Consell de Barri

Las obras de transformación de un primer tramo de la avenida de Roma comenzarán en 2026

Barcelona desencalla la reforma de la avenida de Roma, el último ejemplar del urbanismo asfáltico del Eixample

El tramo de la avenida Roma pendiente de reformar. A la derecha, el edificio Estel, en plena reconstrucción

El tramo de la avenida Roma pendiente de reformar. A la derecha, el edificio Estel, en plena reconstrucción / Manu Mitru

El Periódico

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Roma, la avenida eternamente a medio remozar del Eixample, verá llegar las máquinas para encarar una primera fase de su reurbanización definitiva durante el primer trimestre de 2026, o sea, dentro del actual mandato municipal. Afectará a un tramo corto, entre Viladomat y Calàbria, justo delante del edificio Estel, actualmente en obras de reconversión, por fin, en una torre de oficinas. Nacerá de este modo una suerte de primer espacio de vida vecinal, casi una plaza, aperitivo de lo que vendrá después. De Calàbria a Entença, la avenida de Roma quedará pendiente para que la afronte el gobierno municipal que salga de las urnas en 2027, pero que encontrará ya en el cajón redactado y a punto el proyecto ejecutivo de la transformación.

El calendario de la reurbanización de la avenida de Roma (actualmente solo está realizado el tramo entre Casanova y Viladomat) ha sido presentado durante el Consell de Barri de la Esquerra de l’Eixample, una sesión vecinal en la que se ha abordado, además, cómo están los proyectos que afectan a otro de los grandes espacios pendientes de cambio en esa parte del distrito, la antigua cárcel Modelo. Antes de que finalice el mes de julio, por ejemplo, se dará a conocer el ganador del concurso que convertirá unos la porción más cercana a la calle de Nicaragua en el instituto escuela Xirinacs, un centro educativo de 10.000 metros cuadrados de techo, una patio de 3.500 y un polideportivo subterráneo.

Los árboles de la discordia

La Esquerra de l’Eixample tiene por delante, eso es evidente, una década de profunda transformación, iniciada parcialmente con la parte de los ejes verdes que le corresponden, los de Borrell, Rocafort y la mitad de Consell de Cent, pero el consejo de barrio, un espacio en el que los vecinos pueden dialogar directamente con el concejal del distrito, actualmente Jordi Valls, ha quedado una vez más, como era previsible, absolutamente copado por la tala de árboles prevista en el parque de Joan Miró, un centenar, por culpa de las obras de la línea L8 de los Ferrocarrils de la Generalitat. Nueve de cada 10 intervenciones han abordado esta cuestión, sobre la que el concejal y los vecinos han chocado en varias ocasiones con anterioridad sin que una y otra parte se hayan movido de sus posiciones. Si acaso, la única novedad sobre la mesa es que las máquinas que abrirán en mitad de la plaza un pozo para extraer las tierras de la tuneladora del ferrocarril llegarán el próximo 15 de julio.

Los vecinos se oponen a la pérdida de todo árbol en uno de los barrios con menos verde por habitante de toda la ciudad y el ayuntamiento, aunque la obra es una iniciativa de la Generalitat, sostiene que la solución más viable desde el punto de vista de la ingeniería pasa por abrir el pozo en ese parque y no en el recinto de la Fira, como reclaman los opositores a este plan.