Las tramoyas del día de la rosa y el libro

Drac, el programa que gestiona Sant Jordi y ahuyenta a los granujas

Barcelona 23-04-2022 Icult. Ambient Sant Jordi. llueve granizo en paseo de gracia.. AUTOR: MANU MITRU

Barcelona 23-04-2022 Icult. Ambient Sant Jordi. llueve granizo en paseo de gracia.. AUTOR: MANU MITRU / MANU MITRU

C. C.

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Mucho se habla de la hazaña de Sant Jordi, que mata al dragón para salvar a la princesa, leyenda surgida en el siglo XIII de la pluma del fraile dominico Jacopo da Varazze, y muy poco, en cambio, del supuesto soldado romano convertido al cristianismo que dio pie a la veneración de un santo con ese nombre por el tremendo martirio al que fue sometido por sus creencias. Se supone que fue torturado durante siete años, ahí es nada, de formas tan terribles que es mejor no enumerar aquí, no sea que haya menores que lean este texto. Su leyenda es de aquellas que la Iglesia mira de reojo, porque, como si desafiara a quien no debería, se asegura que durante esos siete años de tormento Jordi murió y resucitó tres veces. No suelen hacer sermones los curas por estas fechas celebrando esa exageración sobre la que Da Varazze construyó el mito. Ya se lo dice el padre Karras al detective en ‘El exorcista’ cuando este le pide le dé una pista: desconfíe de los dominicos.

La cuestión (dedicado el primer párrafo no a la noticia, sino al contexto) es que en las oficinas municipales del distrito del Eixample se ha celebrado siempre la Diada de Sant Jordi, como corresponde, se ha llegado con rosas a la oficina y se han compartido lecturas, pero también, durante décadas, las vísperas de Sant Jordi han sido fechas de insufribles tormentos para los funcionarios. Cada solicitud para instalar una parada en la calle, de libros o de rosas, era un expediente que se entregaba a mano, o sea, una par o tres de miles de solicitudes que, ahí estaba lo peor del tormento, reclamaban en muchos casos la misma esquina, por ejemplo, paseo de Gràcia con Gran Via, lo cual generaba después de un lento proceso de reformulación del expediente y de reasignación. “Era un trabajo colosal, que tenía a todo el personal disponible trabajando en jornadas extenuantes, unos 3.000 trámites para una único día”, explica Elisenda Capera, mucho más relajada este 2023 a solo 10 días del día de la rosa, el libro y todo lo adyacente, porque desde hace tres años el distrito del Eixample cuenta con la ayuda de un programa que, qué curioso, a la hora de bautizarlo han descartado que se llame Jordi y han preferido que su nombre sea Drac.

El programa, en realidad ya estaba testado y a punto en 2020, año, no obstante, sin celebración por culpa de la pandemia. 2021 y 2022 han servido para certificar que el engrasado de esa nueva maquinaria era la adecuada. ¿Cómo? No bastaba con fiarlo todo a la informática, destaca Capera. “Hemos mantenido reuniones con la comunidad gitana, protagonista, como se sabe, de buena parte de la venta de rosas, para garantizar que no se quedaran fuera por culpa del salto tecnológico”. Tramitar con el teléfono una solicitud puede parecer, en un primer momento, poco menos que escala una cima, pero a la hora de la verdad Drac funciona esencialmente como la compra de entradas por internet para ir al cine o al teatro. Aparecen las butacas disponibles y se reservan. Las librerías, eso sí, gestionan sus propios espacios a través del Gremi de Llibreters. No hay interferencias.

Los granujas

Todo esto, por supuesto, son solo las tramoyas de la Diada de Sant Jordi, puede que aparentemente algo sin interés para quienes ese día simplemente saldrán a pasear y hacer lo que marca la tradición. Pero tampoco está de más saber que Drac, de paso, ha sido útil para dejar fuera a los aprovechados, como a esos pillos que años atrás tramitaron decenas de solicitudes y luego subarrendaban el espacio asignado a estudiantes a cambio de una tasa.

El caso es que, tan buen resultado ha proporcionado Drac que el resto de distrito de la ciudad se han hecho con una copia del programa para gestionar Sant Jordi en sus respectivos barrios, pero es el Eixample, sobre todo después de la creación de la ‘superilla’ literaria, donde más actividad se registra. Unos 3.000 de los casi 5.000 puestos de venta de la ciudad están en este distrito, una cifra ni siquiera condicionada por las obras curso en Consell de Cent, Girona, Borrell y Rocafort, los ejes verdes, calles urbanizadas de tal modo que, según los responsables municipales, no está previsto que acumulen demasiadas en la edición de Sant Jordi de 2024.