Parque Joan Miró
Barcelona cierra los pórticos de una biblioteca donde se cobijan personas sin hogar
Vecinos y una escuela elevaron quejas al ayuntamiento por incivismo, suciedad y malos olores en el entorno
La fundación Arrels ve la obra como una muestra de "arquitectura hostil"
Meritxell M. Pauné
Periodista y jefa de 'Gran Barcelona'
Periodista especializada en información local de Barcelona y Catalunya. Responsable de la sección 'Gran Barcelona' desde septiembre de 2022. Antes, en los diarios TOT Barcelona y La Vanguardia, entre otros. Profesora de Periodismo digital en la UIC tres cursos y puntualmente del máster del Observatori de la Cobertura de Conflictes. Colaboradora en prensa vecinal ('Carrer', 'Cap a peus') tertulias de televisión y radio (betevé, Catalunya Ràdio, Ràdio Estel...), libros de historia local ('Retrats per la memòria', 'Objetivo Venus', 'Josep Maria Huertas Claveria i els barris de Barcelona') e investigaciones académicas (Observatori de la Cobertura de Conflictes, Periodismo UAB).
El Ayuntamiento de Barcelona reformula el exterior de la biblioteca Joan Miró, en el parque homónimo del Eixample, ante el incivismo y las quejas vecinales de los últimos años. Esta semana han empezado las obras para ‘cerrar’ su perímetro: eliminados los espacios, el consistorio pretende poner fin a los usos controvertidos.
Y es que la Joan Miró tiene una arquitectura singular: cuerpo rectangular de dos alas, un gran estanque alrededor y pórticos abiertos en los laterales. Un diseño de autor (Beth Galí, Màrius Quintana y Antoni Solanas) para el primer edificio de Barcelona concebido de inicio como biblioteca, estrenado en 1990. Sin embargo, el lago vacío desde hace años, vandalismo y botellón han provocado malestar entre vecinos, usuarios del parque y familias de una escuela cercana por suciedad y malos olores.
Los laterales alojaban últimamente un grupo de personas sin hogar, que deberán buscar otro cobijo. De hecho, este martes mientras los operarios colocaban ladrillos en el ala sur de la biblioteca, la norte mantenía aún una tienda de campaña, colchones y ropa de un campamento de sintecho. La fundación Arrels, especializada en la atención a este colectivo vulnerable en Barcelona, califica la obra de "hostil".
Fuentes municipales detallan a EL PERIÓDICO que el distrito del Eixample realiza ahora “una primera actuación de mejora” con el cierre perimetral de los dos extremos, que hasta ahora quedaban resguardados por pórticos y eran frecuentados por sintecho. La intervención dura dos meses y generará dos nuevos espacios que la biblioteca podrá usar “para hacer alguna pequeña actividad cuando haga buen tiempo”, argumenta el consistorio.
Una parte de la nueva piel será muro opaco pero la mayoría será de chapa de acero perforada, para que entre luz y ventile. “El espacio ganado para el equipamiento estará protegido y actuará también de salida de emergencia”, apuntan las mismas fuentes. Las obras llevan como añadido una actuación de limpieza del entorno, a través de la brigada especial del Pla Cuidem.
Arrels ve "hostil" la obra
El director de la fundación Arrels, Ferran Busquets, consultado por este medio, lamenta este tipo de actuaciones en espacios de Barcelona que ejercen de refugio precario para quiénes no tienen nada. "Cuando hablamos de arquitectura hostil, precisamente es esto: elementos que ponemos para echar a personas que duermen en la calle", zanja. Lo atribuye a que "su presencia provoca inquietudes" y critica "poner más difícil la vida de algunas personas que no tienen donde ir". "Al final solo movemos la situación para que otros vecinos repitan la misma historia", advierte.
Por ello, Arrels pide al Ayuntamiento y al resto de administraciones que "solucionen el problema de estas personas que duermen en la calle", que es disponer de un techo digno. Y a los vecinos, ruega "que pidan soluciones para las personas, más que soluciones a un 'problema' que al final solo se mueve a otro espacio para volver a empezar".
Solución definitiva, más adelante
Este cierre perimetral no resuelve por completo las quejas, que también se extienden al estanque, la vegetación o el ruido. El distrito asegura que está trabajando con biblioteca, vecinos y entidades usuarias del parque para concretar un Plan Director del parque Joan Miró. Este documento dibujará “las diferentes actuaciones que hay que hacer en los próximos años y propondrá una solución definitiva de los entornos de la biblioteca”.
El estado del parque y la biblioteca también han derivado en controversia política, puesto que en enero Junts reclamó al ayuntamiento con un acto en este escenario que “salvara” el parque Joan Miró. En octubre ya había llevado al pleno del Eixample esta misma reivindicación.
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