Granja Montsant

Emotivo cierre de un bar de toda la vida en el centro de Barcelona: "El corazón se nos rompe"

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Exterior de la Granja Montsant, en la calle Urgell 108

Exterior de la Granja Montsant, en la calle Urgell 108 / Barcelona Singular

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El cierre de bares históricos de barrio despierta olas de nostalgia en Barcelona, y también críticas al rumbo de la ciudad. Esta semana se suma al goteo de persianas que bajan la Granja Montsant, en la esquina de la calle Urgell con Consell de Cent. Se despide de varias generaciones de clientes este viernes, antes de ver terminada la pacificación total de Consell de Cent con la controvertida 'Superilla' municipal.

No cierra por falta de clientes, sino por el agotamiento de la propietaria y la reciente muerte de su madre, que había sido "el alma del local". "Este julio cumpliríamos 41 años", ha lamentado la actual propietaria, Rosa María Puig, al agradecer en Twitter las palabras de afecto recibidas tras la difusión de la noticia. La ha dado a conocer el periodista Marc Piquer (Barcelona Singular), bloguero y colaborador de este diario. En un tuit viral este jueves, Piquer loa los "excelentes biquinis" que sirve este bar y detalla que el chivatazo del cierre le ha llegado de otro vecino tuitero.

El negocio lo abrió el padre de Puig durante los años ochenta, al transformar en cafetería la lechería heredada de los abuelos. Un vestigio de un Eixample con establos de vacas que procuraban leche fresca a los residentes, una estampa cotidiana hace un siglo y hoy impensable. "Son los clientes y vecinos como tú por los que el corazón se nos rompe", ha agregado la dueña, en referencia al vecino que ha dado la voz de alerta a Piquer.

Los comentarios no se han hecho esperar. "Trabajé en esa esquina durante 10 años, y son incontables los bikinis y lomo con queso que he comido. Qué grave", apunta un usuario. "Oooooh, ¡la de meriendas y fiestas de cumpleaños que hacíamos allí al salir de la escuela!", contesta otra. Un tercero se plañe porque tendrá que cambiar de café: "Los últimos 7 años he tomado dos cafés cada mañana, el mejor café del barrio. Las echaremos de menos".

La tristeza no es la única reacción. También hay una cocinera que da a entender que podría interesarse el traspaso del local. Y varios usuarios que sitúan este caso como ejemplo de una deriva negativa de la ciudad: "El barrio se está quedando sin bares normales" o "Entre otras razones es por eso que no hemos marchado de Barcelona" son algunos de los comentarios críticos. "En Instagram quedará muy bien la Superilla, pero el alma del barrio se va perdiendo... Que no se convierta en un Vivari", remacha otro.