de este domingo encierran grandes riesgos para Pedro Sánchez sea cual sea el desenlace. Si el independentismo logra mayoría en el Parlament y retiene el Govern, recibirá un serio correctivo la tesis del jefe del Ejecutivo de que sus iniciativas frente a la crisis territorial (de la amnistía a la mesa de diálogo con la Generalitat, pasando por la derogación de la sedición y los indultos) están logrando que disminuya la pulsión separatista. Si hay repetición de los comicios ante la falta de acuerdo entre los partidos, una hipótesis nada descartable, continuará el 'impasse' en una legislatura española que no termina de arrancar. Y si Salvador Illa, el candidato del PSC, logra una victoria clara que le permita alcanzar la Generalitat, pueden peligrar los votos en Madrid de ERC y Junts, indispensables para que Sánchez saque adelante sus iniciativas en el Congreso de los Diputados. 

Pero el líder socialista, que se ha incorporado a la campaña tras su paréntesis de cinco días de íntima reflexión tras la investigación judicial a su esposa, Begoña Gómez, lo fía todo a que el exministro de Sanidad obtenga un triunfo inapelable. Un resultado de este tipo, señalan sus colaboradores, no solo “pondría fin al 'procés'” y ratificaría la estrategia de la Moncloa. También quitaría argumentos a la virulenta oposición del PP, lograría que Carles Puigdemont dejase la primera línea política, como él mismo se ha comprometido a hacer si no resulta investido, y daría alas al PSOE ante las elecciones europeas del próximo 9 de junio. 

La llegada del líder del PSC a la Generalitat “pondrá fin al procés” y validará la apuesta del Gobierno ante la crisis territorial, consideran en la Moncloa

Pasada la conmoción que supuso el amago de dimisión de Sánchez ante el “acoso” a su mujer, un movimiento sin precedentes que continúa despertando muchas dudas en su partido, los socialistas cruzan los dedos ante lo que pueda ocurrir el domingo. “La partida es doble”, reconocen en la dirección del PSOE. Por un lado, que Illa logre una amplia victoria, mayor incluso de la que vaticinan las encuestas, que hasta esta semana colocaban al líder del PSC rondando el 29% de los votos, frente al 21% del posconvergente Puigdemont y el 17% del republicano Pere Aragonès, actual president. Por otro, e igual de importante, que los partidos independentistas no revaliden la mayoría absoluta en el Parlament, situada en 68 escaños, algo que resulta factible según los sondeos. 

Pero incluso en ese caso, los socialistas creen que Illa seguiría contando con posibilidades de llegar a la Generalitat. El motivo se encuentra en Aliança Catalana, el partido xenófobo, independentista y de extrema derecha liderado por la alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols, que puede sacar hasta cuatro diputados. Quizá esta formación esté dispuesta a dar sus votos gratis a una investidura de Puigdemont, admiten en el PSOE y el PSC, pero entonces ERC se descolgaría y toda la ecuación se vendría abajo.  

Los socialistas confían en que la irrupción de Aliança Catalana cortocircuite las opciones de pacto entre los soberanistas si logran la mayoría en el Parlament

La batalla con el PP

“Este domingo también está en cuestión el cambio del paradigma político en España. Aquí se dirime si los catalanes consideran que la política de Sánchez hacia Catalunya es buena o si prefieren la del PP”, señala un importante dirigente socialista. “El candidato de Alberto Núñez Feijóo es Puigdemont. Él quiere que gobierne Puigdemont. Sería la demostración de que el PP tiene razón y los acuerdos con el independentismo solo sirven para fortalecerlo. Nuestro relato es el contrario. Y lo importante es gobernar. Si lo hacemos, se acaba el rollo. Somos los únicos que podemos formar gobierno. Pero es más fácil hacerlo con 45 escaños en el Parlament que con 32”, añade. 

El umbral con el que los socialistas creen factible su llegada a la Generalitat se sitúa en 40 escaños. A partir de aquí, pese a que el PSC evita hablar de alianzas postelectorales y el PSOE subraya que los socialistas catalanes tienen “autonomía”, la idea que acarician unos y otros es la de un Govern en minoría presidido por Illa, con los apoyos externos de ERC y Comuns. Con cautelas, la impresión es que los republicanos aceptarían una fórmula de este tipo, tras su previsible mal resultado, para evitar una repetición electoral.  

La respuesta de ERC y Junts en el Congreso

El optimista escenario tampoco está exento de peligros para Sánchez. Desbancada por el PSC en el Palau de la Generalitat, y con su apuesta por el diálogo castigada en las urnas, ERC podría desentenderse de la gobernabilidad de España. Y Junts lo mismo, una vez lograda la amnistía. Pero en la Moncloa ofrecen varios argumentos para rebajar esta hipótesis. 

Ni republicanos ni posconvergentes se desentenderán de las votaciones en el Congreso, anticipa un ministro. “No hay que gobernar en tu comunidad para negociar con el Gobierno y pedir cosas para tu territorio. Al contrario. Todos los grupos quieren apuntarse el tanto de las mejoras conseguidas”, señala. 

Al mismo tiempo, en el entorno de Sánchez también se considera lejana la posibilidad de que Junts apoye una moción de censura liderada por el PP y secundada por Vox, pese a que Puigdemont llegó a coquetear con la idea. “Las consecuencias de algo así perjudican más a Junts que al PSOE. Nosotros podríamos dejar de gobernar, pero volveríamos tarde o temprano. En Catalunya, en cambio, no se perdonaría jamás que Junts hiciera eso”, sostiene un alto cargo. 

No todos los socialistas piensan lo mismo. Un histórico dirigente cree que los intereses de Illa y Sánchez entran en colisión en esta convocatoria, de forma que un buen resultado del primero sería malo para el segundo, al tambalearse la gobernabilidad del Estado. “Después del domingo, solo puede haber un presidente: Salvador o Pedro”, asegura. Pero no es la primera vez que este cargo augura la muerte política de Sánchez. Y el presidente del Gobierno, a pesar de su reciente tentación de tirar la toalla, ahí sigue.  

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